Muchos nos hemos preguntado alguna vez si es sostenible la alimentación de proximidad, la respuesta la vamos a conocer en este post. Otras de las dudas razonables que vamos a aclarar es si es mejor comprar unos kiwis de Nueva Zelanda o comprarlos de los huertos más cercanos.
Los productos de proximidad son aquellos producidos a poco kilómetros de donde vivimos, reducimos los costes energéticos y de polución ocasionados por el transporte. Se trata de una buena forma de hacer crecer la economía local y conseguiremos que las emisiones de CO2 a la atmósfera sean menores. Además, al reducir el desplazamiento ganamos en productos más frescos, mejor sabor, con más nutrientes y llevarán menos aditivos.
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La alimentación de proximidad es sostenible si apoyamos a los productores locales
Los productos de proximidad suponen una alternativa mucho más sostenible que la de suministros de alimentos a gran escala. La base para un mundo sostenible está en apoyar a los agricultores y productores locales. Apostando por alimentos naturales con todos sus nutrientes y sin químicos.
Por qué comprar naranjas de Marruecos, aguacates de México, Kiwis de Nueva Zelanda cuando alrededor nuestro tenemos estos productos. España importa cada año más de dos millones de toneladas de frutas y hortalizas de Latinoamérica. Los plátanos, melones o sandías proceden en su mayoría de miles de kilómetros de distancia. ¿Tiene sentido?.
Por ello, es importante concienciar y la educación desde pequeños tanto en casa como en los colegios. Generando hábitos de consumo en los más pequeños donde nos basemos en una alimentación saludable, nutritiva y de producción sostenible. Los padres y profesores deben dar ejemplo y poner en práctica lo que intentan enseñar a los pequeños.
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Beneficios de comprar alimentos de proximidad
Los productos de proximidad tienen muchos beneficios, pero tenemos que intentar que además sean ecológicos. Es decir, sin alimentos tratados con pesticidas, fertilizantes o sustancias químicas que no son buenos para nuestra salud.
Son mas frescos
Los productos de proximidad son más frescos, de temporada, no necesitan conservantes. No pasarán por una cámara de frío ni necesitan estar envasados, ni almacenados. Los alimentos de proximidad tienen mejores aromas así como un sabor más intenso que nos recuerda un poco la infancia. Además, respetando el ciclo natural de frutas y verduras. Cada estación tiene un nuevo sabor y olor que nos conquistará.
Más éticos y justos
Comprando productos de proximidad frenaremos la distribución a gran escala y ayudaremos a productores locales. Indirectamente, ayudamos a aquellos campesinos que son explotados produciendo grandes cantidades a bajo precio. Estos reciben un suelo injusto con su trabajo. El consumo a gran escala solo beneficia a las grandes empresas, que solo miran por sus intereses.
Fomentan la biodiversidad
Al comprar en comercios de proximidad contribuimos a fomentar la biodiversidad. Ayudamos a la producción de las variedades autóctonas de las miles de especies agroalimentarias. Muchas especies con historia en nuestra tierra están desapareciendo por el olvido de la producción a gran escala. De este modo, también mantendremos la tradición, nuestros abuelos eran agricultores. Han creado la filosofía slow food, comida tranquila con productos de kilómetro 0. Consigue la unidad familiar entorno a pequeñas explotaciones agrarias que pueden incluso crear trabajo entre nuestros hijos.
Menor impacto ambiental
Con la alimentación de proximidad minimizamos la emisión de CO2, los productos no hay que transportarlos durante miles de kilómetros, con la consecuente reducción de la huella de carbono.
La alimentación sostenible cada día tiene más adeptos más concienciados con el planeta. Hay un interés por conocer el origen de los alimentos y de otros productos responsables con el medio ambiente. Este tipo de alimentos suelen ser más caros, pero cuanta más gente haya concienciada y aumente la producción, los precios tenderán a bajar.
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