A mí me gustaba mucho la carne hasta que descubrí el impacto y consecuencias que genera en el medio ambiente. La carne roja es la más perjudicial para la salud y es 30 veces más dañina para el medio ambiente que los alimentos vegetales. Es cierto que la carne tiene altas proteínas, en vitamina B y en minerales, pero no es la única fuente de proteínas que existe. A la hora de comer carne tenemos que ser conscientes que no solo perjudica a nuestra salud, sino también al planeta.
Impacto ambiental de la industria cárnica
El impacto ambiental de la industria cárnica se produce principalmente por la emisión de metano a la atmósfera por la producción de carne. El metano es un gas que tiene efectos negativos en el calentamiento global. La carne de vacas y ovejas suelen necesitar más emisiones de metano que la de pollo. También hay que tener en cuenta que las granjas de cerdos generan una gran cantidad de estiércol, que puede contaminar el suelo, agua y aire.
La ganadería genera tanta contaminación como todos los coches, trenes, aviones y barcos juntos. Entre los gases emitidos se encuentran el CO2, pero especialmente el metano y el óxido nitroso, dos gases de efecto invernadero mucho más potentes que el CO2. Todo ello, porque predomina un modelo de agricultura dependiente del petróleo, de los plaguicidas y fertilizantes químicos que sustentan a la ganadería industrial.
La ganadería usa más agua fresca que cualquier otra actividad humana, hay estudios que afirman que se necesitan más de 15.000 litros de agua para producir 1 kilo de ternera. En cambio para producir un kilo de judías necesitan 3.500 litros de agua. Esta práctica también contribuye a la deforestación de árboles.
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Por qué reducir el consumo de carne
Como he dicho al principio de este artículo, dejé de comer carne por el derroche energía en el proceso de producción. Para criar a los animales con una caloría de carne son necesarias 9 calorías de vegetales. Otra razón para reducir el consumo de carne es por nuestra salud, genera sobrepeso, obesidad y enfermedades del corazón.
El bienestar animal no importa al sistema de producción de la ganadería industrial, lo único que interesa es alimentar a los animales para sacrificarlos lo antes posible. Los empresarios a gran escala solo buscan tener beneficios económicos. Apoyar la ganadería extensiva y ecológica supone potenciar un modelo donde los animales viven dignamente y contribuyen al equilibrio ecológico.
La mayoría de las organizaciones ecologistas denuncian que más del 70% de la superficie agrícola está destinada a la ganadería. No conseguiremos salvar los bosques si las tierras utilizadas para pastos y para producir piensos siguen creciendo. Esto provoca la pérdida de la biodiversidad, afecta a más de 30.000 especies vegetales. Los fertilizantes y plaguicidas están acabando con las especies.
El agua de los lagos y mares cada vez está más envenenada, está llena de antibióticos, fertilizantes y plaguicidas que contaminan los acuíferos. A ello hay que sumar que la ganadería necesita elevadas cantidades de agua, para producir 1 kilogramos de trigo son necesarios más de 1.000 litros de agua.
El poder de la producción de carne acaba en manos de grandes capitales que perjudican a las pequeñas comunidades agrícolas.
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Carnes con menos impacto ambiental
Si no podemos evitar la tentación de comer carne, para reducir el impacto ambiental, podemos elegir pollo o cerdo y descartar cordero o similares. La carne al proceder de animales más pequeños supone una menor contaminación de CO2.
Selecciona carne de proveedores éticos. Los animales criados en zonas de pastos generalmente tienen menos impacto ambiental porque suelen comportarse como lo hacen en la naturaleza. Hay que informarse de que la carne no proceda de animales tratados con antibiótocos. También es importante acabarnos toda la pieza y no tirar a la basura la mitad.
Siempre es un buen momento para dejar de tomar carne. No es verdad que necesitemos la carne para vivir, hay muchos alimentos vegetales altos en proteínas que pueden ayudarte a optimizar tu musculatura y satisfacer tu hambre de proteínas. Además, muchos de estos alimentos son también tan altos en fibra que contribuyen a un sistema digestivo saludable. Si no quieres volverte vegetariano ni vegano, puedes cambiar la carne por legumbres y granos al menos un par de veces por semana. Esta es otra interesante forma de reducir el impacto ambiental.
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