La ciudad alemana “Andernach” se ha hecho famosa en todo el mundo al cultivar huertos en lugares públicos en vez de los clásicos jardines, parques y zonas verdes.
Andernach es uno de los mejores ejemplos de la agricultura urbana en el mundo y se ha convertido en un destino para los turistas desde 2010, cuando se inició el proyecto.
El creador es Heike Boomgaarden «ingeniero de jardines» y según palabras suyas “este proyecto tiene aún mucho futuro por recorrer aquí en Alemania y en las grandes ciudades del mundo.
Los ciudadanos contribuyen activamente a la creación y preservación de estos huertos públicos y también traen nuevas ideas para mejorar el proyecto que ya cuenta con más de 8000 metros cuadrados de parterres y jardines donde se pueden ver también animales criados como cerdos, ovejas, vacas y pollos.
La ciudadanía se ha involucrado activamente en este proyecto verde y gracias a ellos se ha conseguido abaratar los costes que tiene: muchos vecinos cavan, siembran, riegan, podan y, por supuesto ayudan a cultivar en los huertos. Se realizan cada cierto tiempo debates sobre qué plantar en cada parcela, comenta uno de los cerebros de esta iniciativa, la especialista en jardinería Heike Boomgaarden.
Todo esto, está disponible para todas las personas que pueden degustar los productos y hacer realidad las diferencias de color, sabor y apariencia.
La ciudad conserva las ruinas de un castillo medieval con un foso seco, donde se han plantado diferentes verduras que demuestran la amplia gama de productos que se pueden plantar después de considerar las condiciones favorables del suelo.
Finalmente los cultivos que crecen fuera de la ciudad se venden en tiendas especiales de precio con descuento.
Este gran proyecto ya ha recibido un buen número de premios por su contribución con el medio ambiente, el desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático, además a causa del gran alboroto que se ha creado más de 300 localidades y municipios de Alemania, Países Bajos, Suiza o Austria, incluso de Sudáfrica y Australia, han pedido información sobre el proyecto.
Algunas ciudades como las germanas Minden, Kassel o Waldkirch, o las austriacas Kirchberg y Wagram, ya se están volviendo también ciudades comestibles.