Librarse del miedo es posible si lo afrontamos de cara. Para conseguirlo tenemos que identificar las causas y el tipo de miedo que sufrimos. Una vez sabemos a qué miedo nos enfrentamos, ya podemos buscar soluciones para desprendernos de el.
Qué es el miedo y para qué sirve
Los expertos coinciden en que el miedo es una sensación angustiosa provocada por un peligro real o imaginario. Nuestro cuerpo se tensa, la respiración y nuestro corazón se aceleran. Hay que tener en cuenta que se trata de un comportamiento complejo. Según nuestro estado psicológico y del contexto puede expresarse de diferentes formas.
El miedo en sí mismo es positivo, nos ayuda a alejarnos de un suceso para el cual todavía no estamos preparados. El miedo sirve para sobrevivir, se puede decir que es un mecanismo de defensa para adaptarnos al entorno. Sirve para aumentar nuestra capacidad para reaccionar rápidamente ante situaciones peligrosas. Gracias al miedo nos retiramos cuando hay una amenaza para nuestra vida o para nuestra autoestima.
Te gustará: Cómo controlar el miedo y los ataques de pánico
Por otro lado, el miedo llevado al extremo es un estado de ánimo o sentimiento terrible. Provoca que no actuemos, que suframos y tengamos dolor interior. Las personas con miedo están perdidas en el día a día de su vida. Provoca que las personas se sientan pequeñas, hace faltar a la verdad, creer que todo esta justificado por el miedo. Incluso se pueden llegar a superar límites insospechados. Por ejemplo, si tenemos miedo a perder nuestro trabajo, no nos importará traicionar a nuestros compañeros. Además hay que tener cuidado, las personas que saben que tienes miedo, pueden utilizarlo para jugar contigo, con tus sentimientos.
Artículo relacionado: No eres miedo, eres tu verdad.
Tipos de miedo



La primera tipología la encontramos en las diferencias entre los miedos de componentes reales o irreales. En el primer caso existe una posibilidad real de peligro. Nos ayuda a evitar el peligro de manera inmediata. Por otra parte, el miedo irracional tiene un origen en un pensamiento imaginario. No existe un peligro real, por ejemplo si tenemos miedo a hablar en público. Si lo llevamos al extremo estos miedos pueden transformarse en una fobia. Esto hay que evitarlo para no perjudicar nuestra calidad de vida.
El miedo puede ser normal o no en función de lo que dure. El primero se produce cuando es una reacción adaptativa ante un estímulo perjudicial para el afectado. Este es de corta duración, por ejemplo cuando vemos que aparece una abeja de repente. En contraposición está el miedo patológico. Se caracteriza porque no pone en peligro a nadie y se prolonga indefinidamente. Hay que evitarlo porque suele afectar psicológicamente. Si notamos los síntomas es mejor acudir a un especialista para que nos ayude.
También existen otro tipos de miedo como el temor a ir al médico o cuando una persona tiene miedo a ser ridiculizada o juzgada por los demás. Hay expertos que reconocen como tipología el miedo a la incertidumbre, al compromiso, a alcanzar el éxito, al fracaso, a ser descubierto o a la soledad.
Lee también: ¿De qué tienes miedo?
Causas del miedo
Cualquier cosa puede provocar miedo en la persona. A lo largo del día hay muchas situaciones que nos pueden provocar miedo. La clave está en saber gestionarlos y darles la importancia que se merecen. No es necesario que el miedo esté causado por un estímulo directo, puede haberle pasado a una persona de referencia. Por ejemplo, si tenemos un familiar excesivamente obeso, puede que cojamos miedo excesivo a comer determinados alimentos.
Otras personas han visto: La Red familiar: la mejor vacuna.
Claves para librarse del miedo
Las claves para librarse del miedo están en reconocerlo, afrontarlo de cara y querer cambiar. Tenemos que quedarnos con lo que nos aporta y nos hace ser felices. Hay emociones como la bondad, amistad, amor o solidaridad que siempre se contraponen al miedo.
Deja el miedo atrás y empieza a ser feliz desde ya. Vivimos en la sociedad donde impera la posesión y el consumo. Hay una regla, cuanto más poseamos es probable que más miedo podamos sentir a que nos falte algo. No tenemos que tener miedo a perder un trabajo, una familia, una casa o un coche. No tenemos que depender de ello.
Los psicólogos coinciden en que si te desprendes de lo que te ata, acabarás perdiendo el miedo. Hay un dicho que dice que “quien no tiene nada que perder, nada tiene que temer”. Las posesiones nos hacen sentir una seguridad falsa, que no es real. De hecho, nos impiden cambiar para ser felices y evolucionar. Otro dicho popular dice que “no es más feliz quien más tiene, sino quién menos necesita”.
Te recomendamos: Como vencer el miedo
Índice de contenidos