Muchos son los mitos de las plantas que nos encontramos en este apasionante mundo. Algunos son totalmente infundados y otros poseen una cierta dosis de veracidad.
Este trabajo se basa en ponerlos al descubierto para que veas que no todo es tan cierto como nos lo cuentan ¿o si?.
Las plantas carnívoras


Ya en 1581, el explorador inglés Arkright, relataba que le habían llegado noticias de un atolón en el Océano Pacífico denominado «Banoor» o «Isla de la Muerte», en donde crecía una flor de tal magnitud que en su interior cabía un hombre, el cual, absorbido y ensimismado por su dulce fragancia, caía en su poder, siendo devorado mientras dormía…
En 1875 Darwin dio a conocer su obra Plantas insectívoras, en donde daba una explicación científica al comportamiento de estos vegetales, pero no todos captaron la realidad de este mensaje.
El cine ha magnificado esto, con muchas películas donde las plantas se zampaban tanto animales como al mismo hombre.
Tenemos claro que estas fascinantes plantas son en realidad insectívoras, y que no les queda otro remedio que cazar insectos con tal de subsanar la falta de nutrientes de su pobre dieta. Unas veces utilizan trampas exteriores como el atrapamoscas, Dionaea muscipula, pero en otras ocasiones se comportan como un cazador pasivo que, sirviéndose de su perfume seductor, que llena su interior tubular, como si se tratase de una vasija con superficies muy resbaladizas, hacen aterrizar con facilidad a sus presas acabando con ellas mediantes líquidos que actúan como los conocidos jugos gástricos humanos…
Como curiosidad te comento que la Nepenthes attenboroughii es tal vez una de las plantas carnívoras que puede comerse presas de mayor tamaño, debido a la enorme amplitud de sus jarras que pueden capturar hasta ratas.



Una curiosidad más, las Dionaea muscipula solo cierran las hojas trampa cuando el insecto toca al menos dos veces los pelos sensitivos que posee, si no fuera así, cualquier gota de agua de lluvia, por ejemplo, causaría el cierre sin tener la presa en su interior.
Las flores y sus embriagadores perfumes.



Nada más lejos de la realidad. No olvidemos que las plantas no pierden su tiempo y van a obtener cosas concretas. Las flores no están por capricho.
El rico olor de las flores, tiene un único fin, lograr la fertilización del óvulo. Sin embargo, existen muchas otras flores que en vez de emitir ricas fragancias, apestan. Y aunque a nosotros nos parezcan olores ofensivos, a muchos insectos les parecen increíblemente agradables. Entonces llegan, literalmente como moscas, a por el apestoso festín y de paso polinizar la flor.
Las plantas también toman agua por las hojas.
Los libros de texto nos enseñan que el agua entra por las raíces, sube por el tronco y las ramas, y sale finalmente por las hojas. Pero curiosamente no siempre es así.



Las plantas del aire, las Tillandsias, poseen unos dispositivos llamados tricomas en su particular hoja que le permiten absorber el agua de la niebla. Se trata de unos curiosos pelitos de una duración más bien escasa que se forman en la epidermis. Al morir las células pueden llenarse de agua y conferir a la planta un tono más o menos verdoso o más o menos grisáceo cuando, por el contrario, la planta está en una situación de falta de agua.
El peligrosísimo ricino.
Continuando con los mitos de las plantas nos encontramos con el Ricinus communis.
Una planta realmente curiosa y porque no decirlo muy peligrosa. Puede ser muy útil o mortal para el ser humano.



Sin embargo, dichas semillas poseen también ácidos grasos de tipo ricinoleico que no son tóxicos en cantidades moderadas, pero sí purgantes. Esta propiedad medicinal ha sido explotada desde la Antigüedad. De hecho se han encontrado semillas de ricino en las tumbas de los faraones del antiguo Egipto.
En próximos trabajos iremos descubriendo más mitos de las plantas, que como ves la mayoría de las veces, pueden no ser tan ciertos como pensamos en un principio.
Quieres ver «Mitos de las plantas al descubierto I» ??
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