Recorrer el camino de retorno a casa significa reconciliarnos con nuestros orígenes.

Todos los seres humanos tenemos relaciones adictivas sino, viviríamos absolutamente libres y en plenitud el amor. La adicción es parte de nuestra personalidad. Ser adicto es no haber aceptado a nuestros padres tal como son amorosamente, lo cual, era un imposible dadas nuestra inconsciencia como la de ellos.

La adicción proviene de un pensamiento del ego mantenido en nuestro subconsciente, el cual nos garantiza seguir al lado de nuestros padres energéticamente. En el momento del impacto emocional, el niño pierde su identidad y se identifica con el pensamiento que lo envuelve en ese instante. Para sobrevivir necesita seguir identificándose con él y así poder “estar” con los padres.

Posteriormente lo proyectamos en conductas y atraemos a las personas que nos permiten vivirlo para que algún día nos demos cuenta. La conciencia hace de espejo. Pensamientos adictivos – Conductas adictivas – Relaciones adictivas. Estas conductas pueden generarse desde la vida intrauterina.

La familia es el núcleo más importante e influyente del desarrollo del ser humano. Es en este nido familiar donde comienza a construirse nuestra autoestima, nuestros valores, sintiéndonos aprobados y reconocidos por lo que somos y no por lo que hacemos incluso siendo aceptados por haber nacido del sexo que hayamos elegido.

Lamentablemente también es desde donde comienza la destrucción de nuestra autoestima, siendo desaprobados por haber nacido del sexo no deseado por alguno de los padres, creando sentimientos de culpabilidad por equivocarse en lo que se ha hecho, sintiendo el miedo de ser rechazado con un “no te hablo y te castigo”…

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Y pese a todo esto, hay que estar agradecidos por que ellos nos han dado la vida y cuidado mientras hemos sido dependientes de ellos. Respetar y aceptar que lo han hecho lo mejor que han sabido con el nivel de conciencia que tenían y su historia familiar también detrás,es permitir, sentir esa “Reconciliación con nuestros Orígenes” en nuestro corazón, despertando una profunda compasión hacia los padres y a la vez hacia uno mismo favoreciendo así sanar al niño o niña heridos que tantas veces ha reclamado atención aún siendo adulto.

Desde esta conciencia podemos sentir la liberación de conductas adictivas con las que nos habíamos identificado influenciadas por las experiencias pensadas y sentidas en todas las etapas de crecimiento.

Hemos de recordar que en algún momento, no solo hablaremos desde este dolor de hijos, ya que en algún momento también podemos vivir la condición de ser padres como lo fueron los nuestros para nosotros.

Cuando vivimos desde la adicción creamos una barrera de separación con el centro cardíaco. Entonces somos esclavos de la adicción o las adicciones que invaden nuestra personalidad, sin llegar a vivir desde el verdadero amor.

Nos relacionamos desde nuestro niño herido y llamamos amor a una conducta adictiva que la mayoría de las veces se vuelve en nuestra contra. Cada adicción crea en el cuerpo unas sensaciones, generalmente no escuchadas, pero en todo caso muy lejanas de la paz del amor, la unicidad y el presente eterno.

Es lo mismo adicción que fidelidad. En todo caso, “no soy yo” por estar en el otro, estoy fuera de mi.

El concepto de adicción hace más entendible el por qué a las personas les cuesta tanto transformar sus patrones de conducta y, sobre todo, dejar de atraer siempre relaciones igualmente conflictivas con diferentes anécdotas ( papás y mamás ).

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Ir a buscar la adicción generada por tu pensamiento, poderla mirar y aflojar la tensión existente entre ella y tu conciencia te guiará a tu verdadera identidad, pero no sin antes pasar por todo un proceso de contacto con las emociones y sensaciones corporales creadas por dicha adicción y por el miedo a soltarla.

Perdonar a tus padres significa soltar las adicciones a estar “a su lado” , tomar consciencia de lo que ese dejar partir mueve en tu cuerpo y emociones, no juzgarlo, recibirlo, permitírtelo, integrarlo, respirarlo apasionadamente y entonces pasar por encima de la historia personal y poder ver y relacionarte con tus padres con los ojos de la compasión. Solo a partir de entonces podrás tener relaciones fáciles y placenteras por que habrás recobrado tu verdadera identidad, el amor y conocerás el camino hacia la conquista de tu diálogo interno, venciendo miedos, complejos, transcendiendo carencias y actuando desde la persona adulta y responsable que solo depende de sus partes maduras.red cultivarsalud

Solamente volvemos camino a nuestro espacio sagrado, nuestro hogar, admitiendo y asumiendo, desde la responsabilidad de la conciencia actual, que todo lo vivido es una aventura digna de agradecer, que la infancia queda atrás y que podemos ser adultos maduros con un corazón de niño libre y renacido.

Una buena existencia, integra el pasado y el presente en el poder del ahora construyendo un poderoso futuro.

Respirar de manera consciente en agua caliente, reproduce el medio de donde venimos, el útero materno, favoreciendo la manifestación emocional que nos permite entrar en procesos transformadores conectando con memorias de concepción, gestación y nacimiento.

María Luisa Becerra M. www.marialuisabecerra.com

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