La alimentación emocional.

Contenido revisado y validado por nuestros expertos del comité asesor.

Para un correcto crecimiento y desarrollo, todos los seres vivos precisan alimentarse. Pero además de ser alimento, la comida juega también un papel fundamental en la sicología de las personas, y conocer los mecanismos de esta relación es necesario para mantener una conducta alimentaria saludable.

Comer es un acto social que nos acompaña ya desde el nacimiento. Aprendemos a alimentarnos en estrecho contacto con nuestra madre. Al amantar al niño la madre esta trasmitiéndole unas emociones afectivas, mediante sus caricias, su atención, creando unas emociones que, para bien y para mal, estarán presentes en su futura relación con la comida.

Cuantas veces decimos u oímos: «tengo el corazón el la boca», «hacer de tripas corazón», «siento mariposas en el estómago», son frases hechas o ¿existe un vinculo real entre las emociones y nuestro sistema digestivo?
El vinculo existe y de la relación entre emociones y alimentación, se derivan conductas en las se busca, en la comida, una finalidad muy diferente a la que realmente tiene, y unos simples malos hábitos pueden degenerar en serios los trastornos alimenticios.
Hay personas para las cuales comer en soledad puede ser desagradable, incomodo e incluso triste. Otras comen por aburrimiento, para reducir la ansiedad. Estas situaciones son mucho más comunes de lo que podría pensarse y la situación se agrava dado que en esas condiciones se tiende a recurrir a alimentos híper calóricos.

Puede llegarse a una situación en la que comer es una forma de autolesión, una necesidad de castigarse a uno mismo, de paliar la culpa, de llenar un vacio ingiriendo grandes cantidades de alimentos, llegando a dañar la salud. Los extremos de estas conductas son la anorexia o bulimia nerviosa, aunque existen otros trastornos alimentarios, menos graves, y muy comunes en las sociedades desarrolladas, enfermedades que guardan una estrecha relación con los miedos y otras emociones.

Por eso es tan importante que enseñemos a los niños a tener una relación sana con la comida evitando recompensarlos mediante un pastel, un helado, o cualquier otra chuchería. Y tampoco es aconsejable usar la comida como castigo privandoles del postre o las golosinas que les demos a los demás, o mandarlos a la cama sin cenar. Actitudes que comúnmente se usan y que convierten la comida en un premio o castigo que puede producir modificaciones de la autoestima.

Hay que educar en la máxima de: comer, en la cantidad justa, y con la adecuada variedad de alimentos, y hacerlo desde la necesidad de nutrirse para garantizar la salud, totalmente al margen de las emociones.

Texto: Teresa Torrejón
Fotos: 1 y 2 es.wikipedia.org, 3 pixabay.com

 

 

Teresa Torrejón

Licenciada en Historia por la Universidad Politécnica de Valencia. UPV

Los usuarios/colaboradores de Revista cultivarsalud.com se comprometen a difundir información que sea verdadera y correcta de acuerdo a los conocimientos actuales

Articulos relacionados

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

McSano: Escaparate BIO

¿Sabías que...?

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies