Por ser uno de nuestros alimentos básicos, no podemos prescindir de comer huevos. Ahora bien, hemos de conocer de dónde proceden. Criterios de sostenibilidad, lo saludable y lo ético nos deberían decantar hacia los huevos de procedencia ecológica.Por Juan Serrano Gandía -1 febrero, 201702432



Huevos. La producción convencional del huevo. Repercusiones sobre el medio y la salud
Sensibles a las condiciones de las gallinas, varias de las cadenas de distribución más importantes de Francia, como Carrefour, Lidl o Aldi, han dado la espalda a los huevos de gallinas criadas en jaulas y acaban de anunciar que van a dejar de venderlos en un espacio de tiempo.



Los datos son los que son. Así, mientras que en las grandes cadenas de supermercados en Alemania sólo el 1,5% de los huevos expuestos proceden de gallinas en jaulas, el 90-95 % de los huevos que se consumen en España son de gallinas enjauladas. Nos podríamos plantear, el consumo de huevos enjaulados y ecológicos, ¿Es una cuestión más ideológica que moral?, ¿Son muy semejantes nutricionalmente? ¿Se extenderá esta medida en nuestro país? Así, mientras que los representantes de la denominada “industria del huevo”, se posicionan en que las diferencias de sabor y de propiedades alimenticias entre un huevo de gallina de jaula, de suelo, campero o ecológico es una cuestión de matices, otras organizaciones hablan de un trasvase clarísimo hacia los productos que tienen en cuenta la sostenibilidad, el cuidado animal o la responsabilidad social y medioambiental. En el medio, nuestras principales cadenas de distribución, han tenido por callada su respuesta.
Huevos. Etiquetado y código
Si bien los consumidores tenemos una pobre costumbre a leer la etiqueta de los alimentos, en el caso del huevo, esta costumbre se minimiza a cotas muy bajas, estimándose alrededor de un 2%. La actual normativa europea es muy clara, de modo que todos los huevos que se venden en establecimientos regulados llevan escrito en su cáscara o en el paquete un código alfanumérico a modo de matrícula. Así, la etiqueta del envase de huevos y el código impreso en la cáscara ofrecen información de gran valor para el consumidor y merece la pena que la analicemos. Este “DNI” impreso en todos los huevos comercializados describe el sistema de producción, es decir, su clase de cría (de la que hablaré más adelante), país de origen, provincia, municipio y granja de origen, en este orden. En algunas ocasiones las etiquetas incluyen más datos que no son obligatorios, como la fecha de puesta de los huevos, la alimentación de las gallinas o la composición nutritiva del huevo.
Huevos. Sistema de producción como origen



Retomando los códigos antes mencionados, tal y como aparece en la figura, el primer dígito del código es un número que va del 0 al 3. El cero indica que la producción es ecológica, es decir, la gallina ha pastado libremente y sólo se ha alimentado con productos naturales. El uno, indica que el huevo es de origen campero, es decir, la gallina vive suelta, pero complementa su alimentación con pienso tradicional. La numeración que comienza por dos nos hace ver que se trata de un huevo procedente de gallina criada en granja, en el suelo, pero sin acceso al exterior. Por último, los huevos que inician por tres, nos indican que se trata de una gallina de jaula, animales hacinados. Por lo tanto, que no nos hagan confundir “huevos de gallinas de suelo” como “’gallinas en libertad”. El hacerlo puede suponer un fraude.
Por un consumo de huevos más saludables procedentes de gallinas no enjauladas
Creo adecuado el consumo preferente de los huevos procedentes de las tipologías 0 y 1, en base a los siguientes motivos.
- Motivos económicos. Si una docena de huevos camperos ronda los 3 euros, frente a los uno y pico euros que cuestan los considerados “normales”, pudiese parecer que la diferencia es muy grande; y lo es. Sin embargo, a sabiendas que en nuestro país se consume una media de 138 huevos por habitante y año y que el consumo semanal aconsejado puede ser de 4-5 huevos a la semana, esta diferencia económica es muy relativa y prácticamente insignificante.
- Motivos nutricionales. Mi buena amiga, la reconocidísima Dolores Raigón, catedrática de Escuela Universitaria de la Universidad Politécnica de Valencia y Presidenta de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica, afirma que los alimentos ecológicos de origen animal, como el huevo, presentan mayor contenido en proteínas. Además, al tener las gallinas más espacio para moverse, queman más grasa. Este aspecto va a repercutir en que los huevos ecológicos contienen un 42% menos de grasa. Incluso su perfil lipídico es mejor (la calidad de grasa es más saludable; un 8% más de ácido oleico) Incluso al valorar la cámara de aire de huevos procedentes de gallinas de cultivo ecológico e intensivo, se aprecia que es menor en los primeros, aspecto importante ya que es un indicador de que los huevos ecológicos mantienen su frescura durante más tiempo.
- Motivos de bienestar animal. La retirada del mercado de los huevos de gallinas que viven hacinadas en las jaulas, al eliminar el estrés del animal influye no solo en la calidad de ese manjar que es el huevo, sino que entronca con una tendencia imparable englobada en parámetros de sostenibilidad, lo saludable y lo ético.
Por lo tanto, si puedes, consume huevos ecológicos con la numeración 0. Las gallinas lo agradecerán y tu salud… también.
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