cultivarsalud INCLUSIVO: Audio para personas con dificultades en la lecturaCon este artículo vamos a mejorar la atención al habla con Mindfulness. Cuando nos familiaricemos con la escucha atenta a nuestra propia voz, podemos empezar a dirigir nuestra atención al habla. Cuando hables, observa si tus palabras reflejan con precisión lo que pretendías expresar. Después, cuando te hayas vuelto más sensible a la alineación de las palabras con el significado, dirige tu atención al ajuste entre expresión y significado.
Comunicación bien sintonizada
Ahora mismo es mucho más importante que atiendas a tu experiencia de advertir las consistencias o inconsistencias que el hecho de analizar el ajuste concreto. Si adviertes discrepancias entre tus intenciones y tus afirmaciones, abstente de juicios de valor en la medida de lo posible. Procura no dejarte llevar a los autorreproches y críticas interiores; limítate a advertirlo para redirigir después, con amabilidad y delicadeza, tu atención interior.
Las estrategias siguientes pueden facilitarte el desarrollo de la atención al habla con Mindfulness:
– En el transcurso de una conversación viva e intensa, haz una pausa y respira antes de dar una respuesta verbal.
– Si no has conseguido alinear bien lo que estás diciendo con lo que intentas transmitir, desarrolla una estrategia, por ejemplo, es aceptable que te interrumpas a mitad de frase para aclararte y volver.
– Cuando tengas más práctica, empezarás a hacer ajustes en plena frase en cuanto te oigas hablar. Para facilitar estos cambios espontáneos, habla más despacio y haz pausas para respirar.
– Deja que el silencio se alargue un poco más antes de responder a una pregunta o a un comentario.
– Reconoce cómo te sientes cuando ves que los demás están distraídos cuando tú hablas.
La atención al habla con Mindfulness apoya la comunicación bien sintonizada. Cuando dos personas que dialogan están en sintonía, puede parecer que conversan sin esfuerzo alguno.
Bibliografía: Mindfulness para enseñar y aprender. Estrategias prácticas para maestros y educadores. De Deborah Schoeberlein.