Podemos notar que nuestro cabello está maltratado cuando se ve opaco, áspero y le falta brillo. Factores como la alimentación, la edad, peinarse frecuentemente con calor mediante el uso de planchas, rizadoras o secadoras, los químicos y la exposición al sol y al viento, suelen contribuir con este problema.
La sequedad en el cabello
Primero necesitamos entender que cuando el cabello pierde su proteína natural, la cutícula se rompe. Una cutícula suave crea una apariencia brillante y se siente suave y sedosa al tacto. No obstante, cuando la cutícula se daña, el cabello pierde su capacidad para retener la humedad. Esto significa que es más propenso a quebrarse y partirse en las puntas.
Entonces, ¿cuál sería la solución? Probablemente realizar un tratamiento capilar efectivo. Las mujeres españolas gastan 150 euros anuales en productos de belleza, destacando las categorías capilares, corporales y de afeitado. Sin embargo, cuando no tenemos tiempo para ir al salón de belleza o no queremos gastar mucho dinero en tratamientos capilares decidimos cortarlo.
Combate la sequedad sin cortar
Para reparar el cabello necesitamos un plan que consta de dos etapas. Debemos reducir los agentes externos que dañan la cutícula y luego fortalecer el cabello desde el interior para que pueda retener la humedad necesaria.
Para lavar el cabello, utiliza agua tibia en lugar de agua caliente ya que puede quitar su grasa natural y resecarlo. Es importante usar un acondicionador diario después de utilizar champú.
Además, una vez a la semana utiliza acondicionador intensivo y déjalo actuar durante 30 minutos antes de enjuagar. Apuesta por productos naturales: elije productos con ingredientes para suavizar la cutícula, fortalecer los filamentos y humectar las capas internas.
Evita el uso de secadoras o herramientas térmicas por un tiempo. Desenreda el cabello mojado con un peine de dientes anchos y sujeta los mechones para reducir la tensión sobre los tallos pilosos. Esto evita el quiebre. También cepilla el cabello seco suavemente con un cepillo de cerdas suaves.
Asimismo, para conseguir un cabello fuerte y sano es importante seguir una alimentación saludable y equilibrada que contenga nutrientes como las proteínas, los aminoácidos, el colágeno, los minerales y las vitaminas.
Alimentos como el kiwi, la naranja, el limón, el brócoli y las espinacas intervienen en las síntesis del colágeno. El colágeno ayuda en la absorción del hierro, un mineral fundamental para la oxigenación del cuero cabelludo y la pigmentación del pelo. Los espárragos, las patatas, las berenjenas, el apio y los higos contienen zinc, esencial para el crecimiento del cabello. Por su parte, el azufre, presente en carnes blancas y el hígado, el huevo, frutas y verduras, permite fortalecer el pelo débil y quebradizo.
Finalmente, los líquidos también son un aspecto importante para la salud del cabello. El consumo de agua interviene en los problemas capilares, al mantener el pelo hidratado y fuerte.