Las personas no reaccionamos a la realidad, sino a las circunstancias, a lo que cada uno acepta como realidad. Cada ser humano vive en su propio mundo interior, construido en su mente con ideas aprendidas por sí mismo o que le han inculcado desde la infancia. La mente queda condicionada por los aprendizajes de la infancia. Ante unos mismos hechos, unas personas se quedan indiferentes, otros las pueden ver cómo malas o como buenas, sin que en sí mismas aparezcan como tales en la realidad. Los filósofos coinciden en que no reaccionamos a lo que en realidad somos, sino a lo que creemos que somos.
Manejar las reacciones emocionales



Las reacciones emocionales las podemos manejar. Conviene dejar de verlas como un enemigo incontrolable y aprendamos a transformarlas en una guía enriquecedora. Los filósofos defienden que aprender a manejar las emociones es un proceso que acaba en un encuentro con uno mismo. Es cuestión de supervivencia, si no tenemos el control sobre nuestras emociones, estas lo tienen sobre nosotros.
Para manejar las emociones ayuda hacer meditación habitualmente. Previene de los pensamientos negativos repetitivos a largo plazo y hay estudios que defienden que la meditación reduce la ansiedad. Los expertos coinciden en que intentar relajarte sólo cuando te asaltan las emociones no es eficaz. En cambio, meditar de forma regular y respirar correctamente sí que puede reducir la intensidad de las emociones negativas.
Hay que tener claro que manejar las emociones no significa reprimirlas. Significa conocerlas, comprenderlas y aceptarlas de forma profunda. Necesitaremos aplicar la inteligencia emocional para identificar y entender nuestro estado de ánimo en cada momento. Ser consciente de cuando estas triste o enfadado y cómo actuar.
Existen algunas técnicas para manejar las reacciones emocionales, la primera podría ser desviar la atención de la emoción negativa. Evita que la emoción coja intensidad centrando tu atención en pensamientos neutrales. Aunque a largo plazo probablemente no sea una buena estrategia, la distracción funciona, especialmente si centras tu atención en algo concreto en lugar de dejar que tu mente de vueltas a lo mismo.
Recuerda tus éxitos, tus virtudes, tus puntos fuertes, esta es la mejor estrategia para controlar tus sentimientos. La próxima vez que pierdas el control sobre tus emociones, piensa en aquellas cosas de las que te enorgulleces en tu vida.
Otra técnica es distraer la atención para bloquear los estados emocionales negativos. Por ejemplo, cuando hay una situación de tensión, para calmar los ánimos es bueno intentar hacer un comentario sobre otro tema donde todos riamos.
Hay una técnica que funciona, preocúpate más tarde, ahora disfruta de la vida. Un periodo de pausa ayudará a que cuando regresen las preocupaciones, tenga menor intensidad.
Los expertos coinciden en que pensar en el futuro inmediato es eficaz para mantener el autocontrol. Por ejemplo, tomate un aperitivo o un refresco que te encante para recuperar el autocontrol. Si consigues dominar tus emociones, evitarás volver a exponerte de nuevo a una situación tensa.
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La importancia de la actitud ante las circunstancias
La actitud es la combinación de tus pensamientos, sentimientos y acciones. La unión de estos elementos determina tus resultados. Un cambio en tu actitud más positivo puede cambiar tu vida. Nos ayudará trasformar lo difícil por fácil y lo desafiante por una actitud cordial. Nos ayudará a crecer.
Dos personas pueden vivir la misma situación y obtener resultados muy diferentes, la actitud es la clave del éxito. Es importante tomar el control sacando tu lado positivo y dejando de lado el pesimista. Esta actitud la conseguiremos gracias a la experiencia de los años. Analiza el origen de la actitud dañina y cambia a una actitud que te ayudará a lograr tus objetivos.
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Ser consciente de las emociones
Un truco para ser consciente de tus emociones es ponerte delante de un espejo. Hay estudios que dicen que al verte reflejado sueles tener una perspectiva más objetiva. Cuanto más consciente seamos de lo que estamos haciendo, tendremos más capacidad de controlar las emociones.
Encuentra el motivo de tus emociones, descubre por qué ocurren. No hagas como la mayoría e intenta no engañarte a ti mismo. Es positivo conocer la verdad de tus sentimientos para poder tratarlos. Reconocer el estado de ánimo y reflexionar nos ayudará a tomar mejores decisiones.
Los expertos recomiendan saber definir claramente qué estamos sintiendo. Las emociones básicas son alegría, tristeza, sorpresa, miedo, asco o ira. Pero esto no es suficiente, también tenemos que saber cuáles son las emociones más complejas como la culpa, decepción, la frustración o la vergüenza.
Para alcanzar la alegría tenemos que buscarla, luchar por este sentimiento. Para quitarnos el miedo hay que combatirlo cara a cara. La ira también se puede canalizar.
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