En los últimos años, la prevalencia del síndrome metabólico ha aumentado, según la Sociedad Española de Cardiología (SEC) afecta al 31% de la población adulta española. Hoy sabemos que la obesidad y los factores comunes del estilo de vida moderno pueden afectar a la salud metabólica y provocar este trastorno cada vez más común en la sociedad global.
Es importante abordar el síndrome metabólico, porque aumenta el riesgo de desarrollar otras enfermedades, como diabetes tipo 2 o enfermedades cardiovasculares. Afortunadamente, la investigación ha demostrado que ciertas intervenciones dietéticas y de estilo de vida pueden prevenir o revertir la afección.
¿Qué es el síndrome metabólico?
También se le conoce con otros nombres como: síndrome de resistencia a la insulina, de obesidad o síndrome X. Se trata de un grupo de trastornos metabólicos, que se caracterizan por la presencia de algunos de los siguientes factores de riesgo metabólico:
- Una cintura ancha: más de 100 centímetros en hombres y 90 cm en mujeres.
- Niveles elevados de triglicéridos: 150 mg por decilitro de sangre, o más.
- Colesterol reducido de lipoproteínas de alta densidad (HDL).
- Glucosa elevada en sangre en ayunas: 100 mg por dL o más.
- Presión arterial elevada: sistólica a partir de 130 mmHg; diastólica de 85 mmHg o superior.
Síntomas y condiciones médicas
Las personas que sufren este trastorno reúnen al menos tres de los factores de riesgo metabólico enumerados anteriormente. Ciertas irregularidades, como los triglicéridos elevados y el colesterol HDL reducido, solo pueden detectarse mediante análisis de sangre. Los síntomas físicos de la presión arterial alta pueden incluir mareos, dolores de cabeza y hemorragias nasales. Por su parte, la glucemia alta en ayunas se suele relacionar con síntomas como visión borrosa, aumento de la sed, aumento de la micción y fatiga.
Respecto a las condiciones de salud, destacan la inflamación sistémica de bajo grado y el aumento de la coagulación sanguínea. Tener síndrome metabólico hace que suba el riesgo de resistencia a la insulina, enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2. Además, las complicaciones que pueden surgir incluyen afecciones neurológicas y vasculares, como un posible accidente cerebrovascular.
Te recomendamos leer: Cómo influir naturalmente en el metabolismo
Factores de riesgo para el síndrome metabólico
El síndrome metabólico puede aparecen en personas que tienen el metabolismo afectado por la genética o por el estilo de vida. Para localizarlo de una forma más eficaz y sencilla, se han identificado varias causas:
- Edad: Cuanto más mayor, más riesgo.
- Ciertas condiciones de salud: Cálculos biliares, enfermedad del hígado graso, síndrome de ovario poliquístico, apnea del sueño.
- Ingesta dietética de grasas saturadas, trans y azúcar.
- Género: Mayor riesgo en las mujeres.
- Anomalías genéticas que pueden aumentar el riesgo de resistencia a la insulina.
- Deficiencias de nutrientes (carotenoides, vitaminas B, D y E)
- Sobrepeso u obesidad.
- Antecedentes personales o familiares de diabetes.
- Estilo de vida sedentario.
Por otra parte, la resistencia a la insulina también puede aumentar el riesgo de desarrollar síndrome metabólico. Se trata de una hormona que facilita el transporte de glucosa a nuestras células para obtener energía. Esto ocurre cuando la capacidad de respuesta de la célula a la insulina disminuye.
Por lo tanto, la resistencia a la insulina está asociada con un alto nivel de glucosa en sangre y con sobrepeso u obesidad, y puede convertirse en prediabetes o diabetes tipo 2.
Además, la inflamación está involucrada en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y puede contribuir al síndrome metabólico. Varios marcadores inflamatorios están elevados en individuos con síndrome metabólico, incluida la proteína C reactiva, la interleucina 6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α). Esta inflamación sistémica puede provocar los síntomas observados en personas con MetS.
Tratamiento y dieta
El tratamiento del síndrome metabólico puede variar según los factores de riesgo metabólico presentes. Los medicamentos farmacéuticos comúnmente utilizados incluyen antihipertensivos, medicamentos para reducir la presión arterial; metformina, para bajar la glucosa en sangre; y estatinas, disminuye el colesterol.
Uno de los objetivos del tratamiento es reducir el peso. Las intervenciones en el estilo de vida para ayudar a perder peso y mejorar los factores de riesgo metabólico incluyen modificaciones en la dieta. En este caso se recomiendan suplementos dietéticos, actividad física y un sueño adecuado.
Los patrones dietéticos que pueden ayudar a reducir los factores de riesgo metabólico y mejorar la salud en personas con síndrome metabólico incluyen la dieta mediterránea, Enfoques dietéticos para detener la hipertensión (dieta DASH) y una dieta vegetariana. Esta última no especifica necesariamente la calidad o la densidad de nutrientes de los alimentos consumidos. Sin embargo, todas ellas incluyen una reducción en productos animales.
Alimentos que se deberían limitar:
- Refrescos, tanto normales como light.
- Carbohidratos refinados, particularmente bebidas endulzadas.
- Grasas saturadas y trans (alimentos fritos, margarina, manteca vegetal, aceite de palma).
Alimentos a incorporar:
Por el contrario, estos son los componentes dietéticos que se deben consumir en mayor medida a la hora de abordar el síndrome metabólico:
- Ácidos grasos monoinsaturados (aguacates, nueces, semillas, aceitunas).
- Ácidos grasos poliinsaturados (pescado azul, nueces, semillas de lino).
- Verduras y frutas.
- Hierbas o especias (canela, ajo, cúrcuma), con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
- Los granos integrales, que proporcionan fibra dietética.
- Proteína, que puede mejorar los factores de riesgo cardiometabólico y ayudar a controlar el peso cuando se consume en cantidades de 1.2 a 1.6 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal al día.
Consumo de suplementos alimenticios
Hay varios complementos alimenticios que han demostrado mejorar la salud metabólica. Entre ellos, destacamos los bioflavonoides, la berberina, el cromo y los ácidos grasos omega-3.
Te puede interesar leer: ¿Para qué sirve un suplemento alimenticio?



Bioflavonoides
Los bioflavonoides, como el resveratrol y la quercetina, son un grupo de compuestos polifenólicos que se encuentran en las plantas. El primero de ellos lo podemos encontrar en alimentos como las uvas, las nueces y el vino tinto. Asimismo, se suele usar como un aislado en los suplementos dietéticos. Un ensayo controlado aleatorio de individuos con MetS encontró que la suplementación con resveratrol mejoró el peso total, el índice de masa corporal (IMC), la masa grasa, la circunferencia de la cintura y la secreción total de insulina.
Por su parte, la quercetina es un antioxidante que se encuentra en una variedad de fuentes dietéticas, como bayas, cebollas y tés. En un estudio de hombres sanos, se descubrió que un protocolo de ocho semanas de suplementación con quercetina mejora los marcadores metabólicos. Surtieron avances en la circunferencia de la cintura, los niveles de HDL, los triglicéridos después de una comida y la presión arterial sistólica después de una comida.
Berberina
Se trata de un alcaloide que se extrae de ciertas hierbas botánicas, como el agracejo, el sello de oro y la uva de Oregón. Se ha probado en ensayos clínicos que la suplementación con berberina reduce los niveles de lípidos y mejora la resistencia a la insulina. Además, puede apoyar la salud cardiometabólica al reducir la inflamación y mejorar la salud vascular.
Cromo
Es un oligoelemento esencial para metabolizar los carbohidratos y los lípidos (grasas). Como el cromo apoya la función de señalización de la insulina, la deficiencia del mineral puede desempeñar un papel en la resistencia a la insulina. Se ha demostrado que una forma suplementaria conocida como picolinato de cromo mejora la composición corporal y ayuda a controlar el peso.
Ácidos grasos omega-3
Los ácidos grasos omega-3, el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA) son grasas poliinsaturadas de cadena larga que se encuentran en grandes cantidades en el pescado azul. Se ha probado que el consumo de estos ácidos grasos inhibe el almacenamiento de grasa en el cuerpo y regula la expresión de ciertos genes involucrados en el metabolismo de los ácidos grasos en el hígado y el tejido adiposo.
Los suplementos de Omega-3 derivados del aceite de pescado han demostrado efectos similares a los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos.
Otras formas de abordar el síndrome metabólico



La actividad física es otro factor de riesgo modificable para MetS. El entrenamiento de intervalos de alta intensidad (HIIT) es cualquier forma de ejercicio cardiovascular que alterna entre ejercicio de alta intensidad y ejercicio de baja intensidad o descanso.
Está comprobado que el HIIT mejora el MetS y la aptitud cardiorrespiratoria. De hecho, un estudio examinó sus efectos tres veces por semana durante 16 semanas en hombres y mujeres con MetS. Ambos sexos tuvieron mejoras en la presión arterial y la circunferencia de la cintura después de la práctica de ejercicio.
También es importante mejorar los hábitos de sueño. La investigación sugiere que tres meses de tratamiento con una máquina de presión positiva continua en las vías respiratorias pueden mejorar las irregularidades asociadas con el síndrome metabólico.
Contenido relacionado: Los 8 deportes más saludables
Conclusiones
El síndrome metabólico es un grupo de factores metabólicos que pueden prevenirse o abordarse con modificaciones en la dieta y el estilo de vida. Se ha demostrado que un patrón dietético saludable, ciertos suplementos, el ejercicio HIIT y una mejoría del sueño benefician a las personas con esta enfermedad.
Se ruega trabajar con un proveedor de atención médica integral para desarrollar un plan de bienestar que respalde la salud metabólica y evitar así el desarrollo del síndrome metabólico.
Referencias
- 1. Cicero, A., Tartagni, E., & Ertek, S. Nutraceuticals for metabolic syndrome management: From laboratory to benchside. Current Vascular Pharmacology. 2014;12(4), 565–571.
- 2. Cicero, A. F. G., & Baggioni, A. Berberine and its role in chronic disease. Advances in Experimental Medicine and Biology Anti-Inflammatory Nutraceuticals and Chronic Diseases. 2016;928, 27–45.
- 3. Cleland, L. G., James, M. J., & Proudman, S. M. Fish oil: What the prescriber needs to know. Arthritis Research & Therapy. 2005;8, 202.
- 4. Di Daniele, N., Noce, A., Vidiri, M. F., Moriconi, E., Marrone, G., Annicchiarico-Petruzzelli, M., … De Lorenzo, A. Impact of Mediterranean diet on metabolic syndrome, cancer and longevity. Oncotarget. 2017;8(5), 8947–8979.
- 5. González, M., Méndez, M., Martínez, E., Pérez, K., & Lizárraga, J. Effect of resveratrol administration on metabolic syndrome, insulin sensitivity and insulin secretion. Atherosclerosis. 2014;235(2).
- 6. Guio de Prada, V., Ortega, J. F., Morales-Palomo, F., Ramirez-Jimenez, M., Moreno-Cabañas, A., & Mora-Rodrigue, R. Women with metabolic syndrome show similar health benefits from high-intensity interval training than men. PLoS One. 2019;14(12), e0225893.
- 7. Kataria, I., Chadha, R., & Pathak, R. Metabolic syndrome in adults: Relation with diet and other lifestyle factors. Reviews in Health Care. 2015;6(3), 99–124.
- 8. Kern, H. J., & Mitmesser, S. H. Role of nutrients in metabolic syndrome: A 2017 update. Nutrition and Dietary Supplements. 2018;10, 13–26.
- 9. Kodentsova, V. M., Risnik, D. V., Sharafetdinov, K. K., & Nikityuk, D. B. Vitamins in diet of patients with metabolic syndrome. Ter Arkh. 2019;91(2), 118-125.
- 10. Nettleton, J. A., Lutsey, P. L., Wang, Y., Lima, J. A., Michos, E. D., & Jacobs, D. R., Jr. Diet soda intake and risk of incident metabolic syndrome and type 2 diabetes in the Multi-Ethnic Study of Atherosclerosis (MESA). Diabetes Care. 2009;32(4), 688–694.
- 11. Pfeuffer, M., Auinger, A., Bley, U., Kraus-Stojanowic, I., Laue, C., Winkler, P., … Schrezenmeir, J. Effect of quercetin on traits of the metabolic syndrome, endothelial function and inflammation in men with different APOE isoforms. Nutrition, Metabolism and Cardiovascular Diseases. 2013;23(5), 403–409.
- 12. Rochlani, Y., Pothineni, N. V., Kovelamudi, S., & Mehta, J. L. Metabolic syndrome: Pathophysiology, management, and modulation by natural compounds. Therapeutic Advances in Cardiovascular Disease. 2017;11(8), 215–225.
- 13. Willoughby, D., Hewlings, S., & Kalman, D. Body composition changes in weight loss: Strategies and supplementation for maintaining lean body mass, a brief review. Nutrients. 2018;10(12), 1876.
La información proporcionada en cultivarsalud.com ha sido planteada para apoyar, no reemplazar, la relación que existe entre un paciente/visitante de este sitio web y su médico
Índice de contenidos