Las camas articuladas siempre han sido las grandes protagonistas de los hospitales y las residencias; sin embargo, debido a que están pensados para mejorar el descanso y la calidad del sueño en personas enfermas y de cuerpo cansado y movilidad reducida, cada vez están más presentes en nuestros hogares.
¿Qué beneficios nos aportan las camas articuladas?
Las camas articuladas están especialmente recomendadas para personas con problemas de movilidad o que pasan mucho tiempo en la cama, así como para sus cuidadores. También para personas en edad avanzada o que pasan muchas horas de pie, que realizan una gran actividad física o que sufren problemas de espalda. Igualmente, también son muy válidas para mejorar la postura en mientras vemos la televisión desde la cama o leemos, ya que son posturas que nos obligan a forzar la curvatura natural de la columna y nos causan molestias.
A todas estas personas se les aconseja el uso de camas articuladas porque, gracias a que se pueden adaptar a las diferentes partes del cuerpo (cabeza, zona lumbar, piernas y pies), se relaja la tensión de los músculos y las articulaciones, así como actúa sobre otras dolencias.
En definitiva, las camas articuladas permiten resolver cuestiones específicas de cada persona que una cama tradicional no ofrece.
¿Qué tipos de camas articuladas existen?
Camas articuladas manuales
De forma manual podemos elevar el somier de la cama hasta la posición deseada. Cuando queramos bajarlo, debemos primero elevarlo para eliminar la sujeción y después bajarlo con la mano. Este sistema puede resultar incómodo y de uso poco ergonómico.
Camas articuladas eléctricas
Se elevan y se bajan por medio de un motor que se acciona con un botón, lo que facilita su uso y posibilita su manipulación incluso por la persona que está reposando sobre el colchón, sin precisar la ayuda de nadie.
¿En qué fijarse para elegir una cama articulada?
La norma UNE-EN-1970 regular en España las articulaciones, medidas y ángulo que deben presentar las camas articuladas de los hospitales, que son los siguientes:
Ángulo A: Inclinación del plano de tronco
Entre 0º y 70º, para evitar posturas incómodas.
Ángulo B: Elevación de rodillas
Entre 0º y 12º, para levantar más las piernas y facilitar el retorno venoso.
Ángulo C: Flexión del cuerpo
Mayor de 90º, para evitar posturas incómodas.
Ángulo D: Inclinación de pies
Ajustable entre 0º y 20º.
En cuanto a la cama articulada para uso particular y doméstico, ya sea mediante la compra o el alquiler, existen una serie de aspectos claves en los que debemos fijarnos
A tener en cuenta
El tipo de bastidor
Pueden ser metálicos o de madera, pudiéndose tapizar con telas para adaptarlos a la estética del dormitorio.
Los tacos
Pueden ser fijos o basculantes, lo que facilitará la adaptabilidad del colchón.
El accionamiento
El accionamiento suele estar controlado por medio de un mando, que incluso puede incorporar memoria que evite volver a accionar varios movimientos consecutivos.
Las láminas
A mayor número de láminas, mayor soporte.
Lo importante es que las camas articuladas mejoran tanto la calidad de vida y la autonomía de las personas que deben estar en ellas, como mejoran la ergonomía y facilitan la tarea de cuidadores y familiares.
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