Vivimos en un mundo inflamable, una prueba de ello son los incendios en Australia. Más de 10 millones de hectáreas quemadas solo en Australia en las últimas semanas y más de 1.000 millones de animales muertos.
Cada vez son más frecuente los incendios, a pesar de los esfuerzos del operativo, escapan a su capacidad de extinción. Un planeta más caliente y más seco está pidiendo soluciones urgentes. Los incendios se comportan de forma impredecible, están generando microclimas propios de vientos y tormentas de fuego.



¿Qué daño causan los incendios? Un mundo inflamable
El año 2019 ha sido un año marcado por incendios dramáticos en todos los hemisferios del planeta. Están abriendo una crisis de biodiversidad, creando un mundo inflamable . Mueren personas, se pierden millones de hectáreas de bosques en días. En Australia se han perdido más de 8 millones de hectáreas. Ecologistas de la Universidad de Sídney estiman que casi 1.000 millones de animales han muerto, entre ellos miles de koalas. En el Amazonas se quemaron 900.000 herctáreas en 2019, en California 800.000.
Los incendios suponen desalojos masivos, ciudades ahogadas por el humo, operativos de extinción con peligrosidad máxima. La contaminación del aire en Sídney por los brutales incendios ha sido muy dañina. Sobre todo con personas con problemas respiratorios y ancianas con afecciones como el asma.
Este drama no dado tregua, hemos visto con perplejidad cómo Siberia ardía durante meses de forma descontrolada, se han perdido 16 millones de hectáreas. En esas latitudes, los incendios son muy graves para el clima, acelera la fusión de nieve y hielo.
Los incendios han devorado selvas desde el Amazonas de Brasil y Bolivia, hasta Indonesia, Canada, Congo, Estados Unidos y Israel. Estos incendios tan dramáticos alertan de una crisis ambiental sin precedentes.
Los incendios han llegado hasta las zonas más ricas del mundo, en California, EE.UU. Un único incendio arrasó más de 31.000 hectáreas y provocó el desalojo de 180.000 personas.



¿Qué está causando estos incendios?
Las olas de calor de récord y la sequía son las principales causas de estos incendios. El sudeste de Australia, donde se está experimentando la peor oleada de incendios, sufre la peor sequía desde que hay registros. En noviembre, los meteorólogos australianos alertaron del primer día en que Australia no experimentó lluvia.
Las temperaturas están subiendo. En muchas de las áreas afectadas se ha llegado a tener temperaturas de 40° C. Australia tiene un periodo anual de riesgo de incendios forestales, pero estos episodios cada vez comienzan antes y duran más. Son más difíciles de controlar por lo impredecible del cambio climático. Hay que evitar seguir creando un mundo inflamable.
Los incendios forestales de las distintas regiones tienen causas distintas en su origen, pero hay algo en común: el cambio climático.
Necesitamos soluciones y pasan por proteger los bosques primarios como prioridad internacional para evitar la subida de 1,5 ºC de temperatura. Las soluciones son variables pero hay que entender y gestionar de otra forma los incendios forestales teniendo en cuenta el cambio climático. Es necesaria la implicación de distintos actores, desde la comunidad científica y técnica, al operativo de extinción y protección civil, incluyendo a las administraciones públicas. También es necesaria una población concienciada que prevenga y que esté preparada ante el fuego con medidas de autoprotección.
Acciones para reducir los incendios y un mundo inflamable
El cambio climático agrava la propagación de incendios. Es necesario conocer bien las causas de origen mediante una investigación de las causas y motivaciones. Puede ser intencionado, una negligencia o iniciado de manera natural. Conviene tomar las precauciones que analizamos a continuación.
Gestionar los bosques, un territorio cambiante que sufre las consecuencias del cambio climático. El suelo y la vegetación están más secos y el paisaje es más inflamable. Las olas de calor y las sequías se han prolongado y extendido. Conviene promover iniciativas preventivas para que los bosques no sean tan vulnerables.
Invertir más en selvicultura preventiva para los servicios de extinción de incendios. En Australia, la extinción de incendios está dirigida por personas voluntarias. Hay que profesionalizar los servicios de extinción en todo el mundo.
Preparar a la población ante el riesgo creciente de incendio forestal para prevenirlo. Los planes preventivos son fundamentales para acortar los tiempos de las primeras horas del incendio. Estas primeras horas son clave para los bomberos que tienen como prioridad rescatar a las personas, después los bienes y, por último, el medioambiente. En España y Australia tienen este mismo orden de prioridades.
Poner en marcha actuaciones específicas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Un plan de reducción de uso y quema de combustibles fósiles mediante su sustitución por fuentes de energía limpia como la eólica y la solar.
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