Cuando vivimos una experiencia como el cáncer, nos encontramos con varias fases que nos pueden impactar emocionalmente en mayor o menor grado dependiendo del nivel de desarrollo personal o de la madurez que tenga la persona.
En la actualidad cada vez existe un mayor consenso en cuanto a la relación existente entre los impactos emocionales y las enfermedades.
Los conflictos emocionales son un caldo de cultivo para que puedan florecer las enfermedades y por ello es muy importante que las personas logren a través de un buen profesional localizar y liberar aquellos conflictos internos que les impiden disfrutar de un óptimo desarrollo personal.
Es importante aprender a gestionar los propios conflictos siempre que exista una falta de recursos. Debemos aprender a pedir ayuda en las situaciones en las que se necesita.
Desde el momento en que la persona recibe la noticia de que tiene cáncer, las sensaciones y las emociones que tenga serán muy diferentes en función de las experiencias personales que haya vivido. En la medida que una persona tenga mayor capacidad de adaptación a la realidad de lo que está ocurriendo será menos doloroso y mucho más fácil de gestionar emocionalmente.
Pero si la persona tiende a rechazar lo que está ocurriendo generará una gran cantidad de choques personales que no ayudarán en nada a su recuperación.
Es importante el acompañamiento en las distintas etapas por las que pasa para eliminar, mejorar o paliar la enfermedad, para que sea capaz de gestionar las sensaciones de incertidumbre que se producen durante todo el tiempo que duran los tratamientos.
Incluso aunque el final sea la eliminación completa de la enfermedad, las revisiones periódicas durante varios años hasta tener el alta definitiva, también generan mucho estrés, y no solamente a la persona afectada sino también a su entorno personal y familiar.
En todas estas etapas debemos ayudarle a lograr el máximo equilibrio emocional que le permita superar el proceso de la enfermedad con el menor sufrimiento posible.
Es tiempo de hacer una parada para encontrarnos con nosotros y con el mundo desde la sinceridad y la responsabilidad. Empezar a vernos frente a frente con nuestros peores y mejores sentimientos, reconocer todo aquello que durante mucho tiempo hemos ido guardando en nuestro interior.
Para ello el primer punto es ubicarse.
Ubicarse es tomar conciencia de dónde me encuentro emocionalmente. Si quieres saber qué dirección tomar, primero tendrás que saber de dónde partes. Esto que parece sencillo no resulta, en la práctica y según mi experiencia profesional durante 30 años nada sencillo para las personas.
La vida te habrá llevado hasta donde te encuentras en este preciso momento, y primero, tendrás que limpiar las cargas emocionas que se han acumulado en tu interior y que no has gestionado. A partir de ahí podrás abrirte a lo nuevo. Se trata de partir de donde me encuentro y no desde donde desearía estar. Si buscas qué es lo que te puede ir bien, sin saber qué es lo que ya tienes en tu interior, lo único que conseguirás es añadir más conflicto al ya existente
Te esperamos en la edición de Biocultura Valencia, el viernes 29 de Septiembre, a las 10:30 h. en la Sala Verde, dónde te presentaremos:
-Cáncer, alimentación y emoción: una visión diferente.
Ven y descubre «Las 3 claves que cambiarán tu vida»
-Lo que siento: con Jaume Campos
-Lo que como: con Mercedes Morales
-Lo que soy: con Juan Serrano
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