El exceso de proteína animal
El abuso navideño de carne, dulces y bebidas alcohólicas y azucaradas, aumenta nuestro peso, baja nuestras defensas y nos sube colesterol, hipertensión y diabetes, lo que corregimos con medicación. Si ahora nos proponemos cambiar es momento de saber qué es una dieta saludable.
La dieta puede prevenir y curar enfermedades. Pero la alimentación basada en exceso de proteína animal es el origen de problemas planetarios irresolubles: océanos moribundos, deforestación, pérdida de suelo fértil, contaminación de acuíferos, pérdida de hábitats, maltrato animal y extinción de especies. En 2020, la dieta omnívora industrializada y globalizada provocará más muertes por exceso y toxicidad de los alimentos que por escasez.
La dieta vegetariana (“vegetus” significa completo, sano, fresco, lleno de vida) sustituye la proteína animal por legumbres, frutos secos, cereales integrales y verduras ricas en proteína vegetal pero acepta huevos, leche y miel. La dieta vegana excluye también estos alimentos y apuesta por la supervivencia del planeta rechazando los alimentos y productos obtenidos de la explotación animal. Las principales razones del veganismo son:
Salud
El consumo de productos animales está ligado a cardiopatías, cáncer, diabetes y artritis. La dieta vegana no aporta colesterol, apenas grasas saturadas y reduce las grasas poliinsaturadas al 35% de la ingesta calórica total, cantidad recomendada para mantener una salud óptima y evitar enfermedades cardiovasculares. El 80 % de las enfermedades cardiovasculares, degenerativas y el cáncer, pueden prevenirse con una dieta vegana.
Seguridad alimentaria
Si todas las personas adoptasen una dieta vegetariana y no tirasen comida, la producción actual bastaría para alimentar a 10 mil millones de personas. La producción industrial de carne basada en maíz y soja transgénicas provoca hambre y desnutrición en las poblaciones campesinas expulsadas por el agronegocio y es responsable de muerte y enfermedad por los agrotóxicos en la población.
Ecología
Las macrogranjas de EEUU producen 130 veces más residuos que los desechos de su población humana y contaminan suelos y aguas. Más del 40% de las selvas deforestadas en el siglo XX se han destinado a pastos para ganado destinado a los mercados globales. La pesca intensiva ha esquilmado los grandes bancos de pesca y llevado al borde de la extinción a muchas especies. Cada nueva persona vegana reduce la contribución a este desastre ecológico.
Economía
Los alimentos de origen animal son más caros. El ahorro conseguido puede destinarse a vegetales ecológicos sin químicos y más ricos en sabores, nutrientes, vitaminas y minerales que sus homólogos de producción industrial. Engordar animales es menos eficiente: la tierra necesaria para producir los cereales que alimentan una vaca cuya carne puede mantener a una persona 90 días, sembrada con garbanzo, la mantendría más de 7 años.
Ética
La ganadería industrial infringe sufrimiento animal. La mayoría de personas omnívoras renunciaríamos a comer carne de por vida si nos obligasen a pasar un día bajo las crueles e insanas condiciones de las granjas industriales. Las culturas occidentales con base judeocristiana promueven una ética de la no violencia centrada en el ser humano dejando fuera al reino animal y a la madre tierra. Hinduismo y budismo promueven vegetarianismo y veganismo al considerar que toda vida es sagrada.
El veganismo proporciona más seguridad alimentaria, más salud y menos contaminación que la dieta omnívora industrializada y globalizada, es más barato, más sostenible y más ético.
Pilar Galindo. La Garbancita Ecológica
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