Cada día son más las personas que adoptan una dieta vegana y que comienzan a mirar detrás de las etiquetas de sus productos cosméticos. Muchos se sorprenden al saber que los insectos triturados, el aceite de hígado de pescado, la grasa animal, los cuernos molidos y las garras se encuentran comúnmente en nuestros productos de belleza.
Como resultado muchas empresas han comenzado a etiquetar sus productos como veganos, pero la realidad es que no existe un órgano gubernamental que lo defina.
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Qué es la Cosmética Vegana
Un cosmético vegano se considera un producto que no contiene ingredientes animales o derivados de animales en su composición. Esto incluye miel, cera de abejas, lanolina, colágeno, albúmina, carmín, colesterol y gelatina entre muchos otros ingredientes cosméticos.
Para la mayoría, el término «vegano» también significa que un producto está libre de pruebas en animales, pero la cosmética vegana y cruelty free no son lo mismo.
Todos los cosméticos que se comercializan de manera legal tienen que superar pruebas de seguridad que verifiquen que no se trata de un cosmético tóxico o dañino para las personas.
Hasta hace unos pocos años la mayoría de los cosméticos o sus ingredientes eran probados en animales vivos para avalar su seguridad y emular las reacciones que podrían sufrir al aplicarlos sobre la piel humana.
En muchas ocasiones, estas prueban terminaban con la muerte del animal para analizar la zona expuesta bajo el microscopio. Tras varios años de controversia, finalmente algunos países han eliminado estás pruebas de seguridad verificando la seguridad de los ingredientes mediante otras opciones.
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Qué es un producto Cruelty-Free
Un cosmético cruelty free es un producto donde la seguridad del cosmético no ha sido testada en ningún animal ni tampoco los ingredientes que se han utilizado para su formulación.
En cuanto a los cosméticos se refiere, la Unión Europea en 2013 prohibió la experimentación en animales y a partir de ese año ya no se pueden comercializar productos cosméticos que cuenten con ingredientes experimentados en animales o cuyo producto final haya sido probado previamente en un animal.
Actualmente, para avalar la seguridad de los cosméticos se realizan ensayos en cultivos de células humanas que, en muchas ocasiones, ofrecen unos resultados más precisos que los antiguos ensayos.
Sin embargo, las pruebas en animales “requeridas por ley” también son comunes en muchos países. Esto significa que los productos terminados son probados en animales por un tercero para cumplir con varias leyes regionales como es el caso de China. Estos productos, sin importar lo que diga el empaquetado, no están libres de crueldad animal.
Asimismo, es importante destacar que un producto puede ser Cruelty Free y no ser vegano.
Algunos insectos como la cochinilla son muy utilizados tanto en el mercado cosmético como alimenticio para obtener el colorante rojo. En la mayoría de las ocasiones, también se suelen referir a ella como “colorante natural” a pesar de ser un pigmento obtenido a través de un insecto.
Es importante destacar que para la elaboración de 1 kg de carmín son necesarias más de 150.000 cochinillas y, a pesar de tratarse de un insecto, es un ingrediente considerado como cruelty free.
En definitiva, a pesar de estar prohibida la experimentación en animales en la Unión Europea, no significa que el producto esté libre de sustancias animales o derivados. Por eso, es importante leer bien el etiquetado para evitar productos no deseados.