Existe una gran cantidad de información relacionada con el impacto ocasionado por el acné, tanto en los aspectos físicos como en los aspectos psicológicos de los adolescentes. Y no es para menos, ya que según la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), esta enfermedad caracterizada por la inflamación de las glándulas sebáceas y la aparición de espinillas y granos, en especial en la cara y la espalda, afecta al 85-90% de los adolescentes occidentales.

Sin embargo, se menciona poco sobre un “acné tardío” que se mantiene a partir de los 25 años y es más frecuente en mujeres que en hombres. Pero, ¿cuáles son las causas? A continuación explicaremos algunas de ellas y cómo tratarlo.

Acné en pieles adultas

Según los especialistas la genética puede ser un factor que influye en las lesiones inflamatorias de la piel. Hay personas más propensas a tener acné que otras. Pero también existen otros factores como estados nerviosos, preocupaciones, estrés, contaminación, limpieza inadecuada del cutis, y oscilaciones hormonales, desde la menstruación al embarazo o el posparto. Estudios recientes también mencionan que la leche desnatada o semidesnatada aumenta su incidencia, así como los productos azucarados.

En esos casos podemos observar brotes en las mejillas y en la parte inferior del rostro (mandíbula y cuello). En situaciones de estrés o nerviosismo nos tocamos más y manipulamos los granos, lo cual agrava las infecciones. Muchas de estas lesiones son dolorosas e incluso dejan manchas y elevan el riesgo de cicatrices.

¿Cómo tratarlos?

La incidencia de brotes se reduce con el paso de los años; sin embargo, también podemos recurrir a tratamientos para disminuir las lesiones. El cuidado de la piel es fundamental para evitar que aparezcan, pero se recomienda evitar los tratamientos irritantes que agraven la inflamación.

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Actualmente existe una amplia oferta de productos anti acné; sin embargo te sugerimos aquellos que no contengan grasa ni alcohol. Las cremas antiacné elaboradas con ácido salicílico o niacinamida, como parte principal de sus fórmulas, contribuyen a la limpieza del rostro mediante la eliminación de células muertas y de imperfecciones.

No obstante, no podemos resolver un problema de acné solo utilizando productos para mejorar la calidad de la piel. Un tratamiento eficaz también requiere de un cambio en el estilo de vida como: evitar las comidas procesadas de alto contenido graso, el café, los juegos azucarados. En su lugar, beber agua, comer frutas y vegetales frescos ricos en antioxidantes, ya que sus efectos se reflejan en el rostro.

Practicar ejercicio regularmente para estimular la liberación de endorfinas, hormonas que producen sensación de felicidad y tienen un efecto analgésico natural. En algunas mujeres los anticonceptivos orales tienen efectos beneficiosos sobre el acné porque regulan el ciclo menstrual; sin embargo, es importante consultar con un especialista previamente.

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