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Los alimentos naturales son muy recomendables pero no todos son saludables. La industria alimenticia tiende a reducir los alimentos procesados y a escoger productos sin aditivos. No nos tenemos que fiar solo porque ponga en la etiqueta la palabra “natural”. Los alimentos naturales de verdad son los que están recién cogidos, frescos, sin modificaciones de la industria. Sobre todo, no han sido procesados con elementos químicos que los alteren.
La organizaciones de consumidores denuncian que muchos alimentos denominados «naturales», en realidad, poseen aditivos y son modificados de manera industrial. Conviene leer los ingredientes y no las descripciones más vistosas del alimento.
Los alimentos naturales se ha convertido en una herramienta de marketing muy poderosa. A todo el mundo le atraen conceptos como «orgánico» o “natural”. Los fabricantes buscan crear un sentimiento positivo en el consumidor para que compre.



Alimentos naturales que no son sanos
A continuación, vamos a estudiar alimentos naturales que son fáciles de encontrar en la naturaleza pero con poca calidad nutricional.
La nata es la grasa natural que posee la leche, es un producto sin aditivos ni procesamiento. Pero tiene muchas calorías y grasas saturadas. Por ello, los médicos recomiendan moderar su consumo.
La mantequilla podemos elaborarla en casa de manera natural. Pero se elabora a partir de la grasa de la leche recién ordeñada. Tienen muchas grasas y calorías concentradas.
La miel industrial puede contener muchos azúcares agregados. Es cierto que es antioxidante pero si no es pura no es recomendable para nuestra dieta diaria.
Alimentos naturales de alta densidad nutritiva
Las frutas y verduras frescas son muy recomendables. Aportan fibra, antioxidantes, micronutrientes y agua. Las legumbres también son muy nutritivas, ayudan a mantener el cuerpo en forma. Son una buena fuente de fibra y proteínas vegetales.
Los cereales integrales son ricos en fibra, vitaminas y minerales. Producen efectos saludables en el organismo que los diferencian considerablemente de las harinas refinadas. Recomendable comer avena, arroz integral, trigo integral y derivados, maíz, y pseudocereales como la quinoa o el amaranto.
No pueden faltar en la lista los frutos secos y semillas como nueces, avellanas, almendras, pipas de girasol o calabaza, lino o chía. Se trata de alimentos ricos en grasas insaturadas, fibra, proteínas vegetales, antioxidantes, vitamina E, potasio, magnesio y vitaminas B.
El pescado azul aporta proteínas como el hierro, vitamina D, calcio, vitamina A y potasio. El aceite de oliva extra virgen contiene buenas grasas y antioxidantes.
¿Qué es la quimiofobia?
La quimiofobia es el rechazo a lo artificial, a todo aquello que contiene sustancias químicas. Como la mayoría de las fobias, hay mucho desconocimiento y se dejan llevar por lo irracional. La química está presente en todo aquello que nos rodea. La quimiofobia en el ámbito alimentario se ha centrado en los aditivos. Los productos con muchos aditivos probablemente son los más procesados.
Para averiguar si un alimento es de buena o mala calidad hay que fijarse en tres aspectos del etiquetado. Hay que mirar bien la denominación del alimento, que no intenten colarnos un sucedáneo de peor calidad. Los ingredientes aparecen en lista de mayor a menor calidad. Si encontramos en primer lugar harinas refinadas, azúcar, grasas vegetales de mala calidad, este producto no es saludable. En la tabla de valor nutricional, tenemos que fijarnos en la cantidad de sal y las grasas saturadas.
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