“La música es una transposición sentimental de lo que es invisible en la naturaleza” Claude Debussy.

El uso de la música como herramienta terapeútica ayuda a desarrollar potenciales dentro de cada persona, le da una nueva vía de comunicación. La musicoterapia tiene como objetivo llevar a cabo una relación entre musicoterapeuta y paciente o grupo de pacientes para así mejorar su bienestar y calidad de vida. La música dentro de la musicoterapia es un medio, no un fin, por lo que se debe integrar dentro de un proceso con objetivos claros y concretos, diseñados por el profesional musicoterapeuta en base a las necesidades específicas de cada persona o colectivo.

Definición de musicoterapia

Según la World Federation of Music Therapy la musicoterapia es

“El uso profesional de la música y sus elementos como una intervención en entornos médicos, educacionales y cotidianos con individuos, grupos, familias o comunidades que buscan optimizar su calidad de vida y mejorar su salud y bienestar físico, social, comunicativo, emocional, intelectual y espiritual. La investigación, la práctica, la educación y el entrenamiento clínico en musicoterapia están basados en estándares profesionales acordes a contextos culturales, sociales y políticos.”

Desde la Antigüedad se reconoce el poder de la música, pero la idea de una terapia musical como tal no aparece hasta finales de los años 40, tras la Segunda Guerra Mundial. En ese momento se descubre que la música ayudaba en la recuperación de los soldados que volvían de los campos de batalla con ciertas lesiones cerebrales (lo que hoy llamaríamos estrés postraumático). Los soldados vivenciaban que la música reducía su sufrimiento y esto se evidenciaba en constantes vitales como el pulso o la presión sanguínea.

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La musicoterapia en España

En España debemos destacar la figura de Serafina Poch, que estudió la musicoterapia desde sus inicios. En el año 1977 se celebró en Madrid el I Simposio Nacional de Musicoterapia, con presencia de muchos profesionales, dando el pistoletazo de salida a esta disciplina en nuestro país.

A pesar de que la música como herramienta terapéutica ya tiene unos años de reconocimiento en España, aún existe mucho desconocimiento acerca de lo que se puede lograr a través de la musicoterapia. En este espacio iremos abarcando los diferentes campos de intervención de la disciplina, es decir, dónde podemos estar los musicoterapeutas para acompañar, facilitar, AYUDAR.

Poder utilizar la música como herramienta nos abre el camino hacia un mundo de creatividad e imaginación, nos enseña una nueva forma de comunicación que implica lo emocional. Cada persona percibe la música de forma diferente, por ello es tan especial, encontramos belleza en su impredeciblidad.

¿Existen modelos de intervención en la musicoterapia (así como ocurre por ejemplo en la psicología)?

La respuesta es sí, Modelo Nordoff-Robbins (musicoterapia creativa), Modelo Alvin (terapia de improvisación libre), Modelo Priestley (musicoterapia analítica) entre otros. De hecho, muchos de los modelos de la musicoterapia están vinculados a corrientes psicológicas; pero desde mi punto de vista lo más adecuado es el eclecticismo, puesto que no hay un modelo para cada persona, ni existe un modelo que abarque las necesidades de todos. Por ello me nutro de ápices de cada uno de los métodos para crear actividades adaptadas a las necesidades de la persona con la que se trabaja.

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¿Cómo es el proceso terapéutico?

En primer lugar, se realiza una entrevista personal con la familia, tras esto, una sesión de reconocimiento (o varias, dependiendo del caso) y se formulan unos objetivos, tanto a largo plazo como a corto, que pueden ir variando a medida que avanzan las sesiones. Se crean unas actividades en función de las necesidades de la persona, siempre y cuando las sesiones sean individuales.

Si las sesiones son grupales (dependiendo siempre de la población con la que se trabaje), el proceso es diferente, puesto que es improbable conocer las necesidades de todos y cada uno y cubrirlas en sesiones grupales, por lo que el procedimiento (siempre desde mi humilde punto de vista) es pasar un cuestionario de preferencias musicales, indicando las canciones favoritas, géneros preferidos, momentos en los que se escucha música y con quién… en definitiva, conocer la vinculación de cada uno de los integrantes del grupo con la música, para así poder crear un espacio seguro, respetuoso, tranquilo y libre, en el que poder expresarnos a través de este lenguaje.

Como conclusión, quiero dejar claro que todo lo que aquí planteo no es la verdad absoluta, es solo mi forma de trabajar, lo que he visto que funciona. Dudo siempre, pero también se trata de eso, de nunca pensar que lo que haces tú es lo que vale, de ponerte siempre a ti misma en tela de juicio para no relajarte nunca y dar siempre lo mejor de tí.

A través de este espacio voy a intentar acercar a los lectores de la revista cultivarsalud.com una perspectiva sana y libre de lo que es la musicoterapia y sus innumerables usos.

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