Día de la madre 2021

Para quienes no hayan tenido el placer de leer “Las uvas de la ira”, aviso que voy a destripar el final.  John Steinbeck nos cuenta una historia desgarradora en la que la tensión va creciendo sin tregua, y la esperanza merma sin piedad. En la última página, cuando vemos que la novela termina y nada mejora, es la leche materna la única opción para la supervivencia: una mujer amamanta a un hombre adulto que está a punto de morir de hambre.

De este desenlace me  gustaría extraer dos posibles lecturas:

  1. La violencia de un sistema productivo que deshumaniza de forma cruel a quienes trabajan la tierra, les exprime hasta tal punto que los convierte en alimento unos de otros. Esto ocurre varias veces a lo largo de la historia de forma simbólica, cuando si unos no aceptan  laborar a bajo precio, otros vendrán que lo harán. Y en el desenlace ocurre de forma explícita, “si no tienes qué comer, cómeme a mí”.
  2. Una visión más  amable y esperanzadora que es la que me gustaría rescatar en este mes de las madres: la revolución del amor. Cuando ya no queda nada, ni techo, ni trabajo, ni esperanza, ni sustento, queda la madre que amamanta,  fuente de vida.

Muchos años después de que este premio Nobel escribiera tan magistral novela, nos encontramos también con una situación social difícil.  Son tiempos de miedo, incertidumbre y soledad, de sembrar desconfianza y dividir.

Bajo mi punto de vista, un gran foco de esperanza está en lo maternal: en los vínculos amorosos que nos hermanan y nos hacen crear redes de apoyo mutuo, en mantener la cercanía afectiva y  la ternura, en potenciar todos los valores que se adquieren en el cálido regazo materno, que nos empujan a cooperar y confiar. Creo que tan sólo desde esta revolución del amor podremos superar los retos que nos está tocando atravesar. 

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El día de la madre genera rechazo en mucha gente por considerarlo una jornada más para comprar y vender.  A mí me parece que cualquier excusa es buena para visibilizar  y apoyar la maternidad amorosa, la lactancia disfrutada, el placer compartido, los juegos y las risas, las noches en vela, y toda la urdimbre  que conforma el molde con el que después nos vincularemos y amaremos en el mundo.  Gracias, madres, por ser motor de cambio en esta revolución del amor. ¡Feliz vida a todas!

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  • Diplomada en Terapia Gestalt por la Escuela Madrileña de Terapia Gestalt
  • Master en Musicoterapia por el Centro de Investigación Musicoterapéutica de Bilbao
  • Experta en Medicina Psicosomática y Psicología de la Salud por la Asociación Española de Medicina Psicosomática y Psicología de la Salud.
  • Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.
  • Experta en violencia de género y mediación familiar por la Universidad Antonio de Nebrija

 

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