Educación emocional. Tenemos una gran responsabilidad.
Mi artículo de hoy puede crear controversia e incluso rechazo pero su única intención es llamar a la reflexión más allá de lo que lo hacemos cotidianamente. Tiene como Misión hacer pensar para poder ajustar algo tan importante para nosotros, pero sobre todo para nuestros hijos, como es la educación.
Desde que me dedico al mundo del desarrollo personal he tenido clara una cosa: «la escuela no prepara a las personas para lo realmente importante» o si queremos matizar esta afirmación podemos disfrazarla con que «la escuela no prepara tanto como creemos a nuestros pequeños para afrontar la vida con garantías».
Hace muchos años que lo vengo diciendo en mis conferencias y en mis formaciones porque una vez que descubrí el apasionante mundo de la evolución y gestión emocional y el no menos apasionante mundo de como transformamos nuestros pensamientos en actos, me di cuenta de que algo fallaba. Más adelante me di cuenta de que no fallaba nada sino que todo estaba saliendo a la perfección. A la perfección para algunos, pero no para la mayoría.
Aunque no quiero entrar en esta última afirmación, si me hago 100% responsable de ella. Y es que soy de los que piensa que todo nuestro entorno está perfectamente preparado para mantener a las personas dentro de una misma dirección (siempre con sus matices).
Nuestra educación no puede estar exenta de algunas materias fundamentales para nuestra plenitud y nuestra felicidad. Sobre todo en dos grandes áreas como son la Educación Emocional, Relaciones y la Educación financiera ya que la última, Educación Física se está dando hace años, aunque cada vez más alejada de la realidad que nos puede llevar a la plenitud.
A alguien le sonará la famosa pregunta: ¿Qué prefieres Salud, Dinero o Amor? Porqué narices tenemos que escoger si se puede ser pleno en las tres áreas. ¿Acaso se nos hacen escoger entre Papá, Mamá a los hermanos? Esta pregunta no es inofensiva y durante años ha ido directa al subconsciente de muchas personas, para que calara de tal manera que nos han hecho creer que si tenemos dinero, este nos quitará la salud y muchas otras barbaridades.
Ya es hora de reaccionar y saber que los datos que durante años nos están haciendo memorizar hoy, con las nuevas tecnologías, están a la velocidad de un click en la palma de nuestra mano pero que la educación emocional/relaciones y la educación financiera no se pueden encontrar tan fácilmente y con garantías de llevarlo correctamente a la práctica.
Nuestro pensamiento maneja nuestras emociones y estas nuestros actos, esto ya lo he repetido millones de veces. Si no sabemos manejar esto no somos dueños (aunque si responsables) de nuestras circunstancias, sino más bien todo lo contrario. Algunos lo saben y lo ponen en práctica a la perfección.
Es fácil ver como las personas que han entendido esto desde cualquier vía alternativa destacan sobre la gran mayoría de sus semejantes. Los hay, en cambio, poco interesados en que se conozca realmente este mundo. Un mundo que, por cierto, es al que nos hemos de afrontar. El terrorismo, la corrupción, la violencia de género y otras muchas situaciones no son más que actos llevados desde una inconsciencia supina y mal gestionada por personas a las que nadie nunca enseño nada de lo que hoy estamos hablando. Y claro, si nadie nunca me enseño a manejar mis emociones ¿cómo puedo controlar mi ira, mi rabia o mis enojos?
Nuestro sistema educativo (un modelo de más de 300 años) no se ajusta a la realidad actual, ni siquiera fue pensado para dar salida a la realidad actual. ¿Porque es tan y tan difícil esto de ver? Es sencillo, no me jodas. Si ve a la legua. Pero otra cosa es ¿Porque no reclamamos urgente un cambio?
Hay corrientes que si están empezando a poner en práctica modelos de aprendizaje basados en las relaciones y en las experiencias humanas que mezcla de igual manera el aprendizaje en ambos hemisferios, tanto el emocional como el racional. No tiene ninguna lógica seguir apostando por algo tan caduco, tan obsoleto pero que tan grandes resultados está dando a las grandes élites.
¿Librepensadores? ¿Creadores de nuestro propio destino? Hasta que no despertemos, rotundamente no!!!!!!
Un gran abrazo.