En estos momentos el ser humano se encuentra al borde de un abismo.
En su espalda lleva una mochila cargada con todo lo que ha aprendido de su infancia y su adolescencia. Experiencias que pesan, y sobre todo una gran angustia e incertidumbre por el momento presente.
- ¿Qué sucederá luego de esta pandemia?
- ¿Cómo saldré adelante?
- ¿Cómo puedo evitar enfermar o contagiarme?
Son 3 preguntas que conllevan a generar inseguridad e inquietud.
Hace un tiempo atrás me encontré al borde de ese gran abismo y no vi otra opción que lanzarme al vacío. En ese entonces mi mochila pesaba demasiado de tantas experiencias dolorosas de mi pasado, llevaba conmigo una carga emocional negativa. En ese momento confrontaba una gran crisis existencial y todo ese desequilibrio género en mi organismo una enfermedad llamada cáncer.
Hacer frente a esa realidad fue darme cuenta de muchas cosas, en lo más profundo de mi ser rogué por una salida y una solución. Algo en mí se activó y me sentí impulsada a seguir adelante.
Hoy 9 años después estoy totalmente convencida de que no hay salida allá afuera, y que el único camino es ir hacia dentro, ir de regreso hacia ti mismo/a.
Regresar al génesis de los hechos, a ese punto de partida y ver el origen de tantos miedos.
Recordar toda mi nińez, mi adolescencia, mis creencias, mis patrones de pensamiento, revisar toda mi experiencia de vida no fue fácil, sin embargo ahora me doy cuenta que fue necesaria para que hoy me sienta fortalecida interiormente.
En esos momentos de soledad y quietud sentí que podía sanar, sentí que podía amarme a mí misma, sentí que podía ser quien verdaderamente soy. El despertar llega cuando reconoces que has estado dormido.
Entonces decidí por mí misma a emprender un recorrido de autoconocimiento que hasta hoy es un camino constante. Para mí no hay métodos 1, 2, 3. Las heridas son a veces muy profundas y hay que removerlas muy amorosamente. Este trabajo interior es hermoso, porque vas paso a paso redescubriendo el ser maravilloso que eres y necesitas estar muy dispuesto a verte a ti mismo sin juicios, a excavar en la memoria recuerdos que no queremos ver.
El coaching personal ha sido una gran herramienta, entrenarte conscientemente a entrar en tus laberintos internos hasta encontrar tu verdad y tus respuestas es un bálsamo para tu alma.
Hoy se que los recuerdos del pasado siempre van a estar allí, pero ya no tienen tanta fuerza porque yo soy ahora quién tiene el poder.
Cada día me digo: vamos Maria Elena, hoy tenemos otra oportunidad para ser feliz.
Esta cuarentena ha sido una bendición para fortalecer la creencia de que soy mucho más que un ser humano con miedos. Humildemente te invito a hacer ese viaje interior, tu vales la pena, y si yo pude, tu también lo puedes hacer. Es el tiempo perfecto para reconciliarte contigo y abrazar la felicidad ¡TU felicidad!