A lo largo de este capítulo vamos a conocer cuales son los pasos que debemos de seguir para crear una bola de energía vital.
Este es sin lugar a la duda, uno de los mejores y más sencillos ejercicios que cualquiera de nosotros puede llevar a cabo para 1) desarrollar su conciencia y sensibilidad energética 2) constatar cómo su energía vital viaja a través de su atención.



Dicho esto, puede que ahora muchos de vosotros ya hayáis comenzado a deciros a vosotros mismos que sí, que seguro que crear una bola de energía mediante el solo empleo de nuestra atención, es lo más sencillo del mundo (por supuesto, irónicamente).
Es sencillísimo si hacer una bola de energía de esta forma es imposible; que si aunque sí sea posible, seguro que es muy difícil de hacer; o (entre quién sabe que amplia amalgama de posibilidades fruto de la que es nuestra amplia ignorancia cognitiva), que si solamente un verdadero brujo o chaman podría llevar a cabo semejante hazaña.
Y es precisamente esto último, es decir, desviar nuestra atención hacia cualquier tipo de proceso mental ajeno a la realización de este ejercicio (bola de energia), lo que debemos evitar hacer a toda costa en cuanto nos pongamos manos a la obra para tal efecto; puesto que, como ya ha sido referido algo más arriba, lo único que necesitamos hacer para crear una bola de energía vital, es concentrar debidamente nuestra atención.
La sencillez de este ejercicio radica en que lo único que necesitamos hacer para poder llevarlo a cabo con éxito, es concentrar debidamente nuestra atención. Por consiguiente, lo cierto es que, más allá de lo que podamos llegar a pensarnos, crear y lanzar una bola de energía, es tan fácil, o incluso más, como montar en bicicleta.
Bola de energia. Como hacerlas
Pero mejor dejémonos de tanta cháchara, y procedamos hacer una bola de energia y a comprobarlo por nosotros mismos.
1ª parte del ejercicio: la creación de una “bola de energia” o campo de energia vital
Nos sentaremos en el suelo o en una silla (sería lo más recomendable para los más iniciados), nos tumbamos, o incluso nos mantendremos de pie. Lo más importante es que estemos cómodos, y que nuestro cuerpo y mente permanezcan lo más relajados posible. Nuestro rostro y globos oculares también tendrán que estarlo.
Extenderemos las palmas de nuestras manos hacia arriba; bien dejándolas reposar sobre nuestras piernas de hallarnos sentados; en el suelo junto a nuestro cuerpo de hallarnos tumbados, o alzándolas en el aire de hallarnos de pie. Pero en cualquiera de estos casos manteniendo ambas manos relativamente próximas entre sí.
Buscaremos la actitud mental adecuada en nuestro interior; una actitud de apertura y curiosidad libre de dudas y prejuicios que puedan bloquear o desviar nuestra atención en modo alguno.
Detendremos todos nuestros procesos mentales, y concentraremos toda nuestra atención sobre las palmas y dedos de nuestras manos, procediendo a observar las sensaciones causadas por la energía vital que, de este modo, ya estaremos transfiriendo y concentrando sobre las mismas.
Probablemente sea en el centro de las palmas y en las yemas de los dedos de nuestras manos, donde podamos percibir más nítidamente las sensaciones que irán apareciendo; ya que es en estos puntos específicos de nuestro cuerpo, donde se encuentran ubicados algunos de nuestros principales chakras.
También podremos percibir (entre quién sabe qué otras sensaciones), algo tal que así como una sensación de presencia o pesadez sobre toda la superficie de nuestras manos en general. De cualquiera de estas formas, ya sabremos haber transferido sobre nuestras manos, ni que decir tiene, desde la proyección de nuestra atención, la suficiente cantidad de energía vital para hacer una bola de energia.
Despacito y sin perder la concentración, comenzaremos a aproximar una palma de la mano a la otra hasta que casi lleguen a tocarse, creando mientras tanto con ambas palmas y sus respectivos dedos la forma de una bola (sin llegar a obsesionarnos en modo alguno por su grado perfección, o perderemos concentración). Una vez hallamos formado el contorno de la bola con nuestras manos y dedos, trataremos tanto de no tensarlos en modo alguno como de no moverlos ––o perderemos la concentración al llevarla hacia nuestro cuerpo físico––.
Una vez hallamos aproximado una mano a la otra, pero sin permitir que lleguen a tocarse (si se tocan perderemos concentración), comenzaremos poco a poco, vuelvo a insistir en ello, despacito y sin perder la concentración, a distanciar y aproximar una de la otra al mismo tiempo (también podemos dejar una inmóvil) como si estuviésemos moldeando una bola en su interior, pero cuidándonos de no alejarlas demasiado; ya que entonces comprobaremos cómo la bola o forma de cohesión energética que, de haber mantenido el suficiente grado de concentración, ya estaremos sintiendo entre nuestras manos, irá perdiendo su intensidad.
Continuaremos moviendo nuestras manos bien del modo referido ––o de cualquier otro que no contribuya a la disolución de nuestra bola o campo de energía––, mientras que observamos las diferentes sensaciones que a partir de estos movimientos se estarán produciendo tanto en nuestras manos como, inclusive, en el espacio que las esté separando en cada momento.
Si hemos mantenido el suficiente grado de concentración (o de enfoque de nuestra atención), las sensaciones no carecerán de nitidez. Aunque, eso sí, no intentaremos buscar ninguna sensación (o perderemos concentración), sino, que, solamente, observaremos qué es lo que a cada uno de nosotros en particular nos sucede.
No resultaría extraño, por ejemplo, que sintiésemos la presión de esta energía sobre nuestras manos cuando aproximamos una a la otra; que al alejarlas cada una de ellas parece arrastrar consigo algo que la otra sostiene; sensaciones de hormigueo en manos y dedos; e incluso de electricidad que bien pudiera erizar el cabello de nuestras manos.
Quizá incluso desarrollemos la sensación de estar sosteniendo entre ambas manos algo tal que así como una masa de blandiblu. Pero por encima de todas las demás cosas, sentiremos como en efecto habremos creado un campo de energía entre nuestras manos.
A la hora de guiar a otras personas en la realización de este ejercicio, recomendaría que nos limitásemos a indicarles los pasos a seguir, pero sin decirles qué estaríamos haciendo; ya que de este modo evitaríamos que nadie pudiera bloquear o desviar su atención pensándose que no va a poder hacerlo.
¡¡Cómo voy a crear una bola de energía entre mis manos!! pensarán muchos, escépticos, si les revelamos de antemano nuestra intención. En cambio, si les ahorramos esta impresión inicial, y simplemente vamos indicándoles paso a paso lo que tienen que hacer, asegurándonos de que lo están haciendo bien, el porcentaje de éxito será elevadísimo.
Otros factores a tener en cuenta acerca de una bola de energia (psiball):
¿Puede estas bolas o campos energéticos llegar a ser fotografiadas, capturadas en imágenes de video, o vistas por el ojo humano?



La respuesta a esta pregunta es un no rotundo. Las también denominadas psiball, no pueden ser detectadas por el ojo humano, así como tampoco fotografiadas ni capturadas en imágenes de video.
Por consiguiente, debemos de tener en cuenta que todas las fotos o videos donde pueden verse algunas de estas supuestas bolas de energía, serán solamente montajes.
Al igual que sucede con los flujos de energía vital que, de forma natural, los seres humanos transferimos los unos sobre los otros mediante el empleo de nuestra atención, estas bolas o campos de energía únicamente pueden ser “vistas” desde nuestro cuerpo energético; lo que, vuelvo a insistir en ello, en ningún caso es un proceso ocular ––por mucho que al vidente pueda darle esa impresión, dada su más que arraigada costumbre a percibir imágenes con los ojos––, sino exclusivamente corporal; algo que, ni que decir tiene, acaecerá solamente en muy contadas ocasiones.
1 Espoleados, cómo no podría ser de otra manera, por los que, esencialmente, son los mismos condicionamientos racionales que, prácticamente todos nosotros por igual, hemos tenido la desgracia de mamar a lo largo de nuestra más que cuadriculada educación
2 Lo cierto es que, llegados a este punto, ya habríamos generado un par de “bolas” o campos energéticos; por descontado, uno en cada mano. Si bien será la postrera fusión de las/los mismas/os, la que nos ayudará a percibir su presencia con una claridad mucho mayor.
3 Aunque realizar este movimiento físico no habría de resultarnos estrictamente necesario, lo cierto es que sí nos ayudará a dirigir nuestra atención del modo adecuado hacia el receptor de la bola y su región abdominal.
Colaboración de: Fernando Vizcaíno Carles
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