El escuchar con Mindfulness es básico en nuestra vida. Es más, el escucha con atención plena, al igual que la escritura, es precursora del habla con atención plena. Lo aconsejable es empezar atendiendo al habla de los demás, para atender después la tuya propia. Consiste en lanzarse a la escucha como si no existiera en este momento nada más que la persona que tengo delante.
Aislar el “oír” del “interpretar”
Durante el ejercicio, mientras nos ponemos a escuchar con Mindfulness, intenta aislar el “oír” del “interpretar”. Llegamos al punto de dar más importancia a los sonidos de las palabras que a su significado. Teniendo en cuenta que el significado que atribuyes puede ser distinto del que atribuye el hablante.
Puedes fijarte en el lenguaje corporal y advierte la expresión verbal. Es una forma buscar otros indicios del significado que quiere transmitir el hablante y ajustar en consecuencia tu propia interpretación. Procura centrar tu atención en el hablante y en su comunicación, más que en tu propia reacción a lo que dice él. Limítate a escuchar.
Cada vez que te desvíes de esa experiencia directa, centra de nuevo tus pensamientos y tu consciencia en escuchar.
Habla y escucha tu propia voz
Tras haber atendido la experiencia de escuchar con Mindfulness mientras habla otra persona. Ahora toca desplazar tu enfoque a hablar tú y escuchar tu propia voz.
Mientras te escuchas a ti mismo, es posible que vayas con un poco de retraso respecto de la experiencia. No tiene importancia; con el tiempo, se irá cerrando el desfase entre hablar y advertir. Acabarás por reforzar las habilidades necesarias para escuchar con atención plena en el momento, mientras hablas. Artículo sacado de la siguiente bibliografía: Mindfulness para enseñar y aprender. Estrategias prácticas para maestros y educadores. De Deborah Schoeberlein.
El oír es más necesario y difícil que el hablar
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