La Reflexología Podal, con rigor científico, comenzó ya en el siglo XIX, cuando en 1841, F. y W. Huneke, demostraron que a través de la inyección de un anestésico local, con efecto sobre el sistema nervioso, en un campo de interferencias (cicatrices, focos infecciosos, etc) podían eliminar dolores en otras regiones del cuerpo, descubriendo así los efectos reflejos a distancia. Algún año después Iwan P. Paulow, junto a Alexei D. Speranski, explicó los reflejos y demostró que el sistema nervioso tiene un importante papel en el desarrollo de enfermedades, desarrollando las bases científicas de la Reflexología Podal. En el año 1913, el Dr. William Fitzgerald, observó que presionar en diferentes zonas del cuerpo, le permitía realizar operaciones de nariz y garganta, sin el uso anestésicos. De esta manera, Fitzgerald, basándose en conocimientos anatómicos, desarrolla la teoría de que el cuerpo está recorrido longitudinalmente por diez líneas energéticas (similares a los meridianos de la acupuntura o incluso a los dermatomas utilizados en nuestra práctica), estas lineas van desde la punta de los dedos del pie hasta la cabeza, y están divididas a su vez en tres tramos transversales, permitiéndonos establecer la posición del cuerpo y órganos en los pies. Más tarde, Eunice Ingham, entendió que los pies eran como un dibujo disminuido de la totalidad del cuerpo y trasladó las zonas corporales de Fitzgerald.
La reflexoterapia podal adquirió una base sólida donde sustentarse, considerando la importancia de la morfología del pie para la aparición de ciertos trastornos.
El tratamiento a través de puntos reflejos puede ser muy útil, sobre todo cuando la zona a tratar es demasiado dolorosa o está demasiado sensibilizada.
Entre los muchos beneficios que nos puede aportar la reflexología podal encontramos los siguientes:
- Efecto relajante.
- Reducción del estrés.
- Mejora de la circulación sanguínea y linfática.
- Ayuda a la liberación de toxinas.
- Equilibrio en los distintos sistemas fisiológicos, normalizando así el funcionamiento orgánico y hormonal.
- Efecto revitalizante.
- Estimula el sistema inmunológico.
- Resulta gratificante para quién la da y para quién la recibe.
No obstante, como toda terapia, también tiene sus contraindicaciones, y no está recomentado aplicarla en casos de:
- Enfermedades agudas.
- En la menstruación de la mujer, no actuar nunca sobre el aparato genital.
- Durante el embarazo, especialmente en caso de peligro de abortos o parto prematuro o en embarazadas con antecedentes de los mismos.
- Enfermedades infecciosas que cursan con fiebre alta, dolores fuertes, espasmos, hemorragias.
- Pacientes con cáncer, sobre todo en caso de metástasis.
- En diabéticos, si se inyectan insulina, se ha de llevar un control de glucosa (bajo control médico) por la posibilidad de oscilaciones.
- Personas débiles, de edad avanzada o pacientes que acaban de superar una enfermedad o intervención quirúrgica grave.
- Cuando hay hongos (pie de atleta, micosis), heridas, llagas o cualquier tipo de erupción en los pies.
- En caso de callosidades, la presión sobre estas zonas es muy dolorosa, por estar las zonas reflejo insensibilizadas.
- Inflamaciones en el sistema venoso o linfático (trombosis, flebitis…).
Colaboración de: Alt Benestar
La información proporcionada en cultivarsalud.com ha sido planteada para apoyar, no reemplazar, la relación que existe entre un paciente/visitante de este sitio web y su médico