Los gatos son un mamífero predador que nos ayudará en nuestra salud mental. Los primeros orígenes de esta especie data del 3000 aC . en el sur de Egipto. Allí estaban muy bien considerados ya fuera como animales de compañía o como objeto de adoración. Los egipcios asociaban la figura de los leones que también son felinos ya que son animales poderosos y grandes y los identificaban como la figura del sol, porque para ellos el DIOS RA (DIOS del SOL) era su DIOS principal.
Posteriormente, ha sido fiel compañero de brujas, magos, curanderos… por sus beneficios energéticos ya que son transformadores de energía por lo que ayudan en la curación del cuerpo.



Cualidades de los gatos que benefician nuestra salud mental y física
La ciencia ha descubierto los diversos poderes curativos de estos felinos, sobre todo en su ronroneo. El Dr. Clinton Rubin hizo un descubrimiento a cerca de la exposición a frecuencias de entre 20 Hz a 50 Hz se crea un aumento de densidad ósea; teniendo en cuenta que el ronroneo de un gato se produce a 25 Hz – 50 Hz y puede llegar a extenderse a 140Hz, estimulan por lo tanto, la curación de las fracturas óseas, la cicatrización de crecimiento del hueso, alivio del dolor, cicatrización de heridas, ayuda a problemas de movilidad de las articulaciones, alivia molestias como el dolor de estómago y los síntomas de la ansiedad y ayudan a fortalecer el sistema inmune.
Si tu gato se empeña en dormir en una parte de tu cuerpo; el gato percibe que en esa parte necesita sanación o refuerzo energético, a si que no le retires.
Está poniéndose de moda: la gatoterapia, es una herramienta que sirve para mejorar el bienestar de las personas contando con la compañía de los gatos.



Mejora tu salud gracias a tu gato
Abrazar y acariciar a los gatos, produce en nosotros la liberación de oxitócina, o la hormona del “amor”, contribuye a la relajación, la confianza y la salud mental estable, reduciendo el estrés y la ansiedad.
En EEUU varios estudios revelan que los pacientes con cualquier tipo de cardiopatía reportaron una mejoría si convivían con un felino, incrementando así el porcentaje de supervivencia un año después de haber sufrido un episodio agudo, como un infarto (Friedmann y Thomas, 1995).
En niños con autismo, les aporta una dosis de felicidad, les devuelve las ganas de sonreír, de interactuar…y así con un montón de trastornos o discapacidad.