En nuestro día a día es importante poner límites a los niños, la educación es fundamental para una familia y para la sociedad. Las reglas, aunque a veces no nos gusten mucho, ayudan a establecer un orden para que todos funcionemos mejor, sin conflictos.
No te confundas, no es incompatible poner reglas con que el niño sea feliz, es más, conociendo los límites que puede sobrepasar se sentirá más protegido y seguro. Siempre es bueno que los menores tengan claro lo que tiene permitido y lo que no. Las reglas deben fomentar siempre los valores como la responsabilidad, el respeto y la tolerancia. Algo que también servirá para la vida adulta de los pequeños.
Qué significa poner límites a los niños
Los adultos establecen unas pautas que guían el comportamiento de los niños. Hay que adaptar las reglas a la edad del pequeño. Por ejemplo, durante los primeros años de vida les gusta tocar y probar todo. Conviene hacer un límite de los usos que pueden hacer los niños durante los primeros 5 años de vida. Los padres deben conseguir restringir que haga acciones que pueden hacer que se lastime y se haga daño. Hay que dejarles claro desde el principio las restricciones a algunos espacios físicos de nuestra casa como la cocina o el garaje. Son zonas peligrosas para los niños pequeños. Hay que enseñarle que el mundo se rige por jerarquías, los padres mandan pero siempre lo hacen para proteger al menor.
La técnica para implantar los límites también es importante, la comunicación, explicar las cosas es fundamental. Hay que tener una conexión emocional. Lo que se limita es la conducta, no los sentimientos que la acompañan a la acción. No mientas, de este modo conseguirás que el niño esté preparado para asumir la realidad.
Los pequeños necesitan una libertad conducida, aceptando su individualidad, con posibilidades y limitaciones. Hay que razonar dentro de lo que se pueda con el menor para tomar las decisiones por consenso. Nuestro objetivo tiene que ser que aprenda a interiorizar lo que se le pide; por ello, si no respeta la norma, poner consecuencias. Es importante que los niños sepan qué pasará en caso de no cumplir las pautas que le damos.
Los límites deben ser claros y específicos desde el principio con una sola frase concisa. Conviene utilizar un lenguaje positivo donde digamos lo que tiene que hacer. Los padres tenemos que ser consistentes con las reglas, hay que aplicarlas siempre para no causar confusión.
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Beneficios de poner límites a los niños
Los niños que comprenden y cumplen con los límites tienen una mayor seguridad ante la vida. Fomenta la empatía de los pequeños, por ejemplo, es bueno aprender pronto que no hay que pegar a otros niños.
Una buena comunicación de las reglas evita muchos conflictos entre padres e hijos. Permite a los niños desarrollar la autorregulación de sus emociones y conductas. Con las pautas protegemos, son una muestra de cariño. Educar y monitorear a los hijos implica tiempo y atención, por lo que los niños se sienten valorados por sus padres.
Los pequeños aprenden a tomar sus propias decisiones y asumir las consecuencias. Conseguiremos que establezcan hábitos saludables desde pequeños. Los límites aplicados de forma correcta pueden ser una buena herramienta para fortalecer la autoestima de los niños y mejorar significativamente la unión y convivencia familiar. También son una oportunidad para fortalecen el liderazgo de los padres como persona con autoridad.
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La importancia de los límites
Los límites siempre serán útiles para el comportamiento de los pequeños en casa, en el colegio o en la calle. Necesitan saber hasta dónde pueden llegar y qué pasa cuando superan esos límites. Por ello, es importante que haya consecuencias cúando rebasan los límites, de este modo cambiarán su actitud en un futuro.
La familia constituye el primer grupo social al que pertenece el niño, con su padre, madre y hermanos aprende a convivir. La aplicación de normas y límites en el contexto familiar supone una protección para reducir la probabilidad de aparición de conductas de riesgo.
El establecer límites y normas ayuda a los niños a sentirse tranquilos y evitar conductas que les perjudiquen en un futuro. Facilita el autocontrol emocional, expresando sus necesidades y aumentando la capacidad de frustración. Incluso, ayuda a regular sus ritmos de sueños y alimentación.
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