El yoga puede reducir efectos de la quimioterapia y radioterapia, como la fatiga crónica, la ansiedad o el estrés
Si bien el yoga se reconoce como una práctica en la que se realizan posturas físicas (asanas) junto con diferentes tipos de respiración (pranayama) y meditación, también es una terapia que contribuye al equilibrio entre cuerpo y mente. Esta puede ser útil para gestionar las emociones, calmar la mente y aliviar el estrés, que tanto nos afecta en la sociedad actual. Así mismo, el yoga puede ser de ayuda para mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer.
El Centro Nacional para la Salud Complementaria e Integrativa de Estados Unidos (NCCIH) recoge estudios científicos que indican que el yoga puede beneficiar en el paciente oncológico en lo que respecta a la ansiedad, la depresión, el estrés y la angustia, derivados de los tratamientos.
Concretamente, un ensayo aleatorio que se hizo en dos grupos de pacientes ─uno que hizo yoga Iyengar y otro Educación para la salud─ mostró que las supervivientes de cáncer de mama mejoraron significativamente su fatiga y vigor1 Otro estudio también investigó los beneficios del yoga en dos grupos de pacientes ─uno que practicó yoga y otro que asistió a terapia de apoyo─ cuyos resultados incluyeron mejoras en la salud psicológica, la ansiedad, la depresión, la tensión y la angustia2.
Muchos pacientes con diagnóstico de cáncer utilizan la terapia del yoga para reducir los síntomas secundarios de los tratamientos. Cochrane Library ─una institución que revisa bibliografía científica─ encontró 24 estudios realizados en más de 2.166 mujeres con cáncer de mama, que indicaban que el yoga era efectivo para reducir la fatiga y el trastorno del sueño, y que por tanto, las pacientes pueden usar el yoga como terapia complementaria a la quimioterapia y la radioterapia para mejorar su calidad de vida.
Ahora bien, siempre hay que tener en cuenta que no todas las terapias son inocuas. No todas las asanas y respiraciones del yoga benefician al paciente en función del tipo de cáncer. Por ello y puesto que el yoga implica actividad física, aunque sea de baja intensidad, se debe consultar a un profesional qué posturas son más adecuadas para nosotros. Así, los pacientes tendrán una herramienta más para ayudar a mejorar su calidad de vida, reducir los efectos secundarios, sentirse más vitales y afrontar mejor la enfermedad.
Fuente: Asociación Oncología Integrativa
1 JE Bower, Garet D, Sternlieb B, Ganz PA, Irwin MR, R Olmstead, Greendale G. Yoga para la persistencia de la fatiga en los sobrevivientes de cáncer de mama: un ensayo controlado aleatorio. Cáncer. 2011 Dec 16. doi: 10.1002 / cncr.26702. Extraído de: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22180393
2 Lin K-Y, Hu Y-T, Chang K-J, et al. Effects of yoga on psychological health, quality of life, and physical health of patients with cancer: a meta-analysis. Evidence-Based Complementary and Alternative Medicine. 2011;2011:659876. Extraído de: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21437197