VISIÓN HOLÍSTICA EN ONCOLOGÍA
¿Qué implica el modelo holístico en oncología?
¿Cuáles son los beneficios para un paciente diagnosticado con cáncer?
En las últimas décadas el concepto de “enfermo” en el sector de la salud ha cambiado profundamente. De hecho, si en el pasado el paciente era considerado un sujeto pasivo y un objeto de tratamiento, hoy en día se lo considera como un usuario de diversos servicios que debe estar involucrado y muy bien informado antes, durante y después de todo el proceso.
Para que esto sea un hecho han habido dos factores particularmente importantes:
La mala “prensa” de la aparición de empresas sanitarias fundamentadas en protocolos de patologías que están muy apartadas de las necesidades reales planteadas por los pacientes.
La necesidad humana de un sistema sanitario que contemple un enfoque más integral y menos orientado a la mera «reparación mecánica» de la parte que está enferma. Este cambio ha permitido un giro importante también en la percepción de los conceptos salud y enfermedad.
UNA FORMA NUEVA DE ABORDAR LA ENFERMEDAD
En nuestra cultura occidental, la tendencia es contemplar la enfermedad como una alteración, una agresión externa o una lesión. En muchas ocasiones, y particularmente en el caso de la enfermedad del cáncer, usamos la metáfora de la guerra, tanto en referencia a la agresión llevada a cabo por la enfermedad en el cuerpo, así como en referencia a la idea de una batalla que hay que librar o “luchar” para vencerla. Esta percepción, en lugar de permitirnos “sentirla” como algo relacionado con la contaminación, con hábitos, filosofías o estilos de vida, en definitiva, como parte de un proceso mucho más amplio, solo alimenta y aumenta el sentimiento de temor hacia ella y nos aleja de una correcta comprensión de la misma.
Según el nuevo paradigma que se está desarrollando, la enfermedad está considerada como una de las múltiples y posibles reacciones de nuestro organismo ante los desequilibrios que encontramos en el entorno en el que vivimos. Esta nueva visión, que parte de premisas ecosistémicas, nos permite situar el proceso patológico dentro de una dimensión mucho más amplia, enriquecedora y holística, que incluye la dimensión energética, mental y espiritual de la persona. La enfermedad se percibe más correctamente como un proceso de desequilibrios que afectan a la persona en el total de su unidad Mente-Cuerpo, y en su relación con la dimensión energética de la realidad circundante.
LA PERSONA SE SITUA EN EL CENTRO
Hoy en día, la persona diagnosticada de cáncer, es considerada como un sujeto activo e importantísimo en el proceso hacia la curación, que es capaz de contribuir con emociones mentales y actitudes, para activar sus habilidades y capacidades de curación. Es por esto que la programación de un tratamiento efectivo siempre debe establecer como objetivos principales aquellos que instan a cada persona a re-activar sus propios recursos internos, a motivar a cada persona a desarrollar una nueva forma de autoconciencia y cuidado para participar efectivamente en su proceso de curación, haciendo cambios en sus creencias y sistemas de creencias.
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