La respiración se puede convertir en una gran aliada para controlar la ansiedad que muchas veces nos invade e intenta apoderarse de nosotros.
Una respiración consciente puede resultar una excelente aliada y una estupenda herramienta para controlar los estados mentales. Mente y respiración guardan una estrecha relación, en los ambientes de yoga se dice que la respiración es el caballo y la mente es el jinete. La respiración es el puente a la meditación, sin una respiración consciente, relajada y calmada no se puede dar el proceso meditativo.
Relación respiración y mente
Si estamos atentos y nos observamos atentamente a lo largo del día, podremos apreciar el vínculo tan íntimo que existe entre respiración y emociones, veremos como nuestra forma de respirar cambia en función de la emoción que estemos sintiendo en ese momento y viceversa, porque la parte buena es que también podemos influir en las emociones simplemente modificando la respiración. El miedo, el estrés, las prisas o la ira conseguirán que la respiración se acelere y se localice en la parte alta de los pulmones, impidiendo así que el oxígeno llene la totalidad de la capacidad torácica, al contrario que cuando nos sentimos bien, satisfechos, relajados momentos en que la respiración es más abdominal.
Por eso te proponemos conocer tu respiración para poder controlar la ansiedad que puede aparecer en algunos momentos y circunstancias de la vida.
Existen muchos tipos de pranayamas, que es como en yoga se denomina a las diferentes técnicas de respiración y cada uno de estos ejercicios respiratorios consigue un efecto diferente en el organismo. No obstante antes de comenzar cualquier ejercicio de respiración o cualquiera de los tipos de pranayama se recomienda tener en cuenta algunos factores.
Cómo prepararse para la respiración
Acomódate en un espacio limpio y cómodo, puede ser tumbado boca arriba o sentado, si se elige esta opción siempre mantener la espalda recta, si no aguantas bien la postura típica de meditación en el suelo, puedes sentarte en una silla y dejar los pies (sin cruzar) relajados en el suelo o sobre un apoyo. Asegúrate que no vas a pasar frío, ten en cuenta que en los momentos de relajación baja la temperatura del cuerpo.
Comienza primero a observar tu respiración, sin intentar modificarla ni cambiarla, solo obsérvala, sin juzgar, sin definirla. Siente como el aire entra y sale de tus pulmones y ve dejando que poco a poco se vaya haciendo más profunda, más abdominal, no tengas prisa y solo deja que se vaya calmando de manera natural, sin intervenir en ella. Poco a poco comenzarás a controlar la ansiedad y relajarte.
Respiración para controlar la ansiedad
Con este sencillo ejercicio podrás comenzar a explorar tu respiración, controlar la ansiedad y empezar a respirar salud. Acomódate y cierra los ojos. Vacía completamente los pulmones soltando el aire despacio antes de comenzar.
Empieza con una inspiración profunda y lenta contando mentalmente hasta tres.
Empuja el aire inspirado hacia el estómago, y poco a poco llena completamente los pulmones.
Aguanta la respiración durante unos tres segundos, no te apresures, tómate tu tiempo y finalmente exhala lentamente y cuenta hasta cinco. Intenta que no tener una respiración forzada, mantenla suave y regular.
Repite el ejercicio, centrando la atención en el recorrido que hace el aire desde que entra hasta que sale.
Usa la nariz para inspirar y espira por la boca, te será más efectivo el ejercicio, aunque si ves que no te es cómodo, haz ambas respiraciones por la nariz.
Al exhalar trata de liberar tu mente de las preocupaciones e inquietudes que puedas tener en esos momentos y visualiza como tus pensamientos se van con cada respiración, mantente en calma y relajado.
Concéntrate en tu respiración y trata de repetir el ejercicio durante diez minutos y verás como una vez estés «metido» en ese ejercicio de respiración, comenzaran a desaparecer tus pensamientos desagradables.
Práctica durante unos días y pronto descubrirás lo fácil que es conseguir un estado de relajación que te permita controlar la ansiedad, eliminar las tensiones y malos pensamientos que generan estrés.
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