¿No eres un super héroe/heroína y te está afectando la crisis?

Me pongo a buscar en internet y encuentro que las personas resilientes son positivas, creativas, conscientes de sus limitaciones y capacidades, siempre dispuestas a luchar, salir adelante y seguir en la labor de potenciar la resiliencia. Y me pregunto, con este perfil de super héroes/heroínas ¿para qué  necesitan la resiliencia? Me explico: cuando las cosas se ponen feas es normal que aflore la inseguridad, que nos cuestionemos, que aparezca el abatimiento y que la desesperanza y el miedo puedan paralizarnos. Nos encantaría ser como esas «personas resilientes» que siempre saben poner al mal tiempo buena cara, pero si no lo conseguimos nos sentimos aún más gusanos arrastrándonos en el fango, y eso no ayuda. ¿Cómo romper este círculo?

Definición de resiliencia

El psiquiatra John Bowlby fue el primero en utilizar el término resiliencia, que según la Real Academia Española viene del latín resiliens resilientis cuya raíz RESIL significa saltar hacia atrás, rebotar, replegarse. Qué bonito encontrar que en el origen de la palabra no está la imparable fuerza de Vengadores, sino la flexibilidad  del rebote, de dar un paso atrás.

La RAE continúa definiéndola como “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. No menciona el  optimismo, la fortaleza o el éxito  sino la adaptación. A la luz de este sencillo planteamiento, la resiliencia se presenta como una cualidad más a nuestro alcance, más asequible para simples mortales. 

3  Ideas para potenciar la resiliencia

  1. Observa cómo te estás adaptando a la crisis, porque ya lo estás haciendo. Cada persona tiene un estilo, hay gente más conservadora que se repliega y resiste hasta que escampa el temporal, la hay más emprendedora que necesita pasar a la acción, etc. No es mejor una que otra, descubre cuál es la tuya y juega a favor de lo que es natural en ti. Tu potencial está en lo que eres, no en lo que te gustaría ser. 
  2. No fuerces un estado de ánimo que no tienes. Llora lo que necesites, desahoga tu rabia a través de cauces sanos, ninguna emoción se quedará para siempre porque no hay nada eterno. Expresar te permitirá vaciar los sentimientos que te ahogan y seguramente después puedas respirar mejor, en sentido literal y figurado. La falsa alegría no aporta nada. 
  3. Mira a tu alrededor y busca apoyo en las personas cercanas. Como apuntó Lamarque con su teoría de la evolución, sobrevivimos gracias a que cooperamos. Ahora más que nunca es esencial recuperar el contacto con la gente querida y establecer redes de apoyo mutuo. O quizá necesites terapia y este sea el momento para empezar, recuerda que este artículo no es para super héroes/heroínas. 
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Se dice que las crisis nos hacen más fuertes, y que podemos utilizarlas de forma creativa para mejorar y crecer. Sin duda es así, pero se parece a esos puzles de 5000 piezas en los que solo vemos el maravilloso paisaje de los Alpes cuando casi lo hemos terminado. Es fácil contar después lo mucho que aprendimos, pero por el camino lidiamos con  la incertidumbre, la inseguridad y el miedo a no superarlo con éxito. Sentir todo esto no nos hace débiles ni poco resilientes, sino simple y maravillosamente humanos/as. 

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  • Diplomada en Terapia Gestalt por la Escuela Madrileña de Terapia Gestalt
  • Master en Musicoterapia por el Centro de Investigación Musicoterapéutica de Bilbao
  • Experta en Medicina Psicosomática y Psicología de la Salud por la Asociación Española de Medicina Psicosomática y Psicología de la Salud.
  • Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
  • Experta en violencia de género y mediación familiar por la Universidad Antonio de Nebrija

 

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