Antes que nada, quiero dejar clara mi postura de mi total apoyo a todas las líneas de investigación abiertas para encontrar la mejor manera de hacer frente a este virus. Y, por supuesto, a la enorme y tremenda labor de nuestros investigadores y sanitarios, quienes procuran sus mejores protocolos clínicos para darnos su mejor atención.
Como son muchas las consultas que realizáis sobre algunas de las terapias no convencionales que aparecen en las redes sociales, este post tiene como propósito establecer que algunas de ellas pueden ser de tremenda utilidad en esta crisis COVID-19, pero para ello deberían ser convenientemente estudiadas.
Fase de la enfermedad y tratamiento
Es muy importante determinar en qué fase se encuentra el Covid-19. A este respecto se pueden definir las distintas fases que tiene la enfermedad: infección temprana y la cascada inflamatoria pulmonar que daña gravemente el parénquima pulmonar. La relevancia de ello reside en que un tratamiento que puede resultar beneficioso en las primeras fases, puede no tener el mismo efecto en las más avanzadas. Como en la primera fase de la infección es cuando el paciente presenta una mayor carga viral, son más efectivos los antivirales. En la segunda, predomina la inflamación, por ello, son más efectivos los fármacos antiinflamatorios.
¿Cuál es el grado de evidencia científica del actual tratamiento farmacológico de COVID-19?
Llegados a este punto, tal y como dice la misma Agencia Española del Medicamento: “Aunque existen numerosos ensayos clínicos en marcha, no existe por el momento evidencia procedente de ensayos clínicos controlados que permitan recomendar un tratamiento específico para SARS-CoV-2”. De este modo, las distintas autoridades sanitarias se han abierto a distintos tratamientos empíricos.
La misma Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) ha informado a los profesionales sanitarios a través de notas informativas que, hasta la fecha, solo hay datos «parciales, preliminares y a veces únicamente in vitro», cuando no contradictorios. Por ello, solicitaban que cualquier propuesta terapéutica se haga en el marco de ensayos clínicos «que generen conocimiento útil, al tiempo que se ofrece una alternativa de tratamiento plausible».
NOTAS INFORMATIVAS: Indicaciones del día 13 de marzo, Indicaciones del 16 de marzo.
Los pseudoescépticos…
Durante todo el tiempo que dura esta crisis sanitaria, me vienen a la memoria los cientifistas, los denominados pseudoescépticos. Ahora más que nunca los tengo incrustados en mi mente ya que estos son los que nos han puesto a caldo a todos los que practicamos la Medicina Integrativa por afirmar que no nos ajustamos a la Medicina Basada en la Evidencia o mejor en Pruebas.
Esta tiene su corpus central en las revisiones sistemáticas y/o metaanálisis de ensayos clínicos, por ser la cúspide de la pirámide del nivel de evidencia. Entiendo perfectamente la urgencia que tiene encontrar una terapia efectiva que pueda tratar el SARS-CoV-2. De eso no cabe ninguna duda y reitero el tremendo esfuerzo que están realizando nuestros investigadores. Sin embargo, ¿Estamos haciendo uso de esos metaanálisis? Lo pongo más fácil y disminuyo el nivel de evidencia exigible. ¿Estamos haciendo uso de fármacos que se hayan testado en ensayos clínicos aleatorizados y controlados?
Quizás te guste también: ¿Ciencia o pseudociencia? Carta abierta de un científico



O todos moros, o todos cristianos
Me temo que más bien se tratan de tratamientos experimentales, sin grupo control y en buena parte, generosamente amplificados por la prensa. De verdad, que lo entiendo perfectamente. Sin embargo, como bien dice el dicho popular, “O todos moros, o todos cristianos” Como pretendo que se entienda bien lo que quiero decir, el proverbio anglicado de nuestra versión castiza, “La salsa que es buena para el ganso, es buena para la gansa”. Diga cómo se diga, en el fondo se trata de poner en relieve la necesidad de la justicia y la equidad en cualquier circunstancia. Y, esta no escapa a ello. Y, es que, algunas herramientas propias de la Medicina Integrativa, pueden ser eficaces para combatir el nuevo coronavirus. Es más, deben de partir, por equidad, de las mismas condiciones que los fármacos a la hora de poderlos experimentar. La ausencia de patente no debe ser excusa para no hacerlo.
Me parece muy bien que las acciones de la farmacéutica que comercializa el antiviral Remdesivir suba en bolsa a raíz de sus investigaciones preliminares con COVID-19, pero eso no es óbice para que, por ejemplo, la vitamina c, por no ser objeto de patente, no pueda ser ensayada.
¿Puede la Medicina Integrativa colaborar en la lucha contra COVID-19?
Sin duda ninguna, la respuesta es sí.
Como hemos visto, para evaluar el uso de estos fármacos se recurre a estudios de investigación, que ofrecen grados de evidencia muy diferentes según el tipo de estudio. Sin embargo, por tratarse de un patógeno nuevo, en la actualidad no se dispone de ningún tratamiento con la suficiente evidencia científica por lo que esta se deberá de obtener a través de ensayos clínicos con buen diseño metodológico. Llegados a este punto, podríamos plantearnos la siguiente cuestión, si frente al coronavirus se están empleando fármacos contra la malaria y también para tratar la artritis reumatoide y el lupus, ¿Cuál es el inconveniente para que realicemos ensayos clínicos con otras herramientas que emplea la Medicina Integrativa? La respuesta debería ser muy contundente. No debería haber ningún inconveniente. Por el bien de los pacientes y de la ciencia, aquellas herramientas para las que exista una cierta base científica y racional que justifique su futura utilidad y con la suficiente seguridad, debe tener las mismas oportunidades que, por ejemplo, un antimalárico. El que no sean objeto de patente no debiera justificar, en ninguna medida, que no se puedan ensayar.
Lee también: Como plantar cara al coronavirus sin alarmismos



Países que las están implementando
De este modo, si las distintas autoridades sanitarias se han abierto a los tratamientos empíricos, en este contexto, las Terapias Médicas No Convencionales también deberían ser contempladas y no rechazadas de por se. Países como China, India, Tailandia, Italia; también en Suiza, Francia, UK y Alemania, precisamente por tener entre sus prestaciones de la Seguridad Social a la Medicina Integrativa, ya las están implementando a sus pautas preventivas y terapéuticas. Recordemos también que muchas técnicas terapéuticas específicas son reconocidas y recomendadas por la Organización Mundial de la Salud para todos los países del mundo (programa 2014-2023).
Conocido el ciclo vital del virus, comenzamos a entender su talón de Aquiles. Así, considero que es perfectamente compatible ensayar farmacológicamente con fármacos dirigidos como, por ejemplo, inhibidores de la RNA polimerasa y de las proteasas, tal y como ocurre con el medicamento antiviral Favipiravir, como aquellas herramientas de la medicina integrativa, como pueda ser la ozonoterapia, de características más inespecíficas, pero no por ello menos eficaces, complementarias de las anteriores y, además, prácticamente seguras.
Te puede interesar: Aromaterapia científica contra el coronavirus
Ejemplos de herramientas de la Medicina Integrativa susceptibles de ser sometidas a ensayos clínicos
No es el propósito de esta entrada hacer una revisión estricta de cada una de las terapias propuestas, sino un breve esbozo de evidencias que justificarían el dar paso a ensayos clínicos de algunas de ellas. Me centraré, especialmente en dos de ellas, la ozonoterapia y los endovenosos con vitamina C.
Ozonoterapia
El ozono se puede utilizar para la desinfección de determinados espacios y lo puede hacer mucho más eficazmente que los aerosoles líquidos y aerosoles aplicados manualmente, si bien el ambiente a tratar debe estar libre de personas y animales debido a la toxicidad relativa del ozono por inhalación.
La ozonoterapia sistemática es una forma de tratamiento y puede ser “potencialmente” útil en el SARS-CoV-2. La Ozonoterapia es una terapia complementaria, porque mientras el paciente infectado es tratado con medicina alopática, al mismo tiempo podría recibir su aplicación.
La justificación y el mecanismo de acción ya se han demostrado clínicamente en otras infecciones virales y se ha demostrado que es muy eficaz en estudios de investigación.
Actualmente se están llevando a cabo al menos tres ensayos clínicos con autohemoterapia en China, pero se necesitan más ensayos clínicos y datos para confirmar la eficacia de la terapia con ozono como terapia complementaria en las enfermedades COVID-19.
Ya se está utilizando en…
En nuestro país, la Policlinica Nuestra Señora del Rosario de Ibiza ha sido el primer centro hospitalario en España en utilizar esta técnica para mejorar a los enfermos con Covid-19.
Desde el centro cuentan que el ozono tiene multitud de efectos biológicos beneficiosos. Dos de los principales efectos biológicos del ozono son la mejora de la oxigenación a nivel tisular, y su efecto inmunomodulador consiguiendo así que disminuya la respuesta inflamatoria que sufren estos pacientes, a ello se une su potencial efecto viricida. Incluso, no es necesario esperar muchos días para observar la evolución del paciente. Tras dos o tres sesiones de tratamiento la mejoría es evidente. «Muchos pacientes que estaban a punto de ser intubados y conectados a ventilación mecánica han podido, gracias a la terapia con ozono, no solo evitarlo sino mejorar hasta el punto de no requerir oxígeno con tan solo unas sesiones de tratamiento»
Endovenosos de vitamina C



Son múltiples las publicaciones internacionales que afirman que, aunque la aplicación endovenosa de vitamina C no evita el contagio por coronavirus, pero si mejora la capacidad de respuesta a enfermedades infecciosas como el Covid-19.
La vitamina C aumenta la resistencia a la infección mediante una serie de efectos cuyo mecanismo de acción no está del todo dilucidado: aumenta la actividad inmunológica de los linfocitos, aumenta la producción de interferon y aumenta la integridad de las membranas mucosas.
Existe referencia bibliográfica que el ácido ascórbico endovenoso combate eficazmente el coronavirus 2019 y todos los otros agentes virales del mismo grupo, aun en los casos más graves y complicados.
Algunas pruebas
Un estudio randomizado, controlado, a doble ciego y con placebo llevado a cabo por Fowler y col. con pacientes con Síndrome de Distrés Respiratorio Agudo (ARDS) en estado crítico, conectados a un respirador en la Unidad de Cuidados Intensivos, demostró con apenas cuatro días de tratamiento ser capaz de reducir la mortalidad por COVID-19 a 4%, en tanto que el grupo de control (que recibió un placebo) tuvo una mortalidad del 63%.
Por otra parte, también se ha de destacar el anuncio oficial de las autoridades médicas Chinas (el país con la mejor experiencia clínica en el tratamiento del COVID 2019), sobre el uso de megadosis de ácido ascórbico para prevención y tratamiento del Síndrome de Distrés Respiratorio Agudo (ARDS). En concreto, esta es la recomendación dada por el propio gobierno Chino: “Se recomienda usar grandes dosis de vitamina C y heparina no fraccionada. Deben inyectarse grandes dosis de vitamina C por vía intravenosa, a una dosis de 100 a 200 mg/kg por día. El uso continuo de larga duración mejora significativamente el índice de oxigenación. Se recomienda usar grandes dosis”.
Otras técnicas posibles
Son bastantes más las técnicas a validar. Desde la acupuntura, para la que existen diversos escritos de acupuntura y moxibustión para la prevención y el tratamiento de epidemias en los escritos clásicos de medicina tradicional china. La acupuntura-moxibustión juega un papel activo en la prevención y el tratamiento de enfermedades infecciosas. Frente a COVID-19, la terapia con acupuntura y moxibustión han ayudado de forma activa en la prevención y el control de la enfermedad con buenos resultados.
Otras herramientas podrían ser dosis suprafisiológicas de determinados nutrientes o la musicoterapia, yoga o mindfulness, por citar alguna de ellas. Y, si me apuráis, hasta el MMS o clorito de sodio, también podría ser utilizada. ¿Por qué no? De esta manera y bajo una investigación controlado sabríamos de una vez por todas si es eficaz o no. Lo que nunca sabremos es si nunca lo investigamos.
Otras personas han leído: Beneficios del yoga en pacientes con cáncer
A mi en la facultad me enseñaron dos cosas. Una fue, hazlo fácil. La otra, es que lo prometedor de la ciencia está justamente en el lugar donde desaparecen las certidumbres.
No hay excusas, es solo cuestión de quererlo hacer.
La información proporcionada en cultivarsalud.com ha sido planteada para apoyar, no reemplazar, la relación que existe entre un paciente/visitante de este sitio web y su médico
Índice de contenidos