El sistema digestivo con su particular sistema nervioso entérico, está compuesto por una completa red de neuronas, los neurotransmisores y proteínas especiales que se encargan de las comunicaciones, «pensar», «recordar» y «aprender». Como resultado de ello, es conocido como el «segundo cerebro». Nuestro esófago, estómago, intestino delgado y grueso están llenos de tejido «empapado» de los mismos neurotransmisores que existen en el cerebro y además son influido por ellos.
Es por ello que acumulamos en él muchas emociones no expresadas, problemas no solucionados y está relacionado directamente con nuestra capacidad de asimilar la vida (digerir si se prefiere).
Para cuidarlo desde un punto de vista emocional, es necesario, ante todo tranquilidad y relajación, le beneficiará mucho practicar la meditación, un gran número de posturas de yoga (todas las que tienen una acción directa sobre el abdomen), la respiración consciente o pranayamas (por su efecto sobre el sistema nervioso) y comer con calma, sin prisas, en un ambiente agradable, evitando conflictos, enfados o discusiones durante las comidas.
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