Los 7 tipos de hambre

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Comer de manera consciente, nos ayuda a saber…

Dónde se encuentran “nuestros 7 tipos de hambre”.

¿Quién no ha estado comiendo y pensando a la vez, pero si no tengo hambre? ¿Por qué estoy comiendo? ¿Sentir una languidez repentina en el estómago viendo comida en la televisión, cuando en cualquiera de los múltiples programas de cocina que hay cocinan, o motivada por un delicioso aroma a pollo asado?

Hay muchos estímulos sensoriales externos o endógenos (es decir, que provienen de nosotros) que pueden dar lugar a que tengas ganas de comer, a pesar de no tener una necesidad real, es decir, fisiológica, de aportar calorías a nuestro cuerpo. En este post, te hablamos de los siete tipos más comunes de hambre y por qué es importante conocerlos para nuestro bienestar.

Dejando de lado el hambre o apetitoreal”, conoceremos que los motivos por los que sentimos la necesidad de comer, son otros muy distintos.
Entre las variables involucradas están entre otras, los hábitos, la cultura, la sensación de vacío, la tristeza y la felicidad, una decepción amorosa y muchas otras causas que nos pueden llevar a tener la sensación de tener  que comer.

La sensación de hambre

Y es en ese preciso momento que el apetito nos marca el ritmo natural de comer. Cuando de repente llega una sensación de hambre, dominante y urgente. Y comer en ese momento se convierte en una prioridad, en comparación con cualquier otra actividad que se esté llevando a cabo, como si literalmente estuviéramos «muriendo de hambre

Este antojo (o urgencia), es típico en las personas que padecen algún tipo de trastorno alimentario y representa, un hambre bulímica y compulsiva real, difícil de saciar o calmar, que nos lleva a darnos verdaderos atracones. Ocasionalmente, le puede ocurrir a personas que no padecen ningún trastorno alimentario, aunque es más frecuente que esto se sienta con frecuencia por personas que tienen dificultades para controlar su peso a través de dietas, sobre todo si la dieta es muy restrictiva.

¿Por qué tengo sensación de hambre?

Jan Chozen Bays (pediatra y maestra zen. Desde 1985 enseña meditación y mindfulness en el centro Zen de Oregón). Es autora del best seller “Comer atentos” (2009), que nos da las pautas para descubrir una forma de relacionarnos con la comida, saludable y alegre. En el mismo libro, Jan nos enumera los siete tipos de hambre que se pueden poner en activo a través de siete tipos de estímulos distintos y solo dos de ellos serían los que realmente constituyen una necesidad real de comer

¿Quieres saber más?: Comer atentos

Cada persona puede reconocer en sí misma cuál o cuáles (pueden darse varias  a  la vez), de estas siete hambres es la que con más frecuencia activa sus ganas de comer, cómo modifica sus hábitos alimentarios y cómo se controla en esa situación.

En este post, me limitaré a relacionar los siete tipos de hambre y una breve descripción de cada uno de ellos para que puedas reconocerlos e identificarlos siendo más consciente del acto de comer.

En primer lugar lo que tenemos que hacer es saber cual es el desencadenante del hambre, que estímulo activa el hambre compulsiva más que otros. De esta forma, podrás implementar estrategias simples para que evites el estímulo o, en el caso de los estímulos endógenos (los que parten de tu interior), aprender a reconocerlos antes de caer en la trampa de comer compulsivamente.

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Los siete tipos de hambre

Hambre de la nariz

En este caso, el estímulo es claramente del tipo olfativo. Por lo tanto, sucede que en presencia de ciertos olores particularmente agradables, especialmente si se trata de alimentos muy sabrosos, se  comienza a sentir una sensación de hambre que conduce a comer incluso sin tener apetito. Los alimentos calientes estimulan particularmente este tipo de hambre, ya que liberan olores más fuertes y perceptibles incluso a cierta distancia, como en el caso del pan recién horneado o el de un pollo asado cuando pasas por la calle.

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Hambre de los ojos

Existe un antiguo dicho muy acertado, que dice: ¡Incluso el ojo quiere su parte! y se refiere precisamente al hecho de que incluso la simple vista de los alimentos puede estimular el hambre. Te puede parecer obvio lo que estamos comentando, pero intenta pensar cómo. A pesar de no existir un estímulo olfativo, la simple visión de un plato puede desencadenar el hambre y hacerte la boca agua.
si quieres empezar a evitar este estímulo visual, entre otras cosas tienes que dejar de ver la televisión. La mayoría de los canales tienen programas de tipo concurso de cocina o para aprender a cocinar un plato. Si te sobre expones a las imágenes de los alimentos y platos te pueden llevar a querer darte atracones compulsivos.

Hambre por la boca

Se habla de la sensación de hambre en la boca cuando el sentido predominante es el gusto, pero también cuando el estímulo del hambre proviene de la simple necesidad de tener algo en la boca, es decir, llenarla. Sin que tenga nada que ver el sabor que el alimento pueda tener, una especie de compensación oral debido a características psicológicas particulares. Este tipo específico de hambre en la boca es común en el trastorno por atracón: quien se ve afectado por él, mientras se llena la boca, prácticamente no percibe el sabor de lo que come, sino solo la sensación de plenitud de la boca.

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Hambre por la mente

Este tipo de hambre está estrechamente relacionado con razonamientos o pensamientos automáticos (patrones de respuesta), involuntarios e incorrectos. Para entender a qué me refiero, tomemos el ejemplo de una persona estrictamente a dieta pero que no respeta la tabla de alimentos recomendada. Algunos de los pensamientos relacionados con este comportamiento pueden ser del tipo: «es mejor que tenga un desayuno más abundante si quiero llegar a la hora del almuerzo sin problemas«; o «He estado a dieta durante dos días, merezco una porción de pastel«; y de nuevo «ahora que me he pasado con la cantidad de calorías del día, bien podría comer esto o aquello«. Todos estos pensamientos son tan incorrectos como involuntarios y automáticos. 

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Hambre por el corazón

Se habla de hambre del corazón cuando el deseo de comer es una motivación debida a sentimientos de vacío, soledad o desesperación. Puede ser un modo de afrontar estos sentimientos (aunque no sea funcional), o puede surgir ocasionalmente (como si fuera un efecto lateral). Es habitual después de un periodo de duelo, desengaños amorosos o una la ausencia temporal de alguien entre otros.


Se podría decir de forma metafórica que cuando el corazón tiene hambre de amor, a falta de sentimientos que puedan satisfacer el hambre, bien se pueden sustituir comida. En estos casos, es muy común recurrir a alimentos saciantes y reconfortantes, ricos en azúcares, grasas y sal, alimentos muy sabrosos y cargados de calorías, a menudo chocolate o comida basura, que satisfacen la necesidad y te hacen sentir inmediatamente mejor.

Estos alimentos, de hecho, tienen un efecto estimulante en el circuito cerebral del placer, aunque luego, inevitablemente, vienen los  sentimientos de culpa o de arrepentimiento que desencadenan círculos viciosos, el malestar y frustración con uno mismo. La elección también puede recaer en alimentos relacionados con recuerdos agradables, la infancia o los amores del pasado.

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Hambre estomacal

De los siete tipos de hambre, este es el primero que puede indicar una necesidad real de comer. La sensación de un estómago vacío, que «ruge«, se siente cuando este órgano, el estómago, está completamente vacío. El proceso digestivo de la comida anterior ha llegado a su fin. Es conveniente saber que un estómago, no siempre tiene que encontrarse lleno (es necesario que tengas sus tiempos de vacío y reposo).

La sensación de hambre en este caso, puede estar simplemente relacionada con el hábito de comer en un momento determinado del día o unas horas determinadas y no con la necesidad de más calorías adicionales.
Además, hay algunos tipos de situaciones de tensión, ansiedades o estados de ansiedad que pueden dar la sensación de un estómago vacío por el simple hecho de que aumentan las secreciones de los jugos gástricos en el estómago.

Esto le puede ocurrir a las personas que sufren de gastritis (algo generalizado en la sociedad moderna), que empeoran en momentos de tensión y estrés: teniendo la sensación de que pueden calmar el dolor y la sensación de vacío solo comiendo, para repartir el exceso de jugos gástricos. En realidad, de esta manera, la producción de las secreciones de la mucosa gástrica se estimula aún más y puede conducir al desarrollo de úlceras pépticas. Cuando nuestro «depósito» nos avisa de que estamos en reserva, debemos aprender a distinguir sus motivaciones reales.

Hambre celular

En pocas palabras, se trata de hambre real, el hambre de verdad. Cada célula de nuestro cuerpo requiere de una parte de energía para poder funcionar a la perfección y garantizar la supervivencia de todo el organismo. A nivel celular, esta energía, que es consecuencia de complejos procesos de procesamiento de los alimentos que ingerimos, consiste en ATP (trifosfato de adenosina y  fuente de energía principal para la mayoría de los procesos celulares): la falta de esta molécula esencial para la vida desencadena una serie de reacciones bioquímicas que llevan el mensaje de «hambre» a nuestro cerebro.

Hoy en día, en nuestra sociedad es muy difícil sentir este tipo de hambre ya que normalmente, la ingesta diaria de calorías es más que suficiente, incluso excesiva. Pero este es el único de los siete tipos de hambre comentados en este post que, si se le sabe «escuchar» a través de las señales que nos envía nuestro cuerpo, puede informarnos sobre la cantidad y el tipo de alimentos necesarios y suficientes para nuestro correcto funcionamiento. Por lo tanto, es esencial recuperar una relación sana y directa con nuestro cuerpo, por ejemplo a través de ejercicios bioenergéticos o una plena atención a la relación que tenemos con la comida y conocer mejor nuestro cuerpo y nuestra mente. 

Me gustaría que después de leer estas breves descripciones, hayas identificado de entre todos los estímulos, cúal es el que más predomina o es el más desencadenante de tu sensación de hambre y si te han servido para sacar algunas ideas para contrarrestar el hambre compulsiva de forma más efectiva.
 

Alfredo José Corbín Ordóñezhttps://www.cultivarsalud.com/

Me gustan las personas que toman decisiones y son valientes, me gustan los que se informan y aprenden, los que se parecen por dentro y por fuera, los que ven la parte buena, los que se caen y se levantan. No me gusta la mediocridad, la mentira ni la injusticia. Me gusta dar de comer…

Técnico Superior en Comercio Internacional en Colegio Público Ausiás March
Técnico Superior de cocina y nutrición en Colegio Virgen al Pie de la Cruz
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