El consumo de alimentos ecológicos resulta más saludable, y ya no es porque lo pensemos todos o lo creamos así.

Los alimentos ecológicos tienen menos residuos de metales tóxicos y de pesticidas, totalmente lógico al cultivarse de la manera más natural posible. Y además poseen hasta un 60% más de antioxidantes que los alimentos cultivados que podemos encontrar en cualquier supermercado. Así dicen que consumir alimentos ecológicos de forma habitual es como si cada día consumiéramos una o dos raciones más de frutas y hortalizas por la cantidad de antioxidantes que proporcionan. Por intereses de unos y otros, se crean falsos mitos de la alimentación ecológica.

Alimentos ecológicos
Alimentos ecológicos

Y por supuesto la cantidad de metales tóxicos pesados que entra en nuestro organismo es mucho menor. Un producto orgánico tiene niveles de cadmio inferiores al 50% que los alimentos cultivados de otro modo, al igual que en nitrógeno (10%), nitratos (30%) y nitritos (87%). Y a todo esto podemos sumar los pesticidas, que si se detectan en los alimentos ecológicos es porque se ha producido una contaminación por parte de cultivos en campos vecinos que sí usan estos productos químicos.

Alimentos ecológicos, medio ambiente, alimentación y salud.  

Estamos dispuestos a gastar casi el doble (según revela una encuesta de autoconsumo), a la hora de comprar productos oprocedentes de la agricultura ecológica y esto responde a que los consideramos más genuinos, mejores y más respetuosos con el planeta. Cuando los servimos en nuestra mesa a la mesa, nos sentimos en armonía con la naturaleza y con nuestra salud.

Sin embargo, si lo analizamos más detenidamente, las cosas no son exactamente así. Lo orgánico no es sinónimo de sostenibilidad (no siempre, por lo menos), y tampoco es garantía de una calidad nutricional superior (este es precisamente el malentendido en el que se basan las campañas de marketing).

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Alimentos ecológicos, principios de la agtricultura ecológica

Los principios tradicionales de la agricultura ecológica se basan en el respeto al medio ambiente y la protección del agua, el suelo, los animales. En la agricultura ecológica está prohibido el uso de cualquier tipo de fertilizantes químicos y pesticidas; se favorece la rotación de los cultivos, fertilizando el suelo y protegiendo la biodiversidad; se excluye el uso de la agricultura intensiva, los antibióticos y hormonas . El objetivo es minimizar la huella ecológica, sin embargo no existen restricciones en la distribución y el comercio.

Alimetos ecológicos. Seamos sensatos

Si somos sensatos, es de ley hacernos algunas preguntas.

¿Cómo pueden, por ejemplo, ser sostenibles las frutas exóticas que provienen de cultivos orgánicos en América del Sur?
¿Realmente podemos pensar que las verduras orgánicas de las grandes marcas comerciales son
más ecológicas que los tomates, ensaladas y zanahorias comprados en el mercado local o que llegan a los comedores escolares sensibilizados

Las respuestas parecen casi obvias. “El combustible es uno de los factores que más pesa en el análisis ambiental del ciclo de vida de un producto. El hecho es que lo que se denomina orgánico,  no necesariamente implica que sea un producto local o de proximidad (es decir, producido en unos pocos kilómetros o lo que se comnoce también por KM0), estacional y, precisamente, sostenible.

En el pasado, estos conceptos iban de la mano pero con el aumento de las ventas de estos productos en los últimos años a pesar de la crisis, los productos orgánicos corren el riesgo de ser vendidos por industrias sin escrúpulos y traicionar los ideales originales. Esto también fue denunciado por una investigación llevada as cabo por el New York Times que revela el lado oscuro de los tomates orgánicos, redondos, frescos y rojos que llenan las tiendas estadounidenses todos los días: provienen del desierto mexicano, donde se cultivan con mano de obra local, con métodos de riego intensivo y tienen que recorrer miles de kilómetros para abordar aviones o camiones para llegar a los puntos de venta.

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Por mi sentido común, puedo admitir que surge un dilema en estos casos . Por supuesto, si se compara un producto orgánico y uno de agricultura convencional del mismo lugar de procedencia, el primero (orgánico), sería más sostenible que el de agricultura convencional por lo que estoy de acuerdo en que más allá del «palabro» orgánico, que en las últimas décadas se ha consolidado como una alternativa a la agricultura convencional basada en métodos intensivos, tiene que ampliarse también a los sectores de la distribución, favoreciendo la cadena de suministro corta y local, pequeños productores, grupos de consumo o «colmenas».

Alimentos ecológicos, no todo es blanco o negro

En la actualidad, lo orgánico no es sostenible a gran escala, hasta la industria alimentaria ya ha salido al campo. El cultivo orgánico tiene un rendimiento un 20-30% menor que la convencional, por lo que para la misma cosecha hace un mayor uso de la tierra.

Actualmente la investigación científica está centrada en el estudio de cómo aumentar la eficiencia de las cosechas a niveles convencionales. No se trata de demonizar lo orgánico, que tiene muchos muchos beneficios. Cualquiera que se preocupe por los animales debe elegir carne, leche y quesos orgánicos, así mismo, el valor los pequeños agricultores que se preocupan por la naturaleza. El problema es que se explote una «etiqueta» para hacer creer a los consumidores que lo orgánico es «mejor», alimentando una serie de falsos mitos que al final solo tienen el objetivo de hacer caja.

En resumen, para lo orgánico, como para lo convencional, no todo es blanco o negro. Aunque a menudo nos lo venden así, por lo que tenemos que mantenernos informados y tener criterio para no creernos a pies juntillas todo lo que nos quieren hacer creer.

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Me gustan las personas que toman decisiones y son valientes, me gustan los que se informan y aprenden, los que se parecen por dentro y por fuera, los que ven la parte buena, los que se caen y se levantan. No me gusta la mediocridad, la mentira ni la injusticia. Me gusta dar de comer…

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