Una de las cosas más importantes que debes hacer para calentar la casa y saber si se calienta eficientemente puede ser entender cómo funciona y cuáles son los defectos existentes.
La termoflujometría es la ciencia que estudia el comportamiento del calor en los elementos estructurales que conforman nuestros hogares y la cantidad de calor que pasa a través de ellos. Una de nuestras primeras necesidades es la comodidad. Vivir en invierno en una casa calentita, sin humedad y sin la formación de moho, está considerado como un bienestar fundamental. En verano, el calor también es un aspecto a considerar, pero menos problemático.
Esta comodidad en la vivienda, ¿cómo se consigue?
Una casa es una estructura formada básicamente por un techo, paredes exteriores e interiores, puertas, ventanas y suelo.
En invierno, lo que hacemos para sentirnos bien, es generar calor en nuestro hogar y calentar la casa, para así conseguir una temperatura de unos 20 grados y no sentir frío.
La física nos enseña que el calor no se destruye (no desaparece), pero se transmite de varias maneras a partir de un cuerpo (ya sea sólido, líquido o gaseoso) a otro; desde el más caliente al más frío. Así que el calor que producimos a través de calderas, chimeneas, calentadores eléctricos y bombas de calor, una vez entra en la casa, comienza a migrar, es decir, se siente atraído por los lugares más fríos y atraviesa las paredes, las ventanas, suelos y el techo.
Para contrarrestar estas pérdidas al calentar la casa debemos hacernos una pregunta:
¿Qué cantidad de calor «escapa» a través de los elementos de mi casa?
Calentar la casa y que el calor no escape
Las respuestas se pueden obtener con dos métodos distintos.
– El primero de ellos tiene en cuenta el tipo de materiales que componen los elementos estructurales de nuestras casas y, a partir de valores medidos en el laboratorio, calcula la cantidad de calor que se pierde. El inconveniente de este procedimiento es que a menudo no se conoce la composición de las paredes y es difícil hacer un cálculo fiable, a menos que se haga una extracción de muestras (es decir, se toma una muestra de la pared y se miden y analizan las capas de materiales que componen la muestra : yeso, ladrillo, piedra, etc.).
Si la casa es de nueva construcción se puede pedir al constructor que nos proporcione la estratigrafía.
– El segundo método consiste en utilizar un caudalímetro. Es un método no invasivo (es decir, no hace falta tomar muestras), que permite la medición exacta de la capacidad de los elementos arquitectónicos para transmitir (y, por lo tanto, dispersar al exterior), el calor que incorporamos a la habitación. La medición se realiza a través de un instrumento llamado medidor de flujo de calor, que mide el paso del calor desde el interior hacia el exterior de la casa.
La herramienta está formada por una unidad central, donde se registran los datos medidos a partir de las dos unidades secundarias, que se colocan una dentro y otra fuera de la pared a medir.
Igual que un médico antes de administrar un medicamento, primero tiene que conocer el nivel de la enfermedad o malestar de este para elegir el medicamento a recetar, se pueden elegir los espesores y materiales de aislamiento a colocar, para obtener la mejor relación calidad / precio.
Así que antes de tomar una decisión, antes de gastar miles de euros, se debe invertir en una buena investigación de los elementos de la construcción con el fin de conocer realmente nuestras necesidades al calentar la casa.