Greenwashing es una especie de engaño de algunas compañías que intentan «aprovechar el tirón» y hacerse pasar por ambientalistas y realmente no cumplen con los requisitos necesarios con el medio ambiente. Para evitar que nos den gato por liebre es interesante aprender a distinguir las empresas que de verdad se preocupan por el medio ambiente y cumplen lo que prometen, incluyendo el bienestar de los animales.
La Comisión Europea aprobó un reglamento en 2004 donde especificaba que los términos eco, ecológico, biológico u orgánico y similares, solo se pueden utilizar para productos de la agricultura ecológica.
Este fenómeno no es nuevo, empezó por la década de los 60, momento en que la paz y el amor se puso de moda por todo el planeta. Aparecieron los primeros anuncios donde empresas presumían de ser verdes cuando no lo eran. En los años siguientes con la difusión informativa de los desastres ambientales, la defensa del medio ambiente empezó a ganar fuerza. Ahora la publicidad engañosa predomina, desgraciadamente, en la mayoría de los anuncios que emiten los medios de comunicación.
Qué es el greenwashing
El greenwashing consiste en una operación de publicidad engañosa para intentar apuntarse al movimiento ecológico que respeta el medio ambiente. Pero estas empresas solo piensan en aumentar sus beneficios cambiando etiquetas, con campañas publicitarias millonarias donde conocidas empresas contaminantes son capaces de convencernos de todo lo contrario.
Hay que ir con cuidado porque les gusta poner etiquetas falsas y certificaciones que no existen, creadas por la propia marca. Un ejemplo de esta práctica lo podemos ver cuando nos intentan vender un aparato electrónico con un bajo consumo energético pero omiten que está fabricado con materiales peligrosos para el planeta. Buscan transmitir un mensaje de forma que el consumidor asocie a la marca con un movimiento sostenible.
En sus mensajes abundan afirmaciones que no pueden ser comprobadas, que no están certificadas por un tercero o que lo están por alguna entidad desconocida. En sus argumentos aparecen conceptos mal explicados que inducen a la confusión. Suelen aprovecharse del concepto “natural” que legalmente no está regulado. Un producto natural no implica que sea bueno para nuestra salud.
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Ejemplos de Greenwashing
El caso más mediático de ejemplo de Greenwashing lo encontramos en Nestlé y sus granos de cacao sostenibles. Una demanda colectiva de 2019 contra Nestlé alega que los «granos de cacao de origen sostenible» no tienen nada de sostenibles. Según afirmaba en la sentencia contribuyen a la deforestación masiva en África Occidental y comprobaron que el cacao proviene de granjas que utilizan trabajo infantil y esclavitud.
Las energéticas son otro ejemplo, no dejan de lanzar campañas para limpiar su imagen, buscan continuamente asociarse con el verdem con lo eco, usan logotipos con flores, incluso presumen de financiar proyectos verdes.
Los coches limpios de Volkswagen, la propia compañía reconocío haber manipulado 11 millones de sus propios «diésel limpios» para engañar en las emisiones.
Hay empresas de tampones que presumen de ser verdes por no tener aplicadores. Pero no mencionan las toneladas de insecticidas, herbicidas, fertilizantes y otros productos químicos utilizados para producir cultivos de algodón.
Todos habréis escuchado hablar de los bioplásticos, están hechos de plantas, pero su nombre genera confusión, no son biodegradables. Es cierto que tardan 3 años en descomponerse, que es mucho menos que los 50 años de una botella de plástico, pero siguen sin ser sostenibles.
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Cómo evitar el engaño
Vamos a darte unos consejos para que detectes qué productos te dicen la verdad y cuáles no. No te dejes influenciar por los dibujos del embalaje, mejor fíjate en las etiquetas, los productos sostenibles deben tener certificaciones que también puedes buscar online. Busca etiqueta Ecológica Europea, ECO-BIO, B-Corp, WFTO, Leaping Bunny, Soil Association, GOTS, entre otras.
Cuando no dan información suficiente sobre su implicación con el medio ambiente, sospecha. Los productos respetuosos con el medio ambiente proporcionarán información detallada. Siempre tienen en cuenta las emisiones de efecto invernadero, la energía consumida, calidad del agua, aire, condiciones de los trabajadores.
Investiga en la página web de la empresa, mira a ver si tiene una sección para hablar sobre su aportación al medio ambiente. Si la empresa no ofrece información suficiente o es muy imprecisa, sospecha.
Interésate por leer los comentarios de otros consumidores, tanto Google como Youtube son una gran fuente de información. Hay muchos foros donde se comparten experiencias y opiniones que te pueden ayudar.
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