Estos últimos días hemos conocido a Filomena, una chica un tanto especial. Esta chica era una borrasca profunda que entró a España por las Islas Canarias, provocando fuertes vientos, salvajes olas, temperaturas glaciales, lluvias torrenciales y nieve abundante. En definitiva, un ambiente que España no está acostumbrada a vivir.
Muchos de nosotros hemos oido algo del calentamiento global y después vivimos temperaturas muy por debajo de los cero grados centígrados en diferentes puntos de España. ¿Dónde está entonces el calentamiento global? Pues el calentamiento global está ahí, en esa nieve. Paradójico, ¿no?
Causas y consecuencias del cambio climático
Corriente de chorro
Vamos a ponernos un poco científicos. Según la Organización Meteorológica Mundial una corriente de chorro, jet stream en inglés, es “una fuerte y estrecha corriente de aire concentrada a lo largo de un eje casi horizontal en la alta troposfera, caracterizada por una fuerte cizallada vertical y horizontal del viento”. Vamos a traducirlo a un idioma más terrenal.
La corriente de chorro es, básicamente, una estrecha corriente de fuertes vientos que va siempre paralela al ecuador, es decir, de este a oeste o viceversa, pero nunca de norte a sur. Estos flujos de aire están a unos 12 km de altura. Las corrientes de chorro se generan por gradientes de temperatura, separando las zonas frías y cálidas, y lo más curioso es que no solo se producen en la Tierra, si no que en cualquier planeta existen estos fuertes vientos.
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El calentamiento global causa un frío glacial
Como hemos hablado antes, el jet stream es causado por la diferencia de temperatura y cuanto más diferencia haya entre las dos regiones más rápido circulará el aire, y viceversa. Otro concepto que tenemos que tener en cuenta es que esa corriente de chorro es mas lineal si la velocidad es mayor y si la velocidad del chorro es lenta se producen oscilaciones. Existe una corriente de chorro que se encuentra separando el aire ártico del aire ecuatorial, donde el aire circula de oeste a este a una latitud media. Para que nos hagamos una idea, por encima de la frontera entre EEUU y Canadá. Ya estamos relacionado conceptos.
Sabemos que los polos se están calentando dos veces mas rápido que las zonas ecuatoriales, por lo que esa diferencia de temperatura se hace mas pequeña, por consiguiente, la velocidad del chorro baja, y por consiguiente, se producen oscilaciones en el chorro. Estas oscilaciones provocan que el aire caliente suba aumentando las temperaturas, pero también puede hacer bajar el aire frio y esto último es lo que ha pasado estos días acompañando a Filomena.
En pocas palabras, genera olas de frio o de calor mucho más intensos y mucho más duradero. En Chicago, en enero de 2019, se registro una sensación térmica de -49oC y en junio de 2020 se registro en Siberia una temperatura de 45oC.
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Caos climático
Deberíamos de plantearnos dejar de hablar de cambio climático y empezar a hablar de caos climático. Un caos que hemos empezado a vivir en España con las nevadas en las zonas del interior de la península. Pero que muchos otros países empezaron a vivir mucho antes. Inundaciones repentinas, tormentas incontrolables, aumento del numero de incendios forestales, temperaturas dispares, huracanes más frecuentes y prolongadas sequías. Y todo esto con solo el aumento de 1,3aC la temperatura global de la Tierra.
Este mensaje que transmito puede parecer desolador y preocupante. La verdad es que lo es, estamos viviendo muchos contratiempos en esta época pero uno de los mayores problemas, sin duda alguna, es el caos climático. ¿Nosotros podemos hacer algo? Esta es una pregunta que cualquiera que lea esto puede estar preguntándose ahora mismo. La respuesta es que sí. A nivel más personal se pueden adoptar hábitos que protejan nuestro planeta, multitudes de hábitos que se promueven desde la televisión hasta en las redes sociales. Esas serian pequeñas cosas que marcarían una diferencia y que podrían servir de estímulo para que los gobernantes de todos los países se unan para frenar de una vez el caos climático. Unirnos todas las personas, mujeres, hombres, abuelos, abuelas, pero sobretodo los jóvenes, que ya lo hicimos en las grandes manifestaciones vividas antes de la pandemia mundial, batiendo récords de asistencias en manifestaciones para frenar el caos climático. No es un campo fácil, pero tampoco imposible.
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