Salvando árboles en el cuarto de baño: alternativas racionales y ecológicas al papel higiénico

Previsiones de crecimiento y la destrucción del habitat

Según las previsiones de la ONU, en el año 2050 llegaremos a los 9.700 millones de personas, para a finales del siglo XXI superar los 11.000 millones de seres humanos. La enorme y creciente presión sobre nuestro entorno provocará graves repercusiones medioambientales y sobre aquellos seres que intentan convivir con nosotros, pues conviene recordar que se trata de unos recursos limitados en un planeta finito.

El informe que ha presentado WWF en 2018, ‘The Living Planet Report 2018’ ante la ONU ya nos alerta de las consecuencias de la destrucción del hábitat de otras especies para satisfacer la demanda de una población tan numerosa y sin mesura (a través de la ampliación del territorio dedicado a agricultura, ganadería, industria papelera…): más de 4000 especies de mamíferos, aves, reptiles y anfibios han desaparecido desde 1970, esto es, hemos acabado con el 60% de la población de animales vertebrados en casi 50 años. A los senderistas asiduos no nos sorprenderá que algunos estudios de sociedades entomológicas sobre invertebrados alerten de que casi un tercio de las especies de ortópteros (grillos, saltamontes…) investigadas se encuentran amenazadas, algunas en peligro de extinción.

Plantas y árboles monumentales

En cuanto a las plantas, según el departamento de Árboles Monumentales de la Diputación de Valencia, cabe señalar, por ejemplo, que solo en el siglo XX ha desaparecido el 80% de los árboles monumentales y singulares. Mis agradables paseos por el bosque, mis lecturas del escritor y filósofo naturalista Henry Thoreau y mi estrecha implicación en un proyecto editorial de creación de guías botánicas no han hecho más que acrecentar el amor y el respeto, a la par que mi preocupación, por los árboles que, de manera tan silenciosa, nos aportan tantos beneficios y embellecen nuestro entorno.

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Salvando árboles en el cuarto de baño

De este modo, cualquier ciudadano concienciado, se sentirá inquietado y obligado a tomar cartas en el asunto y, en este artículo, nos fijaremos en uno de los puntos en que el crecimiento demográfico y el consumo desmedido presionan desfavorablemente para nuestro entorno natural y en el que no se incide en los medios, posiblemente por considerarse un tema “indecoroso” al referirse a una cuestión que la educación conduce a mantenerlo en la intimidad de cada uno por ser de nuestras necesidades fisiológicas: la realidad es que, afortunadamente, el uso del inodoro se extiende como una comodidad más y una medida eficaz para combatir enfermedades y, en consecuencia, también crece el uso del papel higiénico.

Las estimaciones más optimistas calculan que una persona a lo largo de toda su vida utilizará el papel higiénico equivalente de talar casi 400 árboles. Y cada vez somos más los que recurrimos a este recurso no renovable. Ya a principios del siglo XXI, el país más poblado del planeta, China, cuya costumbre de usar el papel higiénico se populariza sobre todo entre los jóvenes más abiertos a nuevas ideas y comodidades, convirtió la pasta de madera para fabricar papel higiénico y pañuelos en la tercera materia prima más importada por esta nación asiática.

El problema medioambiental, el punto de presión sobre el planeta, radica en que la celulosa proveniente de los árboles que se destina al papel higiénico, en su mayor parte, no es reciclada y, por razones de todos conocidas, no se podrá volver a reciclar tras su uso. Además, se trata de un problema que se agrava con el paso del tiempo como hemos visto con el crecimiento demográfico y la generalización del WC y su parafernalia como una medida cómoda y eficaz para prevenir enfermedades y guardar la higiene. A mayor demanda, se ampliará el consumo de recursos que proceden de los árboles. Y por mucho que insista la industria papelera, un cultivo de árboles no es igual a un “bosque sostenible”.

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También se utilizan las toallitas húmedas para estos menesteres lo cual supone un problema mayor para el medio ambiente y el erario público, ya que no deberían lanzarse al inodoro, sino a la papelera. Estas toallitas no se disuelven como el papel en el agua ocasionando obstrucciones en la red de alcantarillado y generando gastos de millones de euros en las arcas públicas para eliminarlas que bien podrían dedicarse a otros servicios más necesarios.

Alternativas al papel higiénico

En este artículo nos proponemos aportar opciones más racionales y ecológicas que permitan mitigar este punto de presión planetario, que a la vez resulten tan cómodas y eficaces como las que utilizamos frecuentemente. Citaremos, como curiosidad por ahora, ya que supondría un cambio tan radical en nuestro estilo de vida que mejor lo descartamos a día de hoy: el llamado WC seco que permite utilizar nuestros desechos para convertirlos en abonos. También, en la misma línea, cabe resaltar el ambicioso proyecto presentado por Bill Gates a través de su Fundación de Belinda y Bill Gates en que el inodoro no precisaría agua ni sistema de alcantarillado, pues a través de elementos químicos, los transformaría en fertilizantes .

alternativas al papel higiénico

Nuestra primera propuesta que no supondría ninguna molestia incorporarla en nuestro estilo de vida sería la más fácil: pasarnos al 100% reciclado en el papel higiénico, que venden en supermercados ecológicos y en algunas grandes cadenas de distribución.

La segunda propuesta, que tampoco conllevaría molestias, al contrario, ahorraría costes de nuestro bolsillo al no tener que comprar rollos de papel y se trataría de una técnica menos agresiva para nuestra piel: usar agua para nuestra limpieza. Para ello se puede recurrir al bidé, como gran parte de nuestros abuelos, o incorporar la función de bidé al WC con grifos que venden a propósito, grifos de ducha que se acoplan al váter para utilizarlo como bidé; o instalar directamente una tapa sobre nuestro WC  con función de lavado con agua o un WC con la misma función (“a la japonesa”, pues es en el país nipón donde se encuentra más popularizado), que permita limpiarnos mediante agua a propulsión, que ya se anuncia y ofrece en grandes centros comerciales. Los llaman Smart Toilets y salvan árboles.

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Gracias y salu2

Fuente: Diego López

Jardines Valencianos

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