“No te preocupes si pasas poco tiempo con tus [email protected], lo importante es el tiempo de calidad”.
Nos la han colado. Con esta maravillosa frase tranquilizan nuestras conciencias porque la conciliación familiar en las empresas de nuestro país todavía es una utopía. Ahora viene la pregunta del millón: ¿Qué es “tiempo de calidad”? O otra cuestión interesante, ¿Aceptaríamos este argumento para otras esferas de nuestra vida?
Por ejemplo, “No, no vas a ver todos los partidos de la liga ni de la Champion´s, sólo 1 al mes. Pero no te preocupes, lo importante no es la cantidad sino la calidad”. ¿A quién engañarían con esto? Sin embargo, cuando se trata de lxs niñ@s lo aceptamos. Seguramente porque el sentimiento de culpa es tan grande que cualquier sucedáneo tranquilizador nos vale. Quizá también porque cuando compartimos poco tiempo con ellxs es más difícil conectar, no conocemos sus intereses ni sus ritmos, no hay complicidad, somos un poco como esos parientes lejanos que encontramos en las bodas y que saludamos con cariño porque son de toda la vida, pero en 10 minutos la conversación se agota porque no compartimos cotidianeidad. Cuando el encuentro con nuestrxs [email protected] no es gratificante o fluido, confirmamos que igual es casi mejor que las ocasiones sean escasas. Ya nos lo han dicho, “lo importante no es que sea mucho, sino que sea tiempo de calidad”.
¿Qué es tiempo de calidad?
Yo lo reformularía: para que haya calidad, hace falta tiempo. Momentos para reir, para jugar, para discutir, para consolar, para aburrirnos, para cantar, para ir construyendo lazos fuertes que nos mantienen [email protected], que generan complicidad, que nos ayudan a conocernos y a entendernos. Cuando llegan a la adolescencia queremos que nos cuenten, pero sólo lo hacen si llevan toda la vida contándonos, si en casa hemos creado tiempos y espacios para que quepan la intimidad, las confidencias, las preguntas y las respuestas.
¿Qué podemos hacer? 3 Propuestas
Si hasta aquí estamos de acuerdo, ahora hay que incluir la amarga variable del principio de realidad: tenemos poco tiempo. ¿Cómo hacemos?
Aprovechar los momentos en la mesa
Los desayunos, las comidas y las cenas son momentos estupendos para el encuentro. Si sustituimos la televisión por la conversación, ganaremos mucho tiempo a la semana.
Escucha activa
Los asuntos de [email protected] niñ@s muchas veces nos parecen triviales o irrelevantes. Sin embargo, para [email protected] son tan importantes como el descenso salarial o el corona virus para [email protected] Escuchar lo que ha pasado en el recreo o el nuevo juego que han inventado pueden abrirnos puertas para conversaciones posteriores, para estar al día de lo que les pasa y, sobre todo, es un potente mensaje para [email protected]: “lo que te pasa, me interesa”.
El poder de la actitud
Más allá de lo que hagamos, nuestra actitud les llega con mucha fuerza. Calidad significa que del poco tiempo libre que tengo, te dedico mucho. Significa que me importa lo que estás viviendo y que me paro a escucharte. Que quiero compartir momentos contigo, los más posibles.
¿Qué dirían en nuestro trabajo si en un proyecto en el que hay millones de euros en juego justificáramos: “le dedico poco tiempo, pero no os preocupéis porque es tiempo de calidad”? [email protected] niñ@s se están construyendo como personas y desde la familia ponemos los cimientos para su felicidad presente y futura. ¿Hay algo más valioso que eso? Exprimamos el tiempo que tenemos, saquemos el máximo posible y aumentaremos las oportunidades de disfrutar de momentos de calidad. Muy pronto recogeremos los frutos. El tiempo con los [email protected] es una delicia mutua y compartida.
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