Fuera glifosato y pesticidas de la agricultura y la alimentación
La mayoría de la superficie agraria mundial recibe cada año millones de toneladas de pesticidas sintéticos que, cada vez se usan más en parques, jardines, campos de golf y cunetas de las carreteras.
Los pesticidas combaten el exceso de hierbas y las plagas de cultivos, abejas y ganado. Pero también afectan a los seres vivos directamente o por su acumulación y persistencia en suelos, aguas, aire o el propio organismo de su víctima, incluido el/la agricultor/a y su familia.
Pesticidas ¿La solución?
Los pesticidas se presentan como la solución para agricultores y ganaderos en apuros. Sin embargo, forman parte del problema. La llamada «agricultura convencional» es víctima de sus soluciones. Los químicos aumentan la resistencia de las especies que combaten, diezman a los insectos que frenan las plagas y debilitan la capacidad del suelo para albergar vida, nutrir a las plantas fortaleciéndolas, para superar enfermedades y plagas. Un suelo contaminado y repleto de patógenos es aún más frágil si se le aplican pesticidas. A su vez, las plantas y el ganado dependientes de este suelo necesitan ayuda externa porque su sistema inmunológico es cada vez más débil. El resultado de este ciclo es: suelos, plantas, animales y personas enfermos, cambio climático, destrucción de la biodiversidad, aumento de costes y ruina de l@s agricultor@s atrapados por este ciclo.
Fuera glifosato y pesticias, el engaño
La FAO, Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación propone reducir el uso de pesticidas. La Agricultura Integrada es un maquillaje de las multinacionales agrofitosanitarias porque, aunque plantea reducir el uso de agroquímicos priorizando la lucha biológica y la rotación de cultivos, sólo lo realiza cuando la alternativa biológica también es suya.
España, el país mas tóxico
España es el país europeo que más pesticidas emplea, 80.000 toneladas al año incluyendo sus coadyuvantes, algunos de ellos mucho más peligrosos que la sustancia activa. Lo hace en agricultura, ganadería, superficies forestales, jardines, interiores de viviendas y oficinas, lindes de las carreteras y hasta en las cabezas de nuestros hijos al despiojarles. Esta cantidad explica que aguas superficiales y subterráneas, flora, fauna y alimentos, contengan tóxicos productores de cáncer, trastornos neurológicos, infertilidad, malformaciones, problemas hormonales e inmunitarios, etc.
Fuera glifosato y pesticidas ¡matan!
En el mundo los pesticidas matan 220.000 personas al año y 25 millones sufren algún tipo de envenenamiento. También afectan a quienes beben agua de ríos o acuíferos afectados por la contaminación, acumulándose en el tejido adiposo de sus cuerpos los residuos de químicos ingeridos con los alimentos. Además de las intoxicaciones agudas -subestimadas porque muchos trabajadores agrícolas no acuden a centros hospitalarios- las muertes se producen por exposición a los pesticidas o por suicidio[1].
La FAO advierte de los «efectos sobre la salud a largo plazo, por interacción de múltiples plaguicidas, especialmente en grupos vulnerables (bebes, embarazadas, adolescentes y enfermos)». La investigación en España asocia la exposición a pesticidas con: arritmias, dermatitis de contacto, diversos tipos de cáncer, trastornos neurológicos, infertilidad, malformaciones, daños cognitivos, problemas tiroideos e inmunitarios.
Los pesticidas se caracterizan por su persistencia en el tiempo, su bioacumulación a lo largo de la cadena alimentaria y su efecto «cóctel» que se multiplica al combinarse con otros.
¿Qué dice la normativa?
Con el Reglamento 1107/2009, la Unión Europea ha prohibido el uso de sustancias carcinógenas en humanos y animales y de sustancias con Capacidad de Alteración Endocrina (EDC) o disruptores endocrinos. La prohibición de EDC es inútil porque no especifica cómo medirlos. De las 483 materias activas autorizadas como pesticidas, entre 53 y 162 son EDC.
Además del contacto directo, los pesticidas contaminan con su presencia como residuos en la alimentación. En el 5% de las muestras de análisis de alimentos realizadas en la UE, están por encima de sus límites legales máximos. En el 24%, aparecen residuos de varios pesticidas.
En España, los análisis no miden todos los pesticidas, ni en todos los alimentos, ni recogen la presencia de EDC por debajo de los límites legales. No buscan glifosato -el más empleado y calificado por la OMS como posible cancerígeno en humanos-. Los más peligrosos son los disruptores endocrinos (EDC) porque -incluso a dosis muy bajas por debajo de los límites legales- alteran el equilibrio del sistema hormonal, especialmente en el embarazo, la niñez y la adolescencia y se transmiten a los descendientes.
En los análisis aparecen, dentro de los límites legales, nada menos que 33 pesticidas disruptores endocrinos. La lucha contra el cáncer exige respetar el Principio de Precaución mediante un Plan de reducción de pesticidas -sobre todo EDC- que asegure la protección de nuestras aguas subterráneas y la reducción drástica de la contaminación en alimentos.
La agricultura ecológica, al no emplear pesticidas químicos, es la única que puede garantizar una alimentación no contaminada y el éxito de un plan de reducción de los contaminantes en aguas, suelos y vida silvestre.
Pilar Galindo
[1] Es el principal método empleado por su facilidad de acceso.
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