¿De qué depende la aceptación o no aceptación de las circunstancias? ¿De qué dependen las circunstancias que vive cada ser humano? Dos hermanos, aún criados bajo unos mismos condicionantes generales, se encuentran con circunstancias particulares totalmente distintas. Sus «suertes” son distintas. ¿De qué depende cruzarse con unas personas u otras? ¿De qué depende que OCURRAN unas cosas u otras? No parece que, a priori, se puedan saber demasiadas cosas que ocurrirán en las vidas de las personas. ¿Quién tiene la culpa de lo que ocurre?
Los desequilibrios y equilibrios subjetivos que vemos son distintos para cada observador. Lo que a uno le parece de una manera, a otro le parece de otra. Y, ¿quién tiene la culpa de ser de una u otra manera? ¿Por qué, bajo mismas circunstancias, las personas responden de tan distinta forma?
Hay escenarios inevitables y hay escenarios que se pueden influir. Pero, ¿de qué depende lo que es inevitable o influenciable?
Una de las causas de mayor sufrimiento es una NO aceptación de lo que ES y sucede. No es que uno tenga que estar de acuerdo con lo que sucede. Pero si ya ha sucedido, no aceptarlo ¿Qué implica? ¿Quién puede cambiar a alguien? ¿Se deben cambiar a las personas? ¿Hay personas mejores que otras? ¿Cuál es el criterio que permite discernir eso? Dejando de lado el caso de un asesino, entre gente más común, ¿quién es mejor o peor? ¿Existe tal diferencia?
¿Qué implica no aceptar o tolerar a alguien o algo que sucede?
No aceptar es una resistencia, nace una lucha, una pelea. Pero, ¿tiene sentido no aceptar algo que no se puede cambiar?
La no aceptación es una falta de comprensión de lo que es la vida, cómo funciona, qué puede hacer uno para influirla si es que se puede hacer más o menos… Uno, ante una situación que no acepta, puede empezar a quejarse y sentirse injustamente tratado o bien tratar de investigar de qué va todo eso de “no aceptar” y si hay algo que se pueda, de verdad, hacer. Aceptar NO es conformarse. Aceptar es renunciar a perder el tiempo en queja innecesaria y dedicarse a investigar.
Existe el dolor real. Existe la injusticia para la cual hay que hacer justicia. Pero el sufrimiento es elástico y dependerá mucho de la identificación que uno haga de sí mismo con lo sucedido. Cuanto te apegas y repites lo sucedido. Cuántos factores se tienen que dar para que algo suceda de una manera u otra. ¿Cómo uno puede saberlo? Cuando eliges ir por un camino y se te cierran las puertas, una y otra vez, ¿de qué depende?
Por poner un ejemplo: ante un tsunami, alguien sale herido, pero sobrevive. Ha sufrido un accidente, pero al salir de esa experiencia esa persona puede sentirse alguien con suerte y revitalizado y otra persona puede estar reviviendo el capítulo y contando lo vivido mentalmente una y otra vez, creando y alargando el sufrimiento mental. El Ser humano no es solo su mente. La mente es solo una parte de su fantástica maquinaria. ¿Existe la opción de intervenir, interceptar, influir, tocar lo que la mente procesa? Si uno no piensa en algo que le hace sufrir, ¿sufre? ¿Qué es el pensamiento? ¿Qué es el sufrimiento?
La no aceptación es una rebeldía innecesaria. Falta de sabiduría.
Cuando uno no acepta, entra en disonancia con la propia sabiduría interna. En lugar de responder de forma útil, responde creando sufrimiento y postergando alternativas.
Quemando el tiempo. Hay que repetir; aceptar no es conformarse.
No aceptar se puede convertir en un estado de vida. Pero, ¿de qué sirve no aceptar algo que no se puede cambiar? Aceptar a alguien como es, no significa que estés de acuerdo con esa persona o que debas de acogerle en tu casa o irte a vivir con esa persona. Pero, no tolerarla internamente, te hace sufrir y dedicar energía y tiempo a algo que no sirve para nada: nace la resistencia a la realidad objetiva.
Pero si aceptas, si decides ver que el mundo es un conjunto de circunstancias y personas con condicionamientos muy distintos, si entiendes que las cosas OCURREN, entonces, si dejas de resistirte a lo que Es y que no te gusta, nace la consonancia con uno mismo y el acceso a la sabiduría interna que te dejan libre para cambiar lo que sí se puede cambiar y que tu criterio justo guía.