El eterno murmullo de las olas y la caricia del viento marino nos invitan a una práctica ancestral que rejuvenece el alma y fortalece el cuerpo: el yoga en la playa. En este santuario natural, donde la tierra se encuentra con el mar, el yoga para la ansiedad se transforma en una experiencia elevada, una danza de asanas al ritmo suave del océano. A lo largo del siguiente artículo descubrimos cómo esta práctica es una puerta a la paz interior y al bienestar integral. Con cada postura descrita, cada beneficio revelado y cada consejo, ofrecemos una guía para aquellos que buscan sumergirse en la serenidad y la fuerza que solo el yoga junto al mar puede ofrecer.
¿Qué es el yoga en la playa?
El yoga en la playa es una práctica que combina la serenidad del entorno marino con las posturas (asanas) y la respiración (pranayama) del yoga tradicional. Esta variante al aire libre se lleva a cabo en la arena, bajo el cielo abierto, y a menudo al amanecer o atardecer para aprovechar la belleza natural y tranquilidad del entorno. Practicar yoga en la playa ofrece una experiencia única donde el sonido relajante de las olas y la brisa marina complementan la práctica, ayudando a los yoguis a conectar más profundamente con la naturaleza y con ellos mismos.
Los beneficios del yoga en la playa son tanto físicos como psicológicos. La superficie irregular de la arena añade un elemento de desafío a la práctica, mejorando el equilibrio y la fuerza al requerir más estabilidad y control muscular, pero esto, no es todo:
La playa ofrece un entorno natural que facilita una conexión más profunda con el medio ambiente, lo que incrementa la sensación de tranquilidad y reduce los niveles de estrés.
Los elementos naturales ayudan a mejorar la concentración y la atención plena, ya que practicar yoga en un espacio abierto con ruidos ambientales enseña a la mente a mantenerse enfocada en el presente.
El aire fresco y puro junto al mar es ideal para la práctica de pranayama, lo que mejora la capacidad pulmonar y la oxigenación del cuerpo.
La exposición al sol con la debida protección proporciona vitamina D, esencial para la salud de los huesos y el sistema inmune.
La combinación de la brisa marina, el sonido de las olas y la textura de la arena estimula los sentidos, lo que aumenta los niveles de serotonina y promueve un estado de ánimo positivo.
El entorno relajante de la playa potencia los efectos de las técnicas de relajación y meditación, ayudando a alcanzar un estado de calma más profundo.
Las clases de yoga en la playa a menudo se realizan en grupos, logrando fomentar un sentido de comunidad y amistad entre los participantes.
Consejos para practicarlo
Cuando se practica yoga en la playa, hay ciertos consejos y mejores prácticas que ayudarán a mejorar la experiencia, así como garantizar la seguridad y el confort. Anótalos para tenerlos a futuro:
Son preferibles las horas tempranas de la mañana o las últimas de la tarde para evitar el calor intenso y la sobreexposición al sol.
Aplícate un protector solar de amplio espectro antes de tu práctica para protegerte de los rayos UV, incluso en días nublados.
Aunque la arena puede ser cómoda, una toalla grande o un tapete de yoga ayudará a prevenir que la arena se pegue a tu cuerpo y proporcionará una superficie más estable.
Bebe suficiente agua antes y después de tu práctica para mantener el cuerpo hidratado, recuerda que estarás expuesto a la brisa marina y al sol.
Usa ropa que te permita moverte libremente y que sea adecuada para la temperatura. Opta por tejidos que absorban la humedad y sean de secado rápido.
Llega unos minutos antes para aclimatarte al entorno, caminar descalzo y sentir la textura de la arena, comenzarás a conectarte incluso antes del inicio de la clase.
Practica el «no dejar rastro», asegurándote de llevar contigo cualquier basura o pertenencias después de la sesión.
Ten en cuenta que algunas posturas pueden requerir adaptación debido a la superficie irregular del suelo.
Mantente alerta sobre la marea y otras condiciones naturales que podrían afectar tu práctica.
La práctica en la playa suele ser más exigente, por lo que es importante escuchar a tu cuerpo y evitar esforzarte demasiado.
Esta postura es parte del saludo al sol y ayuda a reducir el estrés mientras mejora la circulación. Coloca las manos firmemente en la arena, activa los brazos y estira las rodillas, elevando los isquiones hacia el cielo. Expande el pecho relaja los hombros hacia atrás y activa el abdomen. Mantén la respiración y, al exhalar, presiona los talones hacia la arena.
Vrikshasana (Postura del Árbol)
Esta asana fortalece las piernas y promueve el equilibrio. De pie, coloca el pie derecho en el interior del muslo izquierdo. Junta las palmas frente al pecho, luego elévalas sobre tu cabeza y fija la mirada en un punto específico. Respira profundamente y mantén la postura, sintiendo la estabilidad a pesar de la arena suave.
Phalakasana (Postura de la Plancha)
Ideal para fortalecer el core y los brazos. En posición de plancha con las palmas en la arena y el cuerpo en una línea recta, activa los abdominales y mantén una respiración constante. La resistencia del suelo arenoso añade un desafío adicional a esta postura.
Setu Bandhasana (Postura del Puente)
Acuéstate boca arriba con las rodillas dobladas y los pies en la arena al ancho de las caderas. Levanta las caderas hacia el cielo, entrelaza las manos debajo de tu espalda y presiona los hombros en la arena. También puedes agarrarte los tobillos como en la imagen. Con esta postura abre el pecho y relaja la mente.
Bhujangasana (Postura de la Cobra)
Tumbado boca abajo, coloca las palmas cerca del pecho. Al inhalar, eleva el torso y estira la espalda, manteniendo una ligera tensión en los glúteos. Esta postura de la cobra mejora la flexibilidad de la columna y abre los pulmones
Ardha Matsyendrasana (Media Postura del Señor de los Peces)
Sentado, cruza la pierna derecha sobre la izquierda, colocando el pie derecho junto a la rodilla izquierda. Gira el torso hacia la derecha, apoyando el codo izquierdo en la rodilla derecha. Dicha torsión estimula la digestión y ayuda a la desintoxicación.
Balasana (Postura del Niño)
Con las rodillas sobre la arena y los glúteos sobre los talones, extiende los brazos hacia adelante y descansa la frente en la arena. Haciendo esto logras inducir un estado de relajación y calma mental profunda. Aprende a realizar la asana balasana y disfruta
Uttanasana (Flexión)
De pie, exhala e inclínate hacia adelante desde la cadera, llevando las manos a la arena. Relaja la cabeza y el cuello, y siente el estiramiento en la parte posterior de las piernas y la columna.
Virabhadrasana I (Postura del Guerrero I)
Coloca los pies abiertos a la altura de la cadera y luego estira una de las piernas hacia adelante como haciendo un lunge. Después, eleva ambos brazos por encima de la cabeza, activando la energía del cuerpo y mejorando la concentración.
Eka Pada Rajakapotasana (Postura de la Paloma)
Desde la posición de cuatro patas, lleva la rodilla derecha hacia el pulgar derecho y extiende la pierna izquierda hacia atrás. Mantén la espalda recta y siente la apertura en la cadera derecha. Si posees algo más de flexibilidad, puedes llevarte el pie que queda atrás hacia la cabeza al mismo tiempo que inclinas la cabeza hacia atrás.
Tadasana (Postura de la Montaña)
De pie, con los pies juntos, distribuye el peso de manera uniforme. Activa las piernas, abre el pecho y alinea la cabeza con la columna vertebral. Eleva los brazos hacia el cielo, manteniendo los hombros relajados. Esta postura fomenta la alineación corporal y la estabilidad en la superficie irregular de la playa.
De pie, dobla las rodillas como si fueras a sentarte en una silla imaginaria. Estira los brazos hacia adelante o hacia arriba, manteniendo la espalda recta. La postura de la silla incrementa la energía vital y fortalece los muslos y glúteos.
Matsyasana (Postura del Pez)
Tumbado boca arriba, coloca las manos debajo de las nalgas o sobre la cadera. Eleva el pecho y la cabeza, arqueando la espalda y descansando la corona de la cabeza en la arena. Matsyasana estira el frente del cuerpo y mejora la respiración.
Natarajasana (Postura del Bailarín)
En pie, sostén el pie izquierdo con la mano izquierda y mantén la pierna derecha de manera recta. Inclínate hacia adelante mientras elevas la pierna izquierda, manteniendo un enfoque y equilibrio internos. Esta postura desafía el equilibrio y la concentración.
Savasana (Postura del Cadáver)
Acuéstate boca arriba, separa ligeramente las piernas y deja que los pies caigan a los lados. Coloca los brazos a los lados con las palmas hacia arriba. Cierra los ojos y respira profundamente, permitiendo que el cuerpo se relaje completamente y se reconecte tras la práctica.
Una asana no mencionada aquí, es la sadhana pada y te recomiendo que le eches un vistazo.
Conclusión
Al desplegar nuestras esterillas sobre la arena, no solo nos preparamos para una serie de posturas; nos abrimos a una experiencia transformadora. El yoga en la playa es una sinfonía de elementos, una fusión de movimiento y quietud, fuerza y flexibilidad, en la que el entorno juega un papel tan crucial como nuestra propia respiración. Ya sea que te encuentres al amanecer con la brisa fresca o al atardecer con el cielo pintado de colores, esperamos que estos consejos y posturas enriquezcan tu práctica de yoga en la playa y te guíen hacia un estado de bienestar que perdure con el paso del tiempo.
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