Quizás sea por mi condición de empresario, o bien por la de deportista, pero he desarrollado, y sigo desarrollando un especial FOCO para orientar mis acciones a resultados. No sin constancia y perseverancia en este tipo de entrenamiento.

También mi labor como coach especializado en Estrategia Empresarial y Deporte, me ha ayudado a conocer la importancia de la preparación emocional para la consecución eficaz de objetivos.

Si te parece, hoy hablaremos de ello. Hablaremos sobre la importancia, para mantener una buena salud emocional, de conseguir aquello que nos propongamos.

Imaginemos una vida donde, por norma general, consigamos con la ayuda de una buena estrategia emocional, aquello que nos propongamos. Y por el contrario, imagínate la situación inversa. Consiguiendo aquello que te propones, pero sólo muy de vez en cuando. ¿Qué sensación te queda en la mente cuando analizas ambas situaciones? ¿Qué imagen te queda en la retina de ti mismo en ambos casos? ¿Con cuál te identificas? ¿Verdad que es mucho más gratificante saber cómo llegar a conseguir tus objetivos para tener una buena salud emocional?

El hecho de conseguir con frecuencia (no con facilidad), aquello que nos proponemos genera en nosotros una sana auto-estima, genera confianza en nosotros mismo y nos anima a ir a por más retos, además de “asociarnos” visual y mentalmente con la palabra éxito. Por el contrario, no conseguir en la mayoría de ocasiones aquello que nos proponemos, puede generarnos desconfianza, baja auto-estima y frustración.

En muchas ocasiones, y así lo he podido comprobar en muchos de los procesos de coaching realizados, la imagen mental que muchas personas tienen del éxito es una imagen mental “alejada de sí mismos”. Esto hace que, ya desde el punto de inicio, veamos nuestros objetivos y nuestras metas mucho más lejos de nosotros mismo de lo que realmente están. En cambio, y allí es donde estriba la gran diferencia,   las personas de éxito tienen esta imagen mental mucho más cercana a ellos, lo ven al alcance de su mano. Por eso se dice que ven las cosas con mucha mayor claridad. Yo añadiría que, además de lo anterior, están convencidos de sus actuaciones y sus capacidades, ya que sus pensamientos están orientados y enfocados al éxito.

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Y son varias las preguntas que en este punto nos pueden asaltar: ¿Soy yo una de esas personas de exito y aun no lo sé? ¿Cómo puedo cambiar mis pensamientos y mis imágenes mentales actuales, para transformarlas y ver con mayor claridad y “más cerca de mi” los objetivos que deseo alcanzar? ¿Con estas cualidades positivas que poseen algunas personas SE NACE o uno SE HACE con ellas? Las respuestas a estas preguntas tendrían que estudiarse y analizarse personalizadamente pero algo sí es seguro en cualquier situación: “entrena tus emociones y conseguirás mejores resultados, traza un plan positivo y te acompañaran emociones positivas”.

Dejadme que os ponga un ejemplo práctico y personal que, desde la máxima humildad, creo que os puede ayudar.

Hace ahora escasamente un mes, finalicé con éxito una de las pruebas de resistencia de larga distancia más duras que existen en el mundo, el Ironman. Y lo primero que aprendí, una vez cruzada la meta, y tal vez lo más importante, es que todos somos capaces de realizar aquello que nos propongamos. No me considero un super atleta, ni siquiera un hombre de hierro, como te bautizan al cruzar la meta en esta fantástica prueba. Soy simplemente una persona más que, con una gran fortaleza y habilidad mental, ha sabido superar todo aquello que debía superar para llegar a su meta, nunca mejor dicho. Este tipo de pruebas y las personas que la han realizado bien lo saben, requiere de una mayor fortaleza mental que física. Y allí, en mi caso, es donde el COACHING entró en escena.

Después de meses y meses de dura preparación y poco menos de 12 horas el día de la prueba, no recuerdo ni un solo día, ni un solo minuto de carrera en el que mi mente no estuviera feliz. En que, no sólo tuviera motivación para conseguir un objetivo, (cosa imprescindible) sino que disfrutara cada paso, cada kilometro y cada brazada de mi preparación. De verdad, nunca, ni un solo instante deje de disfrutar, nunca. ¿El secreto? Mi entrenamiento mental/emocional. Claro que físicamente tu cuerpo se va agotando, claro que después de tanto entrenamiento tus músculos empiezan a resentirse, claro que sí. Pero más claro aún es que, el entrenamiento de nuestras emociones y saber cómo llegar a tu meta puede superar todas estas dificultades. Y todo ello es extrapolable a cualquier ámbito, empresarial, familiar o personal.

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Cuando sabes cómo hacer las cosas para que te salgan como tú decides, eres capaz de controlar tus emociones y ser tú el dueño de su dirección. Así puedes orientar tus acciones hacia donde tú desees y por el camino que sea necesario. Toda acción lleva implícito una emoción ya que nosotros, los seres humanos, somos seres emocionales que nos justificamos de manera racional (escuche el otro día esto al gran Jaume Serral de Human Abilities).Si estas acciones las controlamos de manera positiva generamos durante el proceso emociones positivas.

Y, por el contrario, si al desarrollar cualquier acción no somos capaces de dominar las emociones que ello conlleva, estaremos siempre a su merced. Y claro: No es lo mismo realizar una acción que te reporte emociones positivas, que realizar una acción que nos reporte emociones negativas.

Nadie, nunca, nos dijo que asumir retos fuera una tarea fácil, pero si sabemos cómo trazar una buena estrategia, y mentalmente estamos bien preparados el camino se convierte en un camino más fácil de transitar, yo diría que se convierte en un camino “gustosamente transitable”.

Asumir retos, emprender nuevas acciones, abrir un nuevo negocio, acabar un Ironman, comenzar con un nuevo proyecto……todo ello lleva intrínseco un cocktail de emociones ¿verdad?

Por hoy vamos a dejarlo aquí, os emplazo a la próxima semana, en la que os daré 10 claves para emprender cualquier acción con éxito.

Artículo de saludatecoaching.

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