Ver por la calle centros especializados o escuchar a amigos hablar de ‘técnicas mindfulness’ se ha ido, paulatinamente, convirtiendo en una realidad. Debido, quién sabe, a una buena campaña de marketing. O a estar en el lugar adecuado en el momento justo, lo cierto es que este concepto ha inundado no solo escaparates de librerías sino auténticas escuelas focalizadas en esta filosofía. 

Partiendo de la raíz etimológica del término, este anglicismo aglutina dos vocablos anglosajones: mind (mente) y fulness (plenitud). La plenitud de la mente, es decir, la conciencia plena de la meditación budista tradicional es la meta para esta corriente. Realmente, las técnicas mindfulness y la filosofía en sí se han popularizado en Occidente gracias al profesor neoyorkino Jon Kabat-Zinn. Fruto de sus investigaciones en los campos del zen, el yoga y la meditación en general, este investigador ha creado el programa de Reducción de Estrés Basada en la Atención Plena (REBAP) o Mindfulness Based Stress Reduction, en sus siglas en inglés.

Técnicas mindfulness: significado y desarrollo

Percibir, gestionar y controlar nuestro foco atencional es la meta del mindfulness. De su definición más tradicional vemos que procede de la meditación Vipassana. Con ello, vemos la trascendencia histórica de esta filosofía, cuyas raíces emanan de la antigua India, donde esta meditación consistía en «tomar conciencia de la realidad, del presente», según diversos escritos.

Por tanto, las propuestas de investigación y práctica del mindfulness tienen por objetivo mejorar la calidad de vida de las personas en puntos muy concretos de su vida, desvinculándose de cualquier precepto religioso o de otras filosofías de vida alternativas. En consecuencia, el cariz religioso que emanan otras corrientes de meditación brilla por su ausencia entre las técnicas mindfulness. Como explica la revista ‘Psicología y Mente’, esta filosofía no implica creencias en dualidades espirituales ni en divinidades diversas, por lo que se apoya en fuertes cimientos sistematizados y aconfesionales, propios de cualquier desarrollo e investigación científica.

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El mindfulness, por tanto, se ha desarrollado y analizado, sobre todo, en el ámbito de la psicología. De hecho, su popularidad ha fomentado una literatura notable en este campo que explora el potencial de esta filosofía en áreas tan diversas como el autocontrol en niños o los estudios conjuntos con niveles de resiliencia en las personas adultas.

En conclusión, en las sesiones de mindfulness se persigue la relajación de la conciencia del individuo para hacer tambalear patrones mentales perpetuados en el desarrollo de la persona y hacer que se centre en el momento presente.

¿Cómo se practica el mindfulness?

Toda persona que considere que debe poner en orden sus estados mentales para afrontar el presente, debe saber que las técnicas mindfulness, especialmente en el comienzo de esta rutina, no deben exceder una práctica superior de 10 minutos al día. 

Comenzar con una dedicación elevada puede ocasionar frustración al pasar demasiado tiempo intentando controlar algo de lo que aún no tenemos capacidades.

Luego, por otro lado, cabe destacar que el escenario debe ser un sitio libre de ruidos ajenos, con una temperatura media de entre 18ºC y 25ºC. Teléfonos, alarmas, despertadores, aparatos electrónicos deben permanecer apagados y alejados de la zona de práctica.

El mindfulness, a diferencia de otras prácticas como el yoga, se practica en una única posición: sentado sobre una superficie cómoda y con las vértebras en posición recta, amortiguando el peso del tórax, el cuello y la cabeza. Una vez dispuestos, los ejercicios combinan diferente grado de dificultad, dividiéndose en ejercicios básicos que buscan controlar la respiración y el control de imágenes mentales; para luego, con los ejercicios avanzados, permitir vaciar la mente y poder tenerla en blanco.

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Otras técnicas vanguardistas

Los 2000 han abierto las puertas a numerosas técnicas de meditación y relajación, especialmente en una era cada vez más tecnológica y avasalladora para las sociedades contemporáneas. Algunas de las técnicas vanguardistas de meditación que también se han popularizado son, entre otras:

ASMR: Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma

Esta técnica consiste en tumbarse en una posición relajada y escuchar música. Pero no cualquier melodía, sino aquella música que provoca estímulos, con forma de ‘hormigueos’ en determinadas partes del cuerpo (como el cuello o la parte baja de la espalda). De este modo, se relajan los músculos y se liberan tensiones. Existen en canales como Youtube numerosos bloggers que suben música destinada a esta práctica.

Coloring

Seguro que conoces a alguien que lleva cuadernos con dibujos o mantras a medio colorear. De hecho, existen numerosas aplicaciones móviles que permiten practicar estos ejercicios de meditación con el smartphone. Se trata del coloring, una práctica relacionada con la infancia, pues es un ejercicio típicamente infantil el hecho de colorear para fomentar la creatividad y la relajación. Hoy en día, existen numerosos libros con imágenes que abarcan diferentes grados de dificultad para verter en ellas nuestros pensamientos mientras vamos coloreando cada una de las partes del mantra.

Existen otras técnicas de meditación que fomentan diversas áreas personales del individuo, aunque sí es recomendable acudir a especialistas para encontrar la vía de escape más adecuada a nuestro contexto.

Fuente: Menjasa Nutricionista Barcelona, equipo especializado en psicología nutricional y meditacional.

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